La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo el lunes que está trabajando con los países del Grupo de los 20 (G20) para acordar una tasa de impuesto a empresas mínima global y de esta manera terminar una «carrera de 30 años a la baja en las tasas impositivas corporativas».
El impuesto mínimo global es un pilar clave del plan de gasto en infraestructura de 2 billones de dólares del presidente Joe Biden, que exige un aumento de la tasa impositiva corporativa de Estados Unidos al 28%, informó la agencia Reuters.
La administración de Biden busca recaudar 2,5 billones de dólares a través de aumentos de impuestos corporativos. De promulgarse el plan, lograría esos fondos en 15 años, evitando que las empresas deriven sus utilidades al extranjero. Además, incluye esfuerzos para ayudar a combatir el cambio climático, proponiendo reemplazar los subsidios a los combustibles fósiles con incentivos fiscales que promuevan la producción de energía limpia, publicó el New York Times.
Algunas corporaciones han expresado su disposición a pagar más impuestos, pero es probable que el alcance general de la propuesta provoque una reacción violenta de la comunidad empresarial, que se ha beneficiado durante años de las lagunas en el código tributario y un enfoque relajado de la aplicación, informa el diario.
En caso de no acordarse un mínimo a nivel global, Estados Unidos volvería a estar en desventaja con respecto a otras economías importantes con tasas impositivas más bajas, según expertos en impuestos, y el compromiso del país ayudaría a impulsar las negociaciones para un acuerdo fiscal entre varias de las principales economías, informó Reuters.
El borrador de la idea ha tenido el apoyo de otros actores principales de la economía mundial. El FMI, por ejemplo, es partidario desde hace tiempo de la adopción de un impuesto mínimo mundial a las rentas de las empresas, según las declaraciones de la economista jefe, Gita Gopinath, consignó la agencia internacional.
Por otra parte, Alemania y Francia celebraron el compromiso de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos de trabajar en una tasa impositiva corporativa mínima global, y agregaron que ahora es posible un acuerdo entre más de 140 países.
Los países quieren tener un acuerdo de un impuesto mínimo de sociedades para mediados de año, en el marco de negociaciones para actualizar las reglas para la tributación del comercio transfronterizo por primera vez en una generación, reseñó Reuters. Además, Jeff Bezos también apoyó el proyecto.
Por su parte, el futuro secretario de la OCDE, Mathias Cormann, ve muy cerca que se logre dicho acuerdo global gracias al espaldarazo estadounidense. La institución cifra en 200.000 millones de euros al año las «pérdidas» por la elusión fiscal, dice un informe de Banca March al que accedió Funds Society.
Esta propuesta lleva a la incertidumbre de qué pasará finalmente, dice un artículo de Seeking Alpha. Si bien muchos países han respaldado un impuesto mínimo, es posible que otros no lo adopten a menos que puedan reclamar una participación mayor en las ganancias de las empresas tecnológicas estadounidenses, dice el artículo.
“El debate también toca la fricción en curso en la tributación internacional: si gravar a las empresas en función de la ubicación de sus ingresos o la ubicación de su sede. Estados Unidos no tenía un sistema puro antes o después de la ley tributaria de 2017, que se inclinó hacia los impuestos según el lugar donde se generan los ingresos, aunque la administración Biden parece centrarse más en esto último”, concluye el texto.
Esta propuesta surge en la semana en la que se conocieron los datos de la actividad económica en EE.UU. de marzo donde se registraron 916.000 empleos nuevos, que superaron las metas establecidas, dice un informe de Banca March.
“El mercado confía así en que la aceleración de la campaña de vacunación, que toma impulso y es particularmente activa en EE.UU., y los nuevos estímulos presentados, en forma de un nuevo plan de infraestructuras, impulsen la reapertura de la economía global y supongan, en el caso de Estados Unidos, el mayor crecimiento económico en cerca de cuarenta años”, asegura el análisis.
Por otro lado, los pedidos industriales mantienen el buen tono en Estados Unidos. Los pedidos en el mes de febrero caen un 0,8% respecto al mes pasado, sin embargo presentan un crecimiento del 1,9% respecto al mismo mes del año pasado. El indicador de confianza de servicios ISM ya refleja el optimismo en cuanto a la reapertura en Estados Unidos con una subida de 8,4 puntos respecto al dato de febrero hasta alcanzar los 63,7 el nivel más alto desde 1997.