El petróleo y las políticas monetarias serán los ejes macroeconómicos que dominarán los mercados este año, según analizó en una reciente presentación con periodistas en Madrid Robert F. Wescott, presidente de Keybridge Research y asesor del Comité de asignación global de activos de Pioneer Investments. Y ambos factores, en su opinión, apoyarán a los mercados.
“El barril de petróleo a 120 dólares ha dañado la economía más de lo que parece en los últimos años. Ha estado demasiado caro durante demasiado tiempo y por eso su caída supone una muy buena noticia para la economía global”, con excepción de sus implicaciones para algunos países como Rusia o Venezuela o el sector de la energía.
Pero será beneficioso para el sector de consumo y su contribución al crecimiento económico será positiva. Como ejemplo, pone EE.UU: “La industria de petróleo y gas alcanza los 170.000 millones de dólares, el 1% del PIB. La caída de precios puede restar un 0,2% al crecimiento del país por el impacto en este sector pero, en conjunto y considerando su implicación positiva en el resto de sectores, el petróleo barato puede aportar un punto más de crecimiento a EE.UU.”
En su opinión, el abaratamiento del crudo no se debe a una caída de la demanda -un análisis que no tiene sentido en un entorno de acelerado crecimiento económico-, sino más bien al hecho de que ha sido una burbuja en los últimos años y simplemente los precios “están volviendo a poner los pies en la Tierra”. “El petróleo nunca debió estar a 120 dólares, no es un precio sostenible”, afirma. Para Wescott, y aunque el barril podría bajar hasta niveles ceranos a 35 dólares, un rango aceptable para el resto del año será entre 50 y 60 dólares.
Es más, vaticina que durante los próximos años veremos precios del crudo más bajos que en el pasado. “En algún momento la OPEC volverá a impulsar los precios pero no creo que estén mucho más altos del rango 60-75 dólares durante los próximos años”. Entre otras razones, porque la producción del shale podría ser menor a lo previsto (35-45 dólares), mantiendo alta la competencia.
El experto está convencido de que los bajos precios supondrán uno de los principales catalizadores para el crecimiento económico en EE.UU., que podría alcanzar el 3%-3,5% este año, en un entorno de mayor fluidez del crédito, mejoras en el mercado laboral, recuperación “no completa pero a la mitad” en el mercado inmobiliario y buen comportamiento del sector industrial.