La encuesta de abril de BofAML muestra pesimismo entre los inversores. Según sus resultados, los gestores tienen ahora mismo una visión muy negativa de las inversiones, tanto es así que se observa una fuerte tendencia por buscar liquidez. El cash se ha situado en los mismo niveles que se marcaron tras el 11-S, lo que muestra un pico de pesimismo en el ánimo de los inversores.
Además de ir hacia posiciones de liquidez, la encuesta de este mes también señala que el 93% de los gestores espera una recesión en 2020 y que los inversores piensan que el PIB global sufrirá un gran retroceso. Tan solo un 7% aún no ve que vayamos de cabeza a una recesión. Fruto de esta visión tan negativa es que tampoco hay consenso sobre cómo saldremos de esto: el 52% cree que la recuperación económica tras el COVID-19 tendrá forma U, mientras que un 22% apunta que será de tipo W y un 19% piensa que seguirá el patrón de la V. Igualmente, los gestores consideran que el mayor riesgo que deja la actual es crisis es una nueva oleada de esta pandemia y, en segundo lugar, que se desencadene un evento sistémico en el mercado de crédito y se disparen los impagos.
El sentimiento de los gestores también se nota en la asignación de activos que están haciendo, donde se ve una rotación hacia activos defensivos para proteger el capital invertido de sus clientes. Como es lógico, la renta variable pierde atractivo y la exposición de las carteras cae a los mínimos que se marcaron en marzo de 2009, cuando S&P tocó suelo en lo peor de la gran crisis financiera.
Según los datos de la encuesta, las carteras de los inversores buscan estar largos en cash y prefieren activos vinculados con la salud, bienes básicos, utilities, tecnología, valores estadounidenses y bonos. Y se posicionan cortos en activos relacionados con la energía, la renta variable, materiales, sectores industriales y bancos. Por áreas geográficas, los gestores optan por estar cortos en Europa y Reino Unido.