Ya se empiezan a vislumbrar los efectos de la pandemia en la economía española. A pesar del Plan para la transición a una nueva normalidad aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 28 de abril, y el inicio de la desescalada, todavía existe mucha incertidumbre sobre la duración de la crisis sanitaria y, en consecuencia, de la recuperación de la actividad económica.
Tras la publicación los principales agregados macroeconómicos correspondientes al primer trimestre, el Producto Interior Bruto (PIB) ha registrado una reducción del 5,2%, motivado por la reducción del consumo del 5,1% y del 5,3% la inversión. Además, el consumo privado de los hogares ha caído un 7,5%, mientras el de las administraciones públicas se ha incrementado en un 1,8%. Por otro lado, la construcción ha caído en un 9,6%. Lo mismo ocurrió con las importaciones y exportaciones, que descendieron un 8,4%.
Por sectores, el que más ha sufrido ha sido el de las actividades artísticas, recreativas y otros servicios, con una caída del 10,7%. Comercio, transporte y hostelería y construcción han sido los siguientes más perjudicados con un descenso del 9,7% y 8,6%, respectivamente. Solo los sectores de actividades financieras y de seguros y de administración pública, educación y sanidad han tenido una variación positiva del 6,9% y 2%, respectivamente.
Asimismo, la publicación de los últimos datos del índice general del comercio al por Menor (ICM) refleja en el mes de marzo una variación anual del -12,6%. Solo el sector de la alimentación ha tenido un incremento del 8,9%.
Desde el Observatorio Financiero del Consejo General de Economistas consideran que será a lo largo de este trimestre y el siguiente cuando se reflejarán más ampliamente los efectos de esta crisis en el empleo, el consumo, la inversión, las exportaciones, etc. “Mención aparte cabe hacer del turismo, que con un peso del 12%-13% en el sector servicios es uno de los sectores más afectados por esta crisis y, de los que más difícil tiene la remontada”, subrayan los economistas.
De este modo, los expertos prevén que, teniendo en cuenta que la recuperación de la actividad será lenta y gradual, el PIB se contraerá en torno al 10,8% en 2020, con una recuperación en 2021 alrededor del 3,5%.
El efecto en el empleo ya se está constatando, tanto con las cifras de paro del mes de marzo como por la EPA correspondiente al primer trimestre, que sitúa la tasa de desempleo en el 14,41% con un total de 3.313.000 parados. Además, a esto hay que sumar los aproximadamente 4 millones de trabajadores afectados por los ERTES. “Nuestra estimación es que, a final de año, la tasa de paro se encuentre entre el 21%-22%, con una reducción en 2021 hasta el 17%”, aseguran desde el Consejo General de Economistas (CGE).
Además, los expertos señalan el efecto que esta crisis está teniendo en los mercados financieros, tanto de renta variable como de renta fija. Si bien las caídas en el primer trimestre fueron “abultadas”, las intervenciones de los bancos centrales han permitido recuperarse paulatinamente a los índices bursátiles y la volatilidad está disminuyendo. En el caso español, ha pasado del 80% en el momento más álgido de la crisis a un actual 30%, aunque se manitene lejos del nivel precrisis. “En un momento en el que la previsión de ahorro puede situarse en máximos, en torno al 14%, la volatilidad no ayuda a invertir ese ahorro”, subraya el CGE.
Además, desde el Observatorio Financiero del Consejo General de Economistas añaden que los próximos meses estarán marcados por una reducción de los ingresos públicos, fundamentalmente por la bajada de la recaudación de impuestos, y un incremento del gasto público para hacer frente a la emergencia sanitaria y social en primer lugar y también económica. Como consecuencia, prevén que el déficit se incremente hasta situarse entre el 13% y 15% mientras que la deuda, en el escenario más optimista, podría centrarse en el 113%. “A este respecto, hay que tener en cuenta que, si las necesidades de financiación ascienden a 300.000 millones, que suponen un 25% de la deuda a finales de 2019, esta se podría situar a final de año entre el 120%-125% del PIB”, advierten desde el CGE. Por ello, los expertos recomiendan que se mantenga controlada la prima de riesgo dado el aumento del déficit y deuda, y la necesidad de que se sigan financiando a tipos muy bajos.
Esta situación, que ha paralizado a la sociedad, no solo la economía, y que está afectando con fuerza a Europa, hace que los países estén buscando soluciones globales, tanto sanitarias, con los esfuerzos en investigación para encontrar lo antes posible vacunas y tratamientos, como económicas. “En este sentido son fundamentales las decisiones que se tomen en el seno de la Unión Europea para enfrentarse a esta recesión que afecta a todos los países y en mayor medida a España, Italia y Francia”, concluyen los economistas.