Comenzó el nuevo año chino. El año del gallo de fuego llega para China con importantes desafíos tanto en el plano interno como en el internacional. Los gestores de los equipos de renta fija y renta variable emergentes de M&G realizan un análisis de la situación que atraviesan los mercados de capitales del gigante asiático.
En renta fija, Claudia Calich, gestora del fondo M&G Emerging Markets Bond Fund y responsable de deuda emergente en M&G, comenta sobre los factores que ayudarán a China a registrar un comportamiento positivo y avanzar en un contexto de desafíos y oportunidades. Al final de año, China elegirá nuevos líderes y el consenso del mercado es que los líderes actuales del partido no llevarán a cabo cambios muy ambiciosos; el objetivo será mantener el ‘status quo’.
Los actuales dirigentes y los nuevos líderes de China deberán abordar la desafiante relación que se avecina con EE.UU. este año y el próximo, además de intentar solucionar otros problemas del país, como la planificación de un “aterrizaje suave” de su economía, reequilibrar la economía desde un crecimiento basado en la inversión a otro basado en el consumo, y gestionar los flujos de capital y las fluctuaciones de su divisa.
Desde el punto de vista interno, la economía sigue en la senda del “aterrizaje suave” a medida que la inversión se modera y registra un ritmo más sostenible. Sin embargo, las incertidumbres provenientes del exterior y los riesgos políticos del país están aumentando la incertidumbre a corto plazo.
Adicionalmente, Anthony Doyle, director de inversiones del área de renta fija minorista de M&G, analiza el nivel de endeudamiento del sector privado en varias economías líderes centrándose en China, cuyos niveles de endeudamiento están alcanzando cotas históricas.
Si el crédito no crece, significa que los hogares y las empresas no confían lo suficiente en sus respectivas previsiones como para tomar dinero prestado e invertir. Si el crédito crece demasiado deprisa, podría causar inestabilidad financiera y macroeconómica. La historia muestra que un desarrollo significativo y rápido del crédito al sector privado precede en general a las crisis bancarias.
Si se analiza el nivel del crédito total concedido al sector privado no financiero como porcentaje del PIB para algunas de las principales economías mundiales, cabría destacar que, aunque no se aprecia un nivel de crédito en relación con el PIB que pueda provocar inestabilidad financiera, se puede observar que ratios de endeudamiento en China y Australia están cercanos al máximo alcanzado por Japón (221%) en los años 90 y por España (218%) en el 2010.
Resulta interesante comprobar que el ratio de deuda en relación con el PIB del 42% de los hogares chinos, dato incluido en las cifras del gráfico, es mucho menor que el de Australia, situado en el 123%. En cualquier caso, es importante señalar que este cálculo del Banco de Pagos Internacionales incluye el crédito de prestamistas nacionales, no bancarios y extranjeros.
En renta variable, Matthew Vaight, gestor del fondo M&G Global Emerging Markets Fund, explica sus perspectivas sobre el mercado de renta variable chino y señala una serie de factores que los inversores deben tener en cuenta a la hora de aproximarse a este mercado. En general, se considera que la economía china está divida en dos sectores: la economía tradicional, basada fundamentalmente en la producción de bajo coste y la inversión en infraestructuras, y la nueva economía, centrada en los sectores terciarios, el consumo e Internet.
Por ello, el mercado de valores del país se divide en gran medida en función de las tendencias económicas citadas: las empresas expuestas a la economía tradicional no atraen mucho interés y, por ello, parecen contar con unas valoraciones baratas, si bien es probable que estas valoraciones reducidas estén justificadas. Las empresas expuestas a la nueva economía resultan mucho más interesantes y, por ello, presentan unas valoraciones más elevadas. Esto constituye un desafío al que se enfrentan los inversores a la hora de invertir en China: las empresas de valor parecen constituir posibles “trampas de valor” y las firmas de mayor calidad con mejores perspectivas presentan unas valoraciones que difícilmente se pueden justificar.
China es un actor muy relevante de la economía mundial y, con el tiempo, cabría esperar que su mercado de valores creciera tanto en tamaño como en importancia para reflejar adecuadamente la envergadura económica del país. Desde la perspectiva de la capitalización bursátil, el mercado de acciones A es el segundo mercado más grande del mundo en este momento, pero próximamente se abrirá a los inversores internacionales, por lo que atraerá más capital y se verá reflejado en los índices bursátiles mundiales. Cuando se combinen con las empresas chinas que están actualmente disponibles para los inversores internacionales, con las empresas chinas cotizando en Hong Kong, las llamadas acciones H, y las compañías chinas que cotizan en Estados Unidos, el mercado de capitales chino se convertirá realmente en un mercado primordial para los inversores globales de renta variable, y no solo para los especialistas de mercados emergentes.