El peor enemigo de los ahorradores ha vuelto: la inflación. Además, lo ha hecho a lo grande, superando niveles no vistos en 40 años. En este escenario, poner el dinero a trabajar es algo necesario si no queremos que acabe mermado por este comecocos que todo lo arrasa. El paso de ahorrador a inversor es más necesario que nunca y es algo que asesores, banqueros privados y gestores no se cansan de repetir. Pero, más allá de las palabras, ¿qué estrategias de negocio están siguiendo para motivar este cambio?
Las iniciativas de educación financiera, los productos adaptados a las necesidades de los inversores o incluso la tecnología son grandes aliados que ayudarán a empujar al cliente que aún se siente más seguro guardando su patrimonio debajo del colchón.
Según explica Salvador Díaz, director de inversiones de Altair Finance AM, su misión es que el ahorrador entienda que si tiene su dinero en un depósito puede ser ganador a corto plazo, pero que, dentro de 30 años, asumiendo una inflación muy moderada del 1%, perderá aproximadamente un 30% de poder adquisitivo y se arrepentirá de no haber invertido, o lo que es peor, no será consciente. ¿Cómo lo consigue? “Con pragmatismo y mucha comunicación. Intentando que los clientes se alejen de los titulares y entiendan la inversión como algo esencial para hacer crecer sus capacidades futuras y más en periodos de inflación”. Pero, advierte, “el campeonato financiero de nuestras vidas no se gana o pierde en seis meses. Ahora todo parece horrible y precisamente por eso la recompensa para los valientes y pacientes será elevada”, asegura.
Para el CEO de Fortuna Asesores, José Manuel Marín Cebrián, simplemente vale con mostrar “la cruda realidad”, explicando a los ahorradores cómo sus ahorros se encuentran ante su particular Rubicón. “Desde hace tiempo las cuentas remuneradas y los depósitos ya no le protegen de la inflación galopante del 10%. Es decir, o ponen su dinero a trabajar o pierden un 10% de poder adquisitivo, no hay vuelta atrás”. Además, resalta la importancia de aprender y dejarse guiar por un profesional en la materia: “Ya lo dice un proverbio chino: un caballo ciego siempre se asusta de sí mismo”.
El hecho de que los ahorradores asuman más riesgo –y pasen a ser inversores- no es un capricho de las entidades: instituciones como Efama (la asociación europea de fondos) también han insistido en la necesidad de fomentar la inversión, haciendo un llamamiento a la acción para proteger a los inversores minoristas de la inflación. A través de un informe de la serie de Market Insights, pone de manifiesto una realidad innegable: la inflación tiene un efecto muy perjudicial sobre los depósitos bancarios. También ilustra el coste de oportunidad de ahorrar excesivamente en estos instrumentos.