Las empresas españolas disponen de 160.000 millones de euros para financiarse como alternativa a la banca, según datos del Consejo de Estabilidad Financiera (Financial Stability Board – FSB), que recoge el estudio del IEB «Comparativa de fuentes de financiación internacional, con énfasis en el sector de la construcción: España, Alemania y EEUU«, patrocinado por Axesor, primera agencia de rating española. Miguel Ángel Bernal, coordinador del Departamento de Investigación del IEB; Enrique Pérez-Hernández, profesor del IEB; y Adolfo Estévez, director de Axesor Rating, han presentado recientemente el informe en rueda de prensa.
“Si tenemos en cuenta que la mayor vía de búsqueda de recursos de nuestras pymes ha sido con capital ajeno y procedente del sector crediticio, a partir de ahora puede darse el caldo de cultivo para que aumente la recurrencia a canales alternativos, como son los mercados de capitales y el shadow banking, dado el encarecimiento del mismo y las restricciones del crédito”, asegura Bernal. Si esta tendencia se consolida, el modelo europeo de fuentes de financiación empresarial convergería al estadounidense, donde los mercados de capitales disfrutan de una relevancia todavía desconocida en Europa: los mercados de capitales suponen un 70%, frente al 30% de la financiación bancaria.
Nuevo marco regulatorio: consecuencias en el mercado de crédito
Según el estudio, además del desapalancamiento para reducir el consumo de capital y no identificar demanda solvente, las empresas españolas han asistido a un fuerte endurecimiento de los requisitos y condiciones que los bancos imponían para concederles crédito; un endurecimiento que también ha repercutido en la refinanciación de los préstamos que iban venciendo y en el precio, con una sustancial elevación de los tipos, así como del diferencial que los bancos demandan a los prestamistas.
Enrique Pérez-Hernández, profesor del IEB, afirma que “a las dificultades financieras, se ha unido un ‘tsunami’ regulatorio en las entidades de crédito -que afecta sobre todo a la calidad y cantidad de sus recursos propios-, que ha contribuido a agravar la situación. Este nuevo marco regulatorio exige a los bancos destinar más fondos del balance a estas necesidades, en detrimento de la concesión de crédito a la economía real”.
Además, trae aparejado que el crédito va a ser más caro que en décadas pasadas; una afirmación que se ve agravada en el sector de pequeñas y medianas empresas, si tenemos en cuenta el tratamiento del riesgo para estas empresas. El mayor riesgo de un crédito es el impago del mismo, circunstancia que se agudiza en la pyme, puesto que hablamos de entidades pequeñas, muy expuestas al ciclo económico. Esta fragilidad lleva a que las entidades crediticias exijan especialmente a estas entidades que aporten garantías al préstamo.
Aunque la crisis ha afectado a todos los países, en España, al ser una crisis principalmente financiera, ha tenido un impacto mayor, ya que más del 70% de la financiación proviene de las entidades bancarias. Además, con una especial virulencia en las pymes, que suponen más del 95% del entramado empresarial del país, 3,6 puntos por encima de la media del conjunto de la UE en 2012 (92,1%). Muchas empresas, con gran dependencia de la financiación bancaria, han visto cómo la disponibilidad de conseguir préstamos adicionales para refinanciar los existentes, o bien para seguir realizando inversiones dentro de su actividad habitual, se ha visto reducida de forma considerable. Por sectores, la construcción ha sido el peor parado de esta crisis. Si la financiación a empresas se ha reducido en un 19,53% desde que comenzó la crisis, esta cifra ha sido mucho más acusada en el caso de la construcción, que experimenta un descenso del 28,32%.
Nuevas alternativas de financiación
Las empresas son cada vez más conscientes de que las entidades de crédito no deben ser su único canal de financiación. La crisis ha dejado claro que las empresas tienen que abrirse a una nueva financiación, menos bancaria y más centrada en los mercados de capitales, dice el estudio. No sólo porque es una opción a tener en cuenta cuando la financiación bancaria no es posible, sino también porque aporta una mayor flexibilidad al balance de la compañía. Este cambio de tendencia ya se está produciendo en Europa. Si esta tendencia se consolida, el modelo europeo de fuentes de financiación empresarial convergería al estadounidense, donde los mercados de capitales disfrutan de una relevancia todavía desconocida en Europa. En EE.UU., los mercados de capitales suponen un 70%, frente al 30% de la financiación bancaria.
Las alternativas a la financiación bancaria cada día son más amplias: inversores profesionales que buscan mayor rentabilidad a sus inversiones de la banca tradicional, ya sea aportando recursos a los fondos propios o incrementando los volúmenes de deuda, tanto senior como subordinada; capital riesgo y family office. A estos hay que unir los mercados alternativos de renta fija (MARF) o renta variable (MAB). Además, cada vez se van a abrir más paso figuras especiales como por ejemplo el crowdfunding, crowdlending, etc. El shadow banking (préstamos de entidades no reguladas); para el tema de la construcción, especialmente enfocado a la renta y alquiler relevante, los REIT’s, en España denominadas socimis; el capital semilla; los inversores únicos o de número reducido (business angels); el venture capital o el private equity y los fondos cerrados son otras opciones.
El desarrollo del MARF
Con respecto al MARF, el desarrollo sigue su curso. “Los mercados de capitales están enormemente líquidos. Los inversores están buscando alternativas de inversión y en este sentido podemos decir que la impresión es muy positiva respecto al MARF, con menos de un año desde su puesta en marcha, es un éxito. Con anterioridad al MARF, en el mercado se hablaba de que una emisión de renta fija privada tenía que tener un volumen de al menos 250 millones de euros, porque los costes fijos aparejados a la emisión rondaban los 10-12 millones de euros. El MARF ha permitido que empresas con necesidades de financiación menores puedan emitir a unos costes efectivos. Pensamos que antes de las vacaciones de verano habrá un par de nuevas emisiones y que en septiembre el MARF continuará canalizando financiación de las empresas”, comenta Estévez. “Hoy en día es muy atractivo invertir en el mercado de capitales, una financiación a cinco años es hoy más efectiva en el mercado de capitales que un tradicional préstamo bancario”.
En cualquier caso, el mercado de capitales también es muy atractivo para los bancos, explica. «Los bancos van a llevar de la mano a las empresas con las que ya tienen líneas de crédito para que se financien en los mercados de capitales; esa labor genera además para la banca unos fees que van directamente a la cuenta de resultados; por lo que el mercado de capitales no son presenta como una oposición a la financiación bancaria, sino como una oportunidad de diversificación que interesa a la propia banca, porque es una oportunidad de negocio y porque le permite reducir el consumo de capital que llevan aparejados los préstamos”.