Un reciente análisis de Jaime Medem, director de inversiones del Banco Mirabaud en España, explica que el tono con que se ha iniciado 2023 da pie a esperar un primer semestre más tranquilo y con mejores resultados de los que se lograron conseguir en 2022. Ha sacado tres conclusiones principales.
Contracción económica sorteada
Pese a que el pasado otoño el consenso de los analistas hacía que descontaran en sus modelos que Europa entraría en recesión, sobre todo Alemania por los problemas energéticos derivados del conflicto entre Ucrania y Rusia, se ha conseguido sortear la contracción económica. Tener una climatología menos fría de lo habitual y haber hecho un mejor uso de las reservas disponibles han sido claves para ello. Los problemas no han desaparecido, en especial los ligados al suministro energético, pero se ha conseguido esquivar un golpe duro y salvar el primer asalto.
La reapertura China
Tras un 2022 con un nivel de crecimiento por debajo de su potencial, el 3% del PIB, China crecerá en 2023 por encima del 5%. El gobierno está tomando importantes medidas para que la reapertura de la economía china pueda hacerse lo antes posible; medidas que, además, vienen apoyadas por la inexistencia de tensiones inflacionistas dentro del país.
EE.UU. y Europa
En Estados Unidos ya se han visto los niveles máximos de inflación, lo que llevará a la Reserva Federal a finalizar su ciclo de subida de tipos en el primer trimestre de 2023.
Europa, en este sentido, va con cierto retraso y los tipos de interés seguirán subiendo hasta antes de verano entre, según la estimación de Mirabaud, 100 y 125 puntos básicos adicionales. La entidad no prevé que Europa vaya a reducir los tipos de interés hasta bien entrado 2024.
Según explica Medem, “con este escenario global, los resultados empresariales en Estados Unidos serán clave para valorar el impacto que están teniendo en los márgenes de la compañías los mayores costes financieros, laborales y de suministros. La evolución de los resultados de las compañías de cara al año que acabamos de empezar es un factor determinante para valorar si las bolsas están bien soportadas por valoración o si existe margen de corrección. Nuestra sensación es que las compañías serán capaces de adaptarse a la nueva situación y que el impacto en márgenes será reducido y bien gestionado».
En este sentido, algunas compañías no han tardado en dar visibilidad a las primeras medidas y, por ejemplo, varias empresas del sector tecnológico han anunciado despidos conjuntos que superan los 50.000 empleos. El análisis del Banco Mirabaud apunta a que la rapidez con que los gestores ajusten las estructuras empresariales a este nuevo entorno será clave para su éxito y fortaleza en la salida.
Tal vez sean estos ajustes y la fuerte penalización sufrida el año pasado por el sector tecnológico las dos principales razones que estén detrás de su buen reciente comportamiento. Estos son los primeros indicios, pero según las conclusiones de Medem, “existen razones de peso para apostar y volver a tener apetito por este sector tan penalizado por el fin de los confinamientos y los tipos de interés al alza. Un apetito que se verá reforzado si se confirma que hemos visto los niveles más altos en el bono a 10 años americano».
Hacia dónde dirigir las carteras de inversión en 2023
Así como el año pasado se produjo una fuerte rotación alejada de todo lo que tenía visos de crecimiento growth, el Banco Mirabaud opina que este año hay que optar por carteras más equilibradas, manteniendo la apuesta por sectores defensivos, pero ampliándola con sectores industriales, cíclicos y también de crecimiento.
La reapertura de China ofrece también para el banco una atractiva oportunidad para volver a centrar el foco en los mercados emergentes, ahora menos presionados por el dólar y con un potencial de recuperación importante, sobre todo en la parte de materias primas. En base a esto Mirabaud ha subido el pasado mes de enero el peso de renta variable emergente de una manera importante en sus carteras de inversión.
“2023 es, en nuestra opinión, el año en el que volveremos a ver brillar al modelo de cartera 60-40 (60% renta fija – 40% renta variable) demostrando que sigue siendo válido y rentable. Esperamos rentabilidades atractivas por las dos vías, con la renta fija beneficiándose de una posible mejora de precio por las menores presiones inflacionistas. En renta variable, creemos que habrá un impulso por parte del sector de tecnología, acompañado de industriales y cíclicos en Europa», concluye Jaime Medem.