El gobierno chileno sigue atentamente el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, y así lo expresó el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, durante el Sexto Seminario LatamFocus de BTG Pactual, celebrado en el Hotel W de Santiago.
“No sabemos hasta dónde puede llegar”, repitió varias veces el ministro, insistiendo en que los efectos del conflicto son todavía muy difíciles de medir.
A pesar de mostrar que no existe una relación directa entre el crecimiento económico mundial y el chileno, el ministro dejó claro que el menor crecimiento mundial derivado de esta crisis no beneficia a economía tan abiertas como la chilena. China y EE.UU. son los principales socios del país andino (27% y 15% de las exportaciones respectivamente). Igualmente constató que esta incertidumbre aumenta la volatilidad y tiene un impacto directo en el precio del cobre, que representa un 50% de las exportaciones chilenas, y cuyo precio se ha deteriorado en las últimas semanas.
Por otro lado reiteró la expectativa de crecimiento del gobierno del 3,5% del PIB para el año 2018 ligeramente más conservadora que las últimas estimaciones del Banco Central que lo sitúan más cercano al 4%.
Igualmente durante su intervención expuso los principales objetivos de su gobierno basados en recuperar la confianza y que se centran en crear empleos de calidad, recuperar la inversión, reducir el déficit estructural, estabilizar el ritmo de crecimiento de la deuda pública y mejorar el riesgo país. El ministro hizo hincapié en la necesidad de mejorar la productividad y explicó los planes de modernización del estado que conllevara una inversión de 500 millones de dólares durante los próximos 4 años.