Italia vuelve a poner nerviosos a los mercados al desafiar a la Unión Europea y elevar el déficit de su presupuesto, rompiendo su compromiso con Bruselas. Una tensión que se traduce en inestabilidad para el proyecto europeo y que vuelve a alejar a los inversores de los activos italianos.
En opinión de Nicolas Chaput, consejero delegado y director de inversiones de ODDO BHF AM, Italia sigue al borde del precipicio y el aterrizaje de los presupuestos el 15 de octubre podría ser accidentado, ya que los dos líderes populistas mantienen su discurso. “Además, los inversores no están dispuestos a dar un cheque en blanco a Italia, pero la crisis se limita al país y no es sistémica, como indica la baja beta del diferencial de otros países periféricos. Sin embargo, el bono italiano, con un diferencial de 250 puntos básicos con respecto al bono alemán a diez años, tiene más margen de ampliación, que de lo contrario”, explica Chaput.
Carlos Vallés, asesor financiero de Dif Broker, no se muestra tan optimista y cree que no cumplir con lo acordado con Bruselas, “aumentará la incertidumbre y continuará la escalada de la prima de riesgo italiana que contagiará a los países del euro, y en mayor medida a los periféricos. El sector más afectado será el financiero, que aumentaría sus”.
Pese a que desde ODDO BHF AM crean que el gobierno italiano puede rectificar algo sus presupuestos, consideran que “es conveniente reducir las posiciones en bonos italianos”.
Por ahora, la reacción del mercado ha sido negativa, y tanto los bonos como la renta variable italiana se desplomaron tras el anuncio del jueves. “El índice de acciones italianas FTSE MIB cayó casi un 4% a la mañana siguiente, con los bancos italianos sufriendo más, ya que son grandes accionistas de la deuda pública italiana. Además, el diferencial de rendimiento entre el bono del gobierno italiano a 10 años (BTP) y el bono alemán a 10 años aumentó en alrededor de 30 puntos básicos”, explica Azad Zangana, economista senior y estratega europeo de Schroders.
Sin embargo, está volatilidad se mantiene por debajo del pico registrado durante el verano, por lo que el mercado podría estar ya descontando parte del riesgo. “Aunque ahora el posicionamiento del mercado y la valoración son más benignos que en los días anteriores a la crisis de mayo, a Italia le será difícil encontrar compradores marginales, más teniendo en cuenta que los inversores internacionales han vendido unos volúmenes récord de bonos BTP desde mayo y que el Banco Central Europeo (BCE) pondrá fin a sus compras en diciembre”, matiza desde la gestora francesa La Française.
¿Riesgo local?
El siguiente paso que veremos será la evaluación que haga la Unión Europea de los presupuestos italianos el próximo 15 de octubre. Lo más previsible es que la Comisión Europea invite a Italia a reducir su objetivo de déficit. A corto plazo, según explica Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée (UBP), este lance a Bruselas tiene cuatro consecuencias para país.
“Los puntos de vista políticos ganan a la estabilidad económica, y el presupuesto de 2019 (2.4% del PIB) propone nuevas medidas como el salario mínimo universal y eliminar algunas reformas a la pensión. Estas opciones políticas dejan cuatro consecuencias: un debate feroz con la Unión Europea; un aumento duradero del coste de capital para las empresas italianas, incluidos los bancos; una posible rebaja de la calificación de la deuda italiana en octubre por parte de las agencias calificadoras; y un aumento de la inestabilidad política, con riesgos de que el Ministro de Finanzas abandone la coalición”, afirma Gautry.
No todas las gestoras coinciden en que la inestabilidad de Italia vaya a tener un efecto contagio en los países periféricos, aunque sí será un motivo de tensión política en Europa. “Esto agregará presiones políticas a otros gobiernos de la Unión Europea, además podría afectar negativamente al euro, favorecer a los bonos alemanes como un refugio seguro y generar preocupaciones sobre la reforma restante de los bancos italianos”, añade Gautry.
Las dudas sobre Italia, según Zangana, de Schroders, siguen estando en el largo plazo: “Todavía nos preocupa la sostenibilidad de las finanzas públicas de Italia. Los pobres datos demográficos, la falta de inversión y el débil crecimiento de la productividad probablemente harán que la economía se estanque en las próximas décadas. La deuda, probablemente, se convierta en un problema, y con Italia atrapada en una unión monetaria, el país carece de la capacidad de devaluar su moneda o de manipular los rendimientos de sus bonos. Las preocupaciones a largo plazo se mantendrán, pero en el corto plazo, el mercado parece haber reaccionado en exceso”