Incluso antes de que se definiera definitivamente si el ex presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva iba a poder participar en la carrera presidencial de este año, el mercado ya se estaba preparando para su contienda contra el actual mandatario brasileño, Jair Bolsonaro. Ahora, el último round se juega este domingo 30 de octubre, con la celebración de la segunda vuelta de los comicios.
Los inversionistas, eso sí, se ven relativamente tranquilos. Si bien los capitales tienen preferencia por el programa de Bolsonaro, considerado como más pro-mercados, destacan el viento a favor que tiene Brasil en cualquier caso. Esto incluye, describen desde los bancos de inversión, su asertiva campaña de política monetaria, una economía que se mostrado resiliente pese a la turbulencia global y mejores prospectos en el frente ESG.
Las encuestas muestran una carrera presidencial estrecha, aunque con una ventaja para Lula, que se impuso como el candidato de mayor votación en la primera vuelta a principios de mes, con más de 57 millones de preferencias. Eso sí, Bolsonaro sorprendió en el primer round, superando las expectativas y obteniendo sobre 51 millones de votos.
Los altos y bajos del proceso han dejado su huella en el mercado. Ante la sorpresa del resultado del actual presidente, la bolsa local subió un 5,54% al día siguiente. Y desde entonces, en medio de un escenario polarizado, se ha visto bajo presión, incluyendo un tenso episodio en que el ex diputado Roberto Jefferson, partidario de Bolsonaro, disparó contra la policía.
Desde el día siguiente de la primera vuelta, el índice paulista Bovespa ha perdido un 2,90% de su valor. Este desempeño se ubica por debajo de los mercados extranjeros: en ese mismo período, el índice MSCI EM Latin America ha caído sólo 0,79% y el referente global MSCI ACWI se ha elevado un 3,57%.
Escenarios políticos
“El mercado preferiría una victoria de Bolsonaro”, dado que se espera que tenga políticas más pro-business, explica Alberto Bernal, director de Estrategia Global de XP Investment, pero los precios tienen internalizada una victoria de Lula. Y ese panorama, agrega el ejecutivo, “no sería mal visto por el mercado internacional”.
En perspectiva, los inversionistas ven que, pese a la volatilidad de corto plazo, los activos financieros mirados con más distancia, podrían estar reflejando un escenario positivo bajo el ex presidente. Dina Ting, Head of Global Index Portfolio Management de Franklin Templeton, destaca que “el real brasileño se ha mantenido firme” contra el dólar, y que las acciones brasileñas han tenido un mejor desempeño que sus pares emergentes en lo que va del año y en los últimos 12 meses.
“Si bien Lula apoya políticas insignia del izquierdista Partido de los Trabajadores, como pagos de transferencia y programas de perdón de deudas, ni la comunidad empresarial ni la población general lo ven como un subversivo socialista”, indicó la ejecutiva en un análisis de mercado. Además, agregó, sus políticas entre 2003 y 2010 al mando de Brasil “tendieron a ser pragmáticas”.
A esto se suma que uno de los nombres que suenan como potencial ministro de Hacienda por el lado del ex presidente es Gerardo Alckmin, ex gobernador de Sao Paulo. El centrista, antiguo oponente de Lula, ha actuado como un puente con el empresariado. “El mercado respeta mucho a Alckmin”, asegura Bernal, lo que le ha dado cierta tranquilidad al mercado.
Eso sí, Ting asegura que la volatilidad en los activos locales podría seguir, especialmente considerando que persiste el riesgo de que Bolsonaro no reconozca el resultado de la elección, si es que pierde. El actual presidente –que ha sacado más de una comparación con Donald Trump– ya ha dado luces de resistencia, poniendo en duda el proceso electoral.
El frente macroeconómico
Una de las cosas que ha tenido a los inversionistas atentos en Brasil es el frente monetario, que le juega a favor.
En su última reunión, esta semana, el Comité de Política del Banco do Brasil mantuvo la tasa referencial Selic estable e insistió en un mensaje de “serenidad” ante la inflación. Esto, según señaló Credicorp Capital en un informe reciente, apunta “tanto a anclar las expectativas de que el ciclo de incrementos de tasas llegó a su fin, como al reconocimiento de que para reducir el contexto de incertidumbre que pueda generarse por las elecciones y el potencial cambio de Gobierno, la política monetaria debe servir como herramienta para anclar las expectativas macroeconómicas y contribuir a la estabilidad”.
Según comenta Bernal, de XP Investment, en Brasil subieron las tasas “mucho antes que el resto de los bancos mundiales”, lo que los ha dejado como un caso de éxito en el manejo del remolino inflacionario que ha estado enfrentando el mundo. Por lo mismo, asegura el ejecutivo, el mercado “ve mucho más claro el futuro inflacionario” en el país.
A esto se suma una economía que se ha mostrado resiliente a los golpes internacionales. Si bien la dinámica de la pandemia y el entorno geopolítico lo han impactado, destacan desde Bank of America en un informe reciente, su desempeño económico relativo “ha sido muy fuerte, con los pronósticos subiendo”.
El gigante latinoamericano, explican, es uno de los países con la mayor revisión de crecimiento al alza en 2022 y ha estado experimentando una caída en las estimaciones de inflación en los últimos meses.
Reformas económicas
Si bien el contraste entre ambas figuras es claro –con Lula siendo un referente para la izquierda latinoamericana y Bolsonaro apareciendo como una figura ultraconservadora–, existe una visión en los inversionistas de que hay cosas que van a suceder, independiente del resultado del balotaje.
“Las reformas económicas probablemente avanzarán bajo cualquiera de los dos gobiernos porque no hay otra forma de cumplir con los límites de gasto impuestos por el tope de gasto constitucional”, comenta Thierry Larose, gestor de Vontobel.
Si bien el ejecutivo espera que Lula intente “activamente derogar” ese punto, “el listón parece demasiado alto para que su coalición obtenga una mayoría cualificada para ello”. Esto se ve especialmente complicado, agrega, considerando que los partidos de derecha dominan el Senado.
En esa línea, se espera que, sea quien sea, uno de los grandes desafíos para el próximo gobierno de Brasil sea en la arista fiscal. Para Edward Glossop, economista de mercados emergentes de abrdn, “ambos candidatos se verán limitados por la necesidad de mantener la credibilidad en los mercados”.
Si bien se proyecta que una administración de Bolsonaro podría traer un mayor crecimiento potencial que una de Lula, “ambos podrían tener dificultades para mantener la disciplina fiscal”.
El frente ESG
Otro frente relevante ligado a la elección es el ambiental, donde Bolsonaro en particular ha enfatizado que las medidas de protección no están en sus prioridades. A futuro, desde el mercado esperan que este factor tome mayor relevancia.
“Más allá de las elecciones, los inversores del país esperan un mayor compromiso de la nueva administración con las políticas medioambientales ya que sería beneficioso para Brasil”, indica Glossop, de abrdn.
Debido a que cada vez hay un mayor enfoque en materias ESG en torno a las inversiones, explica, el compromisos con políticas ambientales “probablemente abriría más oportunidades en torno al comercio y la inversión extranjera”.
De todos modos, el país ha hecho avances. Thede Rüst, directora de deuda de mercados emergentes de Nordea AM, indica que las regulaciones de amplio alcance sobre ESG anunciadas por el Banco Central de Brasil a fines del año pasado “nos indican que van por buen camino”.
Eso sí, la firma europea también recalca que el gobierno local “ todavía no ha hecho lo suficiente para que modifiquemos nuestra postura de inversión”, que los llevó a dejar de comprar bonos soberanos paulistas en 2019. Esto debido a la continua destrucción de selvas tropicales en el país.