Ya se han cumplido más de diez años de la quiebra de la primera víctima de la crisis subprime: Northern Rock, en septiembre de 2007. Aquello supuso el rescate de la primera entidad bancaria y la intervención del Banco de Inglaterra en el mercado por primera vez desde hacía un siglo.
Las consecuencias de aquella quiebra supusieron que, a finales de 2007, los fondos de bonos en Europa y el Reino Unido sufrieron las mayores salidas netas para toda clase de activos por un valor de 66.900 millones de euros. Y para finales de 2008, los fondos de bonos en Europa ya había sufrido una hemorragia de 443.400 millones de euros en salidas netas.
Según los datos que ha recopilados por Thomson Reuters Lipper, no fue hasta 2014 cuando los fondos de bonos paneuropeos se recuperaron de las salidas netas. “En cuanto a rendimiento, los fondos de bonos paneuropeos se han recuperado con fuerza en los últimos diez años. El sector Lipper Global Bond-GBP Corporates ha obtenido un 64,5% y el sector público de Lipper Global Bond-GBP ha obtenido un 77,4%”, apuntan desde Thomson Reuters Lipper.
Hoy, la situación es radicalmente distinta. “Los fondos de bonos han sido la clase de activos de mayor venta en Europa durante tres de los últimos cinco años, desde 2012 hasta 2017. Desde el 30 de junio al septiembre de 2017, las entradas netas de 161.000 millones de euros sugieren que ante la ausencia de un gran shock en el mercado, podríamos ver el mejor año para la clase de activos en los diez años desde la gran crisis financiera”, apuesta Thomson Reuters Lipper.