El hidrógeno verde o renovable ocupa, más que nunca, un lugar destacado en la agenda política y económica, ya que durante mucho tiempo se ha dicho que el gas está destinado a seguir siendo una «tecnología del futuro». En opinión de Simon Perrin, especialista en inversión sostenible del Banco Mirabaud, la popularidad del hidrógeno verde, que responde al doble reto de descarbonizar la economía al tiempo que desbloquea la seguridad energética.
En consecuencia, su popularidad está creciendo, especialmente entre los líderes políticos y las comunidades empresariales y de inversión. Perrin destaca que a pesar de que sus costes de producción siguen siendo elevados y de que aún quedan por resolver algunas cuestiones técnicas, «el hidrógeno verde no sólo representa una oportunidad tecnológica para alcanzar el nivel cero, sino también una oportunidad de inversión financiera».
Antes de abordar esta idea de inversión, el especialista de Banco Mirabud explica que el hidrógeno no es una fuente de energía directamente disponible como el carbón o el petróleo, sino un vector energético como la electricidad o el calor. Por lo tanto, para recuperar el hidrógeno puro, hay que aislarlo mediante un proceso químico.
«El hidrógeno gris, que se produce a partir de hidrocarburos, es la forma más extendida de hidrógeno, ya que representa el 96% del hidrógeno mundial. También es la forma de hidrógeno más contaminante, alrededor del 2% de las emisiones totales de CO2. El hidrógeno azul, cada vez más popular, también se genera a partir de combustibles fósiles, pero sus emisiones de CO2 se capturan y almacenan. Y el hidrógeno verde, por su parte, está reconocido como la forma más limpia, ya que se produce mediante la descomposición del agua utilizando energía renovable», explica.
La expansión del hidrógeno verde cobra impulso
Perrin asegura que el mes de junio fue testigo de una gran cantidad de noticias positivas para la futura expansión del hidrógeno verde: «Dos grandes petroleras, BP y TotalEnergies, anunciaron enormes inversiones en la producción de energía renovable -solar y eólica- para la producción de hidrógeno verde. BP aporta 36.000 millones de dólares al proyecto Asian Renewable Energy Hub en Australia, que producirá 26 gigavatios (GW) de electricidad, la mayor instalación de este tipo. Con el tiempo se producirán 1,6 millones de toneladas de hidrógeno verde al año».
Según afirma, Shell también se está preparando para lanzarse al ruedo, junto con muchas otras empresas de diferentes sectores que participan en la cadena de valor del hidrógeno verde. Los responsables políticos de Europa y de todo el mundo también están muy entusiasmados con este gas. En el marco de su Plan REPower de la UE, introducido en mayo para reducir la dependencia del gas ruso, la Comisión Europea ha hecho hincapié en el hidrógeno renovable. El objetivo de la Comisión es producir 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable e importar 10 millones de toneladas para 2030. La COP26 de Glasgow, en noviembre de 2021, reunió a 32 países y a la UE en torno a este compromiso de desbloquear el hidrógeno "limpio": el hidrógeno verde y el hidrógeno azul.
Clave en la descarbonización para las industrias de alto consumo
En su último informe, este especialista señala que, actualmente, la producción de hidrógeno verde sigue siendo muy baja: apenas 600.000 toneladas al año. «Actualmente sólo representa el 0,1% de todo el hidrógeno producido, principalmente el gris. La explicación de este bajo porcentaje es el elevado coste del proceso de electrólisis del agua, utilizado para separar la molécula de hidrógeno del oxígeno, y los procesos de almacenamiento del gas, que siguen siendo muy intensivos en energía», menciona.
Es importante tener en cuanta que el hidrógeno verde sigue siendo de dos a tres veces más caro que el gris. Sin embargo, hay varios factores que hacen que el hidrógeno verde sea mucho más atractivo. En primer lugar, está la importante caída de los costes de las energías renovables en los últimos años, los avances tecnológicos de los electrolizadores que permiten una mayor eficiencia energética y la perspectiva de
que los costes por tonelada de carbono se encarezcan.
«Sobre todo, hay una voluntad política (casi mundial) de hacer todo lo posible para lograr una economía neta cero en 2050. Según la empresa de servicios financieros Kepler Cheuvreux, en 2030 el precio del kilo de hidrógeno verde (que actualmente ronda los 3,5 euros) será más competitivo, e incluso podría bajar hasta un euro por kilo, es decir, el mismo precio que el hidrógeno gris», añade Perren.
En opinión del especialista, el hidrógeno verde se perfila como una solución muy atractiva para descarbonizar ciertas industrias, sobre todo las de alto consumo energético que se resisten a la electrificación: transporte de larga distancia, logística, industria pesada (como la siderúrgica), agroquímica (fertilizantes), etc. En el sector de la movilidad, sobre todo para los vehículos pesados, las pilas de combustible de hidrógeno ofrecen ventajas como una mayor autonomía que las baterías eléctricas y una mayor rapidez en el repostaje.
Además, según el Consejo del Hidrógeno, en 2050 el hidrógeno limpio podría evitar un total de 80 gigatoneladas (GT) de emisiones acumuladas de CO2. Esto supondría una importante contribución a la reducción de emisiones necesaria para 2050, que es de 10 gigatoneladas al año.
Oportunidades de inversión a la altura del reto climático
Por último, Perrin concluye con que en los últimos dos años, los principales actores del sector energético han puesto en marcha más de 500 proyectos de gran envergadura, en colaboración con fabricantes, químicos y operadores de transporte, para producir hidrógeno verde o azul.
«Entre los proyectos verdes destaca la asociación entre la distribuidora de energía Iberdrola y el fabricante estadounidense Cummins, que produce motores, para construir una gigafábrica en España especializada en la producción de electrolizadores. Más allá de los cientos de miles de millones de inversión privada y pública necesarios, estos proyectos requerirán varios cientos de GW de capacidad para tener éxito, en particular para los electrolizadores, cuya capacidad debe aumentar hasta 850 GW en 2030 (su capacidad actual es de 0,3 GW)», señala.
Un reciente informe de Goldman Sachs estima que se necesitarían 5 billones de dólares de inversión acumulada en la cadena de suministro de hidrógeno limpio para el camino hacia el cero neto, una gran parte de ellos destinados a la producción de electrolizadores más eficientes. Además, el informe ve una oportunidad para que el mercado del hidrógeno, actualmente valorado en 125.000 millones de dólares, se duplique para 2030 y alcance los 1.000 billones de dólares en 2050.
«Junto con las energías renovables, los biocombustibles y las medidas de eficiencia energética, el hidrógeno limpio es ahora un pilar clave en una transición energética que es más necesaria que nunca», concluye.