Grecia confirmó esta tarde que no pagará al FMI el tramo de 1.500 millones de euros de deuda que vence esta misma noche. Con el Eurogrupo reunido de urgencia a partir de las siete de la tarde y las propuestas de último minuto cruzando los pasillos de la Comisión Europea, el abismo nunca estuvo tan cerca. Si existe o no una fórmula que salve al país heleno del ‘default’ se verá en las próximas horas, pero el mercado ya está cuantificando los posibles efectos. ¿Qué pasará en España?
“El primer impacto económico de un posible Grexit es muy limitado, pues Grecia representa menos del 2% del PIB de la eurozona. La mayor parte de la deuda externa del país la tienen instituciones gubernamentales, más que inversores privados, y los sectores corporativos y financieros en Europa han reducido significativamente su exposición a Grecia en los últimos años. El comercio entre la eurozona y Grecia también es relativamente pequeño. Ante este panorama, creo que los efectos de un posible contagio serán limitados”, apunta Fabio Riccelli, gestor del FF Iberia Fund de Fidelity.
El problema, explica, son los efectos colaterales. “El impacto secundario es algo más difícil de predecir, pero es muy posible que la incertidumbre incremente la prima de riesgo, al menos a corto plazo, lo cual seguramente tendrá repercusión en el rendimiento de los bonos periféricos”.
Sin embargo, dada la recapitalización y reformas que ya han tenido lugar en los bancos españoles y portugueses, y el hecho de que ambos países se encuentran bien encaminados hacia una reducción de la deuda gubernamental sobre el PIB en los próximos 12 meses -suponiendo que la tasa de crecimiento del PIB permanezca constante-, Riccelli que el riesgo para la península ibérica (aparte del incremento inicial de la prima de riesgo) será limitado.
“La parte positiva para España es que las consecuencias para Grecia podrían hacer que los votantes españoles sean más cuidadosos en lo que votan en las elecciones generales de noviembre. Las encuestas recientes ya muestran un debilitamiento en el apoyo a las nuevas fuerzas políticas a favor de las tradicionales. Si la situación entre Grecia y sus acreedores continúa deteriorándose y se llega al Grexit, el movimiento pro-austeridad podría reforzarse, lo cual en última instancia sería bueno para los mercados”.