El vigente presidente turco Recep Tayyip Erdogan se enfrenta este domingo 28 de mayo a su principal rival Kemal Kilicdaroglu en la segunda vuelta de las elecciones. En principio, parece que Erdogan va a revalidar su mandato, pero, a tenor de las opiniones de los expertos, esta nueva legislatura no va a ser un camino de rosas.
Mohammed Elmi, gestor de fondos de deuda emergente de Federated Hermes, cree que “si Erdogan gana la segunda vuelta, como es probable, tendrá que tomar una decisión sencilla: ortodoxia económica o statu quo”. Pero en este punto, el experto matiza que su margen de maniobra es cada vez más estrecho, teniendo en cuenta que el déficit por cuenta corriente está en niveles récord del 5,7% del PIB, a lo que se suma una situación fiscal en deterioro.
El experto recuerda que Turquía suele recurrir a la financiación exterior para cubrir sus necesidades brutas de financiación, pero augura que el mercado se mostrará cauteloso. “Aunque esperamos que la lira siga debilitándose y que la presión aumente a corto plazo, Erdogan es un pragmático y es muy posible que el mercado acabe forzándole la mano”, sentencia Elmi, que pone el foco en el futuro gobierno. “Los inversores extranjeros se mostrarán extremadamente cautelosos y vigilarán de cerca los nombramientos de Erdogan para los puestos clave de economía y finanzas, de forma que si hay nombramientos favorables al mercado, podría ser una señal de que la política podría evolucionar en la dirección correcta”, asegura.
Irina Topa-Serry, economista senior de mercados emergentes en AXA Investment Managers, admite que la posición de salida de Erdogan en esta segunda vuelta con respecto a su rival “es más fuerte” que en la primera vuelta. Pero también es consciente de que “quien gane la carrera, se enfrentará a la difícil tarea de mejorar las perspectivas económicas de Turquía”. De tal manera, que la mejora del marco institucional “parece clave para aplicar reformas eficaces de estabilización, un proceso que será largo y difícil, según Topa-Serry, que cree que este proceso “lo será aún más si Erdogan fuera reelegido”.
Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, también observa dificultades económicas para el país tras los comicios. Principalmente, , porque los retos macroeconómicos a los que se enfrenta Turquía “son enormes”. Si bien la oposición se ha comprometido a que el banco central opere libremente, Moëc también ve probable que “incluso Erdogan tenga que hacerlo en última instancia”. De ser así, “sería coherente con una subida muy significativa de los tipos de interés oficiales, que podría tranquilizar a los inversores extranjeros que han desertado del mercado de bonos turco”.
Pero “eliminar el marco de represión financiera podría ser muy doloroso transitoriamente”, según Moëc, ya que tras la liraficación forzada de la economía turca, “el apetito local por las divisas es probablemente masivo” y una redolarización desencadenaría una mayor depreciación de la moneda, con una inflación importada que perjudicaría la estabilización de precios y que buscaría el endurecimiento del banco central.
Por tanto, el experto concluye que aunque Erdogan sea finalmente reelegido, se encontrará en una posición política más débil y con menos capacidad para hacer frente a las posibles consecuencias sociales de un cambio en la orientación política. Si gana la oposición, su naturaleza heterogénea puede dificultar igualmente el necesario cambio de política.