En los últimos años, una de las tendencias más destacadas en la industria de la gestión de inversiones ha sido el fulgurante crecimiento de los fondos socialmente responsables, también conocidos como fondos ESG, por sus siglas en inglés: “Environmental, Social and Governance”. Estos inversores han tomado diferentes perspectivas, desde excluir de sus carteras determinadas industrias, a favorecer aquellas empresas con mejores calificaciones según estos criterios de inversión consciente o a las que más han mejorado recientemente en este aspecto, según Mapfre AM.
Sorprende que el mundo del deporte haya quedado, de momento, fuera de la ola de la inversión temática en Europa. Se trata de un sector sencillo de entender, presente en nuestra vida cotidiana, con cierta visibilidad a medio o largo plazo y apoyado en tendencias demográficas y de hábitos de comportamiento. Sin embargo, las grandes gestoras de fondos parecen haber pasado por alto su valía como inversión temática, al menos hasta ahora, analizan desde la gestora.
Un ángulo diferente, e igual o más interesante, es saber si serán precisamente los fondos especializados en criterios responsables los que se lanzarán a esta oportunidad. Invertir en deporte es hacerlo en valores, educación y salud, además de apostar por historias de mejora en la gobernanza corporativa y de nuevas vías de sostenibilidad medioambiental. Si alguien duda sobre el impacto que un club deportivo relevante puede tener sobre su comunidad y su entorno, que mire, por ejemplo, el trabajo realizado en el Bàsquet Girona presidido por Marc Gasol.
En concreto, el mundo del fútbol, por su enorme relevancia a nivel global, sería un nicho especialmente interesante para que los inversores ESG dirigieran su foco en este momento. Un referente personal para Mapfre como es Julio García Mera a menudo cita una simple frase que él atribuye a Michel, el ex jugador del Real Madrid: “El mejor lugar: el fútbol”.
Y es que el deporte rey es, por el número de personas que lo practican en todo el mundo, el máximo representante de los beneficios que la actividad física tienen en la salud y en la sociedad. En no pocos casos, la práctica del deporte ha favorecido la integración y ha salvado a jóvenes de distintos países de dedicar su tiempo a otras actividades perjudiciales para ellos. Sin olvidar el impacto que puede lograr generar cualquier iniciativa de carácter social que se articule a través de los propios clubes o de los jugadores, cuyo nivel de notoriedad e influencia es difícil de igualar.
Además, la necesaria renovación de las infraestructuras del fútbol tendrá un indudable impacto en su entorno y debería de contar, como ya lo está haciendo en muchos casos, con la integración de criterios de sostenibilidad medioambiental. Las renovaciones de los estadios o de las ciudades deportivas, por poner un ejemplo, están ya comenzando a tener en cuenta medidas de eficiencia energética, soluciones para un transporte más responsable o una oferta de productos de alimentación más saludables y sostenibles.
Por último, la transformación del fútbol europeo, pasando de un sector en el que resultaba impensable poder invertir con criterios racionales a atraer el interés de cada vez más inversores profesionales, es en gran parte una historia de mejora en el gobierno corporativo (la “G” del ESG). La llegada de las normas de control económico, aunque lejos todavía de ser perfectas, ha supuesto un importante punto de inflexión. La nueva ola de inversores en el fútbol está aportando, en general, estructuras de gobierno corporativo y equipos de alta dirección más profesionalizados.
En definitiva, si bien el fútbol lleva existiendo como deporte más de ciento cincuenta años, la industria alrededor de él está naciendo en estos momentos. ¿Serán los inversores ESG o socialmente responsables los próximos en poner el foco sobre la transformación económica del deporte rey? Sin duda, existen pocos sectores de actividad que encajen mejor con esta filosofía de inversión y que tengan tantas y tan variadas oportunidades para poder generar un impacto positivo en el mundo del mañana.