El crecimiento mundial continúa a marcha lenta y los factores que lo impulsan están cambiando, según señala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su más reciente informe “Perspectivas de la economía mundial” (informe WEO). El FMI pronostica que en 2013 el crecimiento mundial medio será de 2,9% en 2013 —inferior al 3,2% registrado en 2012— y que se elevará a 3,6% en 2014.
Se prevé que el repunte del crecimiento estará impulsado en gran medida por las economías avanzadas. El crecimiento en los mercados emergentes sigue siendo fuerte, pero se prevé que será más débil de lo pronosticado por el FMI en la actualización de las Perspectivas de la economía mundial de julio de 2013. Esto se debe en parte a un enfriamiento natural del crecimiento inducido con estímulos tras la Gran Recesión. Las restricciones estructurales en la infraestructura, los mercados laborales y la inversión también contribuyeron a la desaceleración en muchos mercados emergentes.
Estas transiciones del crecimiento, combinadas con el hecho de que la política monetaria de Estados Unidos se aproxima a un punto de inflexión, han dado lugar a nuevos retos y riesgos. En particular, las tasas de interés a largo plazo en Estados Unidos y muchas otras economías han aumentado más de lo previsto. En Estados Unidos la Reserva Federal optó recientemente por no desacelerar sus compras de activos y en los mercados emergentes las salidas de capitales se han moderado en cierto grado, pero aún así los rendimientos de los bonos permanecen por encima de los niveles registrados a comienzos de mayo. Y existe un riesgo claro de que las condiciones financieras se endurezcan con respecto a sus actuales niveles aún favorables.
El FMI redujo a 2,7% su proyección de crecimiento en América Latina y el Caribe durante 2013 debido al impacto causado por una infraestructura insuficiente, una caída en los precios de las materias primas y un endurecimiento de las condiciones financieras mundiales.
En este sentido, Olivier Blanchard, director de investigación del FMI, resumió la situación global en una conferencia de prensa el martes, en la que apuntó que «hay dos evoluciones»: una recuperación de las economías avanzadas y una «desaceleración en los mercados emergentes, que aún van rápido. Si adoptan las reformas estructurales que intentan adoptar, deberían poder continuar».
En Estados Unidos, las proyecciones se basan en el supuesto clave de queel actual cierre administrativo del gobierno será breve y que el tope de la deuda se elevará a tiempo. Se prevé que el crecimiento aumentará de 1,5% este año a 2,5% en 2014 gracias al continuo dinamismo de la demanda privada, que está respaldada por una recuperación del mercado inmobiliario y el aumento de la riqueza de los hogares.
En la zona del euro, las medidas de política adoptadas han reducido riesgos importantes y han estabilizado las condiciones financieras, aunque el crecimiento en la periferia aún está contenido por restricciones en el crédito. Se prevé que la región saldrá gradualmente de la recesión, y que el crecimiento alcanzará el 1% en 2014.
En Japón, el estímulo fiscal y el relajamiento monetario en el marco del nuevo programa de políticas de las autoridades —conocido como Abeconomía— ha propiciado un notable repunte de la actividad. Pero el previsto repliegue del estímulo fiscal y del gasto en reconstrucción, sumado a los aumentos del impuesto al consumo, reducirán el crecimiento de 2% este año a 1,25% en 2014.
En China se proyecta que el crecimiento se desacelerará levemente, de 7,5% este año a 7,25% en 2014. Las autoridades se han abstenido de proporcionar un estímulo a la actividad en medio de preocupaciones acerca de la estabilidad financiera y la necesidad de respaldar una trayectoria de crecimiento más equilibrado y sostenible.
En general, se prevé que el crecimiento en las economías de mercados emergentes y en desarrollo se mantendrá en un nivel fuerte de 4,5%–5% en 2013–14, apoyado por una sólida demanda interna, la recuperación de las exportaciones y favorables condiciones fiscales, monetarias y financieras. Los precios de las materias primas seguirán incentivando el crecimiento en muchas economías de bajo ingreso, incluidas las de África subsahariana. Pero las economías de la región de Oriente Medio y el Norte de África, Afganistán y Pakistán continuarán bregando con difíciles transiciones económicas y políticas.
La balanza de riesgos sigue inclinada a la baja
El informe WEO hace hincapié en que el cambiante panorama de crecimiento mundial ha exacerbado los riesgos en las economías de mercados emergentes. La combinación de una política monetaria menos laxa en Estados Unidos con vulnerabilidades internas en las economías de mercados emergentes puede provocar nuevos ajustes del mercado a escala mundial, con riesgos de una corrección excesiva de los precios de los activos o incluso perturbaciones en la balanza de pagos.
Por otro lado, persisten antiguos riesgos, tales como las reformas inconclusas del sector financiero en la zona del euro, deficiencias en la transmisión de la política monetaria y sobreendeudamiento de las empresas en algunas economías de la zona del euro, y una elevada deuda pública y sus consiguientes riesgos fiscales y financieros en muchas otras economías avanzadas, incluidas Estados Unidos y Japón. Y en meses reciente también han vuelto a surgir riesgos geopolíticos.
Aun si algunos de estos riesgos se materializaran, todas las economías se verían afectadas debido a efectos de contagio transfronterizo por canales comerciales y financieros. Por esta razón, el informe WEO destaca el riesgo de que la economía mundial permanezca atascada en una marcha lenta por un período prolongado.
Políticas a favor de un crecimiento más robusto y sostenible
Para sacar a la economía mundial de un prolongado período de magros resultados económicos será necesario, ante todo, que las economías avanzadas aborden viejos desafíos, y también que las economías de mercados emergentes y en desarrollo utilicen políticas creíbles para orientar sus transiciones de crecimiento.
En el caso de las economías avanzadas, el actual informe WEO reafirma muchos de los mensajes de informes anteriores. La zona del euro tiene que reparar sus sistemas financieros y adoptar una unión bancaria creíble con un mecanismo de apoyo común. Estados Unidos debe resolver el enfrentamiento político en torno a la política fiscal y debe elevar oportunamente el tope de la deuda. Además, la Reserva Federal debe gestionar con cautela el proceso de normalización de la política monetaria, teniendo en cuenta las perspectivas para el crecimiento, la inflación y las condiciones financieras. Tanto Estados Unidos como Japón tienen que lograr un ajuste fiscal a mediano plazo y reformar sus programas de protección social. Y Japón y la zona del euro deben adoptar reformas estructurales para estimular el producto potencial.
La combinación de políticas y el ritmo de ajuste adecuados variarán en las distintas economías de mercados emergentes. Pero muchas economías tienen prioridades comunes en materia de políticas. Las autoridades deben permitir que los tipos de cambio de sus economías respondan a acontecimientos en el entorno y hagan las veces de amortiguadores, evitando condiciones desordenadas en el mercado. En las economías con marcos de política monetaria menos creíbles, los esfuerzos han de centrarse más en proporcionar una sólida ancla nominal. Deben tomarse medidas prudenciales y de regulación financiera para resguardarse frente a la inestabilidad financiera. El proceso de ajuste fiscal debe seguir recomponiendo los márgenes para la aplicación de políticas, a menos que los riesgos a la baja se materialicen y las condiciones de financiamiento permitan una expansión fiscal.
Para reactivar el crecimiento potencial, muchas economías precisan una nueva ronda de reformas estructurales, lo cual incluye la inversión en infraestructura. China tiene que reorientar el crecimiento de la inversión al consumo para dar cabida a un crecimiento interno y mundial más equilibrado y sostenible.