El FMI ha actualizado levemente sus perspectivas para la economía mundial. Según anunció ayer, ha rebajado en un 0,1% su previsión de crecimiento para el PIB mundial, situándose en el 2,8% para 2023, una reducción que llegará antes de aumentar hasta el 3% en 2024.
“La economía mundial aún se está recuperando de los trastornos sin precedentes de los últimos tres años, y las recientes turbulencias bancarias han aumentado la incertidumbre. Esperamos que el crecimiento de la producción mundial caiga del 3,4% del año pasado al 2,8% en 2023, antes de subir al 3% en 2024, prácticamente sin cambios respecto a nuestras previsiones de enero. Se espera que las economías avanzadas experimenten una ralentización del crecimiento especialmente pronunciada, del 2,7% en 2022 al 1,3% en 2023. La inflación general mundial se reducirá del 8,7% en 2022 al 7% en 2023 como consecuencia de la bajada de los precios de las materias primas, pero la inflación subyacente subyacente se muestra más firme. Es importante señalar que estas perspectivas parten del supuesto de que las recientes tensiones financieras seguirán contenidas», señaló Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI.
Según la institución internacional, hay mucha incertidumbre en las perspectivas a corto y medio plazo, mientras la economía mundial se adapta a las perturbaciones de 2020-22 y a los recientes problemas del sector financiero. “La preocupación por la recesión ha ganado protagonismo, mientras persiste la inquietud por una inflación obstinadamente elevada”, reconoce.
Según afirmó Gourinchas, los riesgos se inclinan fuertemente a la baja, aunque han aumentado con las recientes turbulencias financieras. “Sobre todo, las recientes turbulencias del sistema bancario podrían dar lugar a un endurecimiento más acusado y persistente de las condiciones financieras mundiales. Las subidas simultáneas de tipos en todos los países podrían tener efectos más contractivos de lo esperado, sobre todo teniendo en cuenta que los niveles de deuda están en máximos históricos. Podría ser necesario un mayor endurecimiento monetario si la inflación se mantiene más firme de lo previsto. Todos estos riesgos y otros más podrían materializarse en un momento en el que los responsables políticos se enfrentan a un margen de maniobra mucho más limitado para contrarrestar las perturbaciones negativas, especialmente en los países de renta baja”, añadió.
Con la niebla en torno a las condiciones económicas actuales y futuras cada vez más espesa, el FMI advierte de que los responsables políticos tienen un estrecho camino que recorrer para restaurar la estabilidad de precios, evitando al mismo tiempo una recesión y manteniendo la estabilidad financiera. En este sentido, considera que lograr un crecimiento fuerte, sostenible e integrador exigirá que los responsables políticos se mantengan ágiles y estén preparados para adaptarse a medida que se disponga de información.
“En primer lugar, mientras las tensiones financieras no sean sistémicas como ahora, la lucha contra la inflación debe seguir siendo la prioridad de los bancos centrales. En segundo lugar, para salvaguardar la estabilidad financiera, los bancos centrales deben utilizar herramientas distintas y comunicar sus objetivos con claridad para evitar una volatilidad injustificada. Las políticas financieras deben seguir centradas en preservar la estabilidad financiera y vigilar cualquier acumulación de riesgos en los bancos, las entidades no bancarias y los sectores inmobiliarios. En tercer lugar, en muchos países la política fiscal debería endurecerse para aliviar las presiones inflacionistas, restablecer la sostenibilidad de la deuda y reconstituir las reservas fiscales. Por último, en caso de que se produzcan salidas de capital que planteen riesgos para la estabilidad financiera, las economías de mercado emergentes y en desarrollo deberían utilizar el marco integrado de políticas, combinando intervenciones temporales selectivas en el mercado de divisas y medidas sobre los flujos de capital cuando proceda», concluyó Gourinchas.
Según los expertos, es muy difícil acertar con unas previsiones de crecimiento precisas, por lo que es posible que el FMI se equivoque en los detalles de sus pronósticos numéricos. Sin embargo, Luke Bartholomew, economista jefe de abrdn, sí está acuerdo con el mensaje general de las perspectivas en el sentido de que la economía británica sufrirá probablemente condiciones similares a las de la recesión durante gran parte de este año. «De hecho, no creemos que el FMI sea suficientemente pesimista sobre el crecimiento de EE.UU. y Europa. Esperamos que el endurecimiento de las condiciones crediticias lleve a la economía estadounidense a una recesión a finales de este año, con grandes repercusiones en el resto del mundo, incluida Europa», señala.
Más allá del corto plazo, Bartholomew destaca que el aspecto más interesante del análisis del FMI es que considera que el reciente brote de inflación no ha sacado a la economía mundial de su equilibrio de bajos tipos de interés. En su opinión, a largo plazo, «los tipos de interés están sujetos a fuerzas que se desplazan lentamente, como la demografía y la desigualdad, y el FMI ve pocas razones para considerar que estas fuerzas hayan cambiado sustancialmente desde la pandemia. Si el FMI está en lo cierto, y nosotros también lo estamos al hablar de una recesión, el debate se centrará pronto en la probabilidad de que los bancos centrales bajen los tipos de interés en los próximos años. Los inversores podrían descubrir que este periodo de tipos de interés altos fue simplemente una breve interrupción del entorno de tipos bajos con el que han estado lidiando desde la crisis financiera mundial».
Inestabilidad financiera
El FMI también ha destacado que los riesgos para la estabilidad financiera han aumentado rápidamente desde el Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial de octubre de 2022, ya que la resistencia del sistema financiero mundial se ha enfrentado a varias pruebas. “Todos hemos sido testigos de los recientes acontecimientos en el sector bancario. Son poderosos recordatorios de los retos a los que nos enfrentamos ahora que vemos cómo se endurecen la política monetaria y las condiciones financieras, al mismo tiempo que se acumulan las vulnerabilidades del sector financiero. La respuesta política inmediata y contundente redujo la ansiedad del mercado, pero el sentimiento sigue siendo frágil. Las tensiones siguen siendo evidentes en otras instituciones, a medida que los inversores reevalúan la salud del sistema financiero. La aparición de tensiones en los mercados financieros complica también la tarea de los bancos centrales, que tratan de mantener la senda de subida de los tipos de interés ante una inflación obstinadamente elevada”, afirmó Tobias Adrian,director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capitales del FMI.
Según sus consideraciones, el impacto del endurecimiento de las condiciones monetarias y financieras podría verse amplificado por el apalancamiento financiero, los desajustes en la liquidez de activos y pasivos y el alto grado de interconexión dentro del sector de intermediación financiera no bancaria y con las instituciones bancarias tradicionales.
«Más allá de las instituciones financieras, los colchones acumulados por los hogares y las empresas durante la pandemia les han dado más margen para absorber las perturbaciones financieras. Pero estos colchones se están deteriorando, dejándoles vulnerables al impago de su deuda. Si nos fijamos en los grandes mercados emergentes, vemos que hasta ahora han evitado los efectos adversos de las recientes turbulencias. Sin embargo, las tensiones financieras se intensifican y el considerable repliegue de la asunción de riesgos a escala mundial podría desencadenar salidas de capital en todos los mercados emergentes. En cuanto a las economías emergentes más pequeñas y de mayor riesgo, vemos que siguen afrontando tensiones de sostenibilidad de la deuda y problemas de financiación», añadió Adrian.