El BCE anunció el jueves 15 de junio una subida de los tipos de interés de 0,25 puntos que no sorprendió a los gestores. Eso sí, el tono del comunicado y la posterior rueda de prensa de la presidenta Christine Lagarde ha provocado una cascada de reacciones que van desde un posible fin a corto plazo de las alzas de tipos a una probable prolongación de la política económica restrictiva.
En el comunicado se ha repetido que las presiones subyacentes sobre los precios siguen siendo fuertes, pero también se reconocieron «algunos signos de suavización» en los datos recientes. Las previsiones de inflación subyacente se han revisado al alza para 2023-2025, mientras que las previsiones de crecimiento se han revisado ligeramente a la baja, lo que subraya la mayor disyuntiva entre crecimiento e inflación a la que se enfrenta el BCE en los próximos meses, a medida que se acerca el final del ciclo de endurecimiento.
En este escenario hay gestores que creen que, a pesar de que el BCE dejó abiertas las puertas a más subidas de los tipos, el fin de la normalización monetaria está más cerca que lejos. Es el caso de Charles Diebel, responsable de Renta Fija de MIFL, que resaltó que “el tono de los comentarios de Lagarde fue menos agresivo que el de la declaración oficial del Consejo de Gobierno del BCE”. El experto resume que da la impresión de que, si bien se moverán los tipos en julio, “el BCE siente que están cerca del final del proceso de endurecimiento y, tras subir los tipos a su nivel más alto en 22 años, se están acercando al final”.
Más claro es Felix Feather, analista de Economía Europea de abrdn, que cree que una subida de tipos en julio «será la última del ciclo, dado el giro a la baja de la inflación”. Eso sí, el experto cita al crecimiento salarial como posible excusa para un nuevo movimiento en septiembre”. En este punto Feather adelanta que con la política monetaria ya en territorio restrictivo, y con los efectos retardados de las subidas anteriores aún repercutiendo en la economía real, “los inversores deben enfrentarse a tipos más altos, una inflación aún elevada y la posibilidad de que se produzca una recesión provocada por la política monetaria a finales de año».
Frederik Ducrozet, director de análisis macroeconómico de Pictet WM, reconoce que le sorprendió que Lagarde declarase su «intención» de subir tipos de nuevo en julio, «pues eliminó este tipo de declaración en marzo». El experto, aunque ve «razones de peso para una pausa» y dada la incertidumbre, «el BCE puede verse tentado a ‘omitir’ julio y pasar a decisiones trimestrales en base a nuevas previsiones». Eso sí, es tajante a la hora de señalar que «el riesgo de subida de tipos en julio es alto».
Riesgos para septiembre
Pese a todo, hay gestores que tampoco olvidan que hay riesgos que conllevarían a prolongar la fase de subida de tipos del BCE. Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments, que cree que se acerca el final del ciclo de subidas. “Consideramos que las perspectivas de crecimiento del BCE son demasiado optimistas y que la actualización de las previsiones macroeconómicas de septiembre abogará más bien por una pausa”. Pero el tono hawkish de la conferencia de prensa le obliga a incluir el riesgo de una nueva subida de tipos en septiembre, “que tememos implicaría un endurecimiento excesivo y el riesgo de un bajo crecimiento durante más tiempo”.
Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, espera una última subida de tipos en julio, hasta un nivel del 3,75%, seguida de al menos seis meses durante los cuales los tipos se mantendrán en este nivel elevado. Sin embargo, admite que le preocupa que las tasas de inflación subyacente “no desciendan lo suficiente durante este periodo, de modo que los riesgos de nuestras previsiones de tipos de interés oficiales son claramente al alza”.
Por su parte, Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO, aunque sigue creyendo que los riesgos siguen “sesgados hacia unos tipos de interés oficiales más altos durante más tiempo en comparación con las expectativas del mercado”, considera que el 3,75% es el límite inferior de la zona de aterrizaje del tipo terminal para la facilidad de depósito. En definitiva, una tasa que maneja el consenso de mercado. “Esperamos que un mayor avance en la reducción de la cartera del programa de compra de activos (APP) y una mayor visibilidad del tipo de interés oficial terminal constituyan las condiciones necesarias para apartarse de las actuales orientaciones de reinversión del programa de compras de emergencia por pandemia (PEPP)”, concluye Veit.
Para Dave Chappell, Gestor Senior de Cartera de Renta Fija de Columbia Threadneedle Investments, aunque cualquier ajuste de la política monetaria del BCE sigue dependiendo de los datos, “estaba claro que se avecinaba un endurecimiento adicional, en un contexto de estancamiento del crecimiento, debilitamiento del sector manufacturero y endurecimiento de las condiciones crediticias para las empresas y los hogares”. Eso sí, ve necesario, de forma similar a otros bancos centrales, “flexibilizar los mercados laborales, un proceso muy difícil de gestionar, una vez en marcha”.
Mayor endurecimiento de la política monetaria
Otros gestores, sin embargo, creen que los tipos pueden seguir subiendo más en la eurozona de lo que espera el consenso. Michelle Cluver, Portfolio Strategist de Global X ETF, recalca que en esta octava subida de tipos consecutiva del BCE “refleja la voluntad del banco central de seguir subiendo los tipos pese a la reducción de las previsiones de crecimiento económico y a que el bloque entró en una leve recesión en el primer trimestre” y que “este compromiso continuado de lucha contra la inflación refleja un sesgo al alza de los tipos de interés de cara al futuro”.
Por lo tanto, Anna Stupnytska, Macroeconomista Global de Fidelity International, considera que el mensaje de la presidenta Lagarde sobre el próximo paso fue claro: el BCE espera seguir subiendo los tipos en julio «salvo que se produzca un cambio sustancial en la línea de base». Así, aunque la experta considera más probable una nueva subida, como esperan los mercados, también cree que “los riesgos para el tipo de depósito terminal del 3,75% están sesgados al alza, dada la gran incertidumbre sobre el proceso de inflación y la atención que presta el banco central a los datos retrospectivos”.
Ulrike Kastens, Economist Europe para DWS, no comparte las expectativas del mercado de un final del curso de endurecimiento con la facilidad de depósito en el 3,75% en julio. “Por el contrario, dado que ya se han negociado nuevos aumentos salariales elevados y que muchas empresas aún tienen suficiente poder de fijación de precios, es probable que la tasa subyacente del IPC se mantenga por encima del 5% hasta el otoño de este año, por lo que el BCE tendrá que subir ese tipo al 4% para cumplir su mandato a medio plazo”.
Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée, también ve factible que la tasa de depósito alcance el 4%, ante el foco en el mercado laboral del BCE. Eso sí, recuerda que el coste de esta política más restrictiva será, obviamente, “una ralentización aún más pronunciada del crédito; los flujos netos de crédito a las empresas ya se están contrayendo y es probable que se acentúen aún más. Si bien los hogares aún se habían visto poco afectados por las restricciones crediticias, es probable que éstas sean más acusadas a la vuelta de las vacaciones. El experto concluye que el año 2024 «se presenta pues como el año del retorno de las restricciones presupuestarias y de la continuación de una política monetaria que seguirá siendo restrictiva durante más tiempo del previsto en los mercados financieros”.