De acuerdo con Michael C. Buchanan, subdirector de inversiones de Western Asset, filial de Legg Mason, nos encontramos en un ciclo crediticio extraordinario y debemos ser conscientes de ello. En su opinión, existen fuerzas sin precedentes que generarán un ciclo más largo de lo que jamás se ha presenciado.
Según el especialista, este ciclo en concreto será único por la normativa y la política acomodaticia de los bancos centrales.
- La normativa: Buchanan considera que dado que los reguladores fueron demasiado flexibles durante la crisis financiera, que era probable que la situación se revirtiera y que asistiéramos a una regulación muy estricta que favorecería a los inversores en renta fija. “Si algo teníamos claro era que las autoridades reguladoras harían todo lo posible para asegurar la estabilidad financiera de los bancos más importantes. Las instituciones financieras son un componente de gran envergadura en el segmento de deuda corporativa con grado de inversión, por lo que el hecho de que los reguladores forzaran esa gran mejora nos confirió un cierto grado de comodidad en nuestra exposición, no sólo al sector financiero, sino a la deuda corporativa en general”, menciona.
- La política acomodaticia de los bancos centrales: “se aplicó a escala mundial y no tenía precedente alguno, y también consideramos que sería favorable para la deuda corporativa” añade.
En el segmento de deuda corporativa con grado de inversión, Buchanan considera que el aumento del apalancamiento responde principalmente a las adquisiciones dentro del mismo sector por parte de empresas de gran calidad. “Este tipo de adquisiciones tienden a reducir el apalancamiento de forma predecible y fiable con el tiempo. Las empresas de elevada calidad casi sin endeudamiento han decidido aprovechar el contexto de bajos tipos y aumentar la deuda en sus balances. Estas compañías siguen manteniendo un perfil defensivo y de gran calidad”.
En el segmento de high yield, “la reducción de los precios de las materias primas resultó en una marcada tensión en los sectores de energía y de metales y minería. Estos sectores protagonizaron un elevado nivel de incumplimientos crediticios en 2016. Pero ahora, en vista de la recuperación de los precios de las materias primas y del hecho de que las empresas más débiles y vulnerables ya han incurrido en impago, la tasa de impago del resto de títulos de deuda corporativa está descendiendo con celeridad. Los sectores restantes en el segmento de alto rendimiento no han experimentado cambios en su apalancamiento en los últimos cinco años y los impagos se encuentran en niveles históricamente reducidos”.
Sobre las acciones de la Fed en los mercados de deuda corporativa el especialista menciona que “históricamente, la deuda corporativa ha registrado un comportamiento positivo en contextos de subida gradual de tipos. Seguimos pensado que esta es la situación. Hay margen para la compresión de los diferenciales. A medida que suban los tipos, si lo hacen por los motivos adecuados, si la economía protagoniza una mejora generalizada, esperamos que la deuda corporativa mejore su rendimiento, si bien sufrirá parte de las consecuencias de esta medida: unos tipos más elevados con unos diferenciales más ajustados”.
Buchanan y su equipo creen que las duraciones seguirán reflejando su visión macroeconómica. “Seguiremos realizando cambios en la duración de nuestro posicionamiento en la curva en función de nuestra visión macroeconómica general. Como gestores, reflexionaremos sobre los efectos de esta estrategia en el contexto de una cartera diversificada que cuenta con una amplia gama de activos de riesgo”, concluye.