La dura crisis que azota a Venezuela ha generado un fuerte deterioro en las condiciones de vida que se ha traducido en una salida masiva de sus habitantes hacia otros países en busca de nuevas oportunidades. Según la ONU, cerca de 4 millones de personas han salido de Venezuela desde finales de 2015 hasta abril 2019. En la actualidad, 5.000 personas lo hacen diariamente.
Los países receptores del mayor flujo de migrantes venezolanos en la región han sido: Colombia con 1.300.000, Perú con 800.000, Chile con 290.000 y Ecuador 263.000.
Las consecuencias para las economías son en el medio y largo plazo positivas, aunque en el corto plazo, puedan presentar problemas presupuestarios al suponer un mayor gasto público.
Aunque cada país presenta diferencias, el denominador común es que se produce un aumento de la oferta laboral que, para Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs «es un shock para la fuerza laboral que no es inflacionista».
Según el experto, la integración de los migrantes es un aspecto decisivo, puesto que “los países también pueden aprovecharlo dependiendo de cómo se integren los migrantes, especialmente si terminan en trabajos que pagan impuestos o en la economía negra”.
Para Jürgen Weller, coordinador de la Unidad de Estudios de la Dinámica y Coyuntura del Empleo Cepal, los migrantes venezolanos en estos países “aumentan la tasa de ocupación y participación, pero no necesariamente la de desempleo, porque muchos migrantes por razones de supervivencia están dispuestos a aceptar cualquier trabajo que consigan. Muchos trabajan por debajo de su nivel de cualificación, al menos inicialmente”.
Colombia, el país que ha recibido más venezolanos
A nivel país, Colombia, el país que mayor número de migrantes ha recibido, ha cuantificado el mayor gasto derivado de la entrada de migrantes venezolanos entre el 0,5%-0,8% del PIB nacional.
En concreto, se ha visto afectada mayoritariamente en el ámbito de la atención sanitaria, explica Felipe Muñoz gerente de fronteras con Venezuela. Esto se debe a que en Colombia no solo reciben cuidados aquellos que decidieron quedarse, sino que muchos utilizan el país como país de paso para recibir tratamientos de salud y luego regresar a Venezuela. Esta situación ha provocado una deuda de 50 millones de dólares con sus hospitales públicos.
Además, Muñoz afirma que es el Estado colombiano quien asume la mayor parte de estos gastos, cuantificados en aproximadamente 1.350 millones de dólares. En los dos últimos años es cierto que se han recibido 270 millones de dólares de cooperación internacional, de los cuales Estados Unidos ha aportado el 60%, pero son claramente insuficientes.
Perú: un impacto positivo sobre el PIB y la demanda interna
Para el ministro de Economía y Finanzas del Perú, Carlos Oliva, el movimiento migratorio ha tenido dos impactos distintos en su economía: un impacto positivo en cuanto al PIB y la demanda interna; y uno negativo en el ámbito de la formalidad de los trabajadores y provisión de servicios para cubrir necesidades primarias.
Su mercado laboral es el más afectado, puesto que los 500.000 nuevos trabajadores venezolanos generan una mayor competencia. Por ello, al haber una mayor oferta de trabajo los sueldos no suben e incluso disminuyen. Según Oliva: “Hay muchos venezolanos que aportan a la economía con las habilidades que tienen, pero al mismo tiempo si la economía no crece al ritmo que debería crecer podría generarse algún tipo de competencia interna con este exceso de oferta laboral”.
Otro problema que debe afrontar el Perú es la formalización del trabajo, que ya de por sí supone un problema aun sin migración, lo que se podría convertir en un problema estructural para el país.
Chile, el escenario más positivo
En cuanto a Chile, la situación es algo más positiva que en el resto de los países. Hay una alta proporción de migrantes que logran insertarse de manera formal y que cotizan en la seguridad social. Según el Banco Central de Chile, la rápida migración ha aumentado el potencial de crecimiento, al mismo tiempo que reduce la presión sobre los salarios y los precios.
La política de gobierno chilena es, probablemente, la más acertada para afrontar este problema migratorio, ya que el mercado laboral chileno es relativamente ágil y las empresas han demostrado ser bastante flexibles, además que es un mercado en continuo proceso de adaptación.
Por último, en el caso de Ecuador, el ritmo de entrada de migrantes venezolanos se estima en 3.000 al día y su coste para las arcas estatales se estima en el 0,5% del PIB hasta el 2021. Esta situación está superando la capacidad de acogida del país, según afirmó el presidente Lenín Moreno.
El 9 de agosto de 2018 el gobierno declaró el estado de emergencia a 3 provincias (Carchi, Pinchancha y El Oro), que estuvo vigente hasta finales de mayo de este año, debido al incesante flujo de migrantes venezolanos que entraban en el país.
También se han dado casos de violencia contra habitantes ecuatorianos por parte de los venezolanos, lo que hizo al presidente reforzar las medidas de seguridad tanto dentro del país como en las fronteras.