Hace una semana, en concreto el pasado 22 de noviembre, asistimos a un acontecimiento lo bastante raro como para merecer una mención: lo que los anglosajones llaman un “flash crash”. “La fuerte presión vendedora sobre el cruce del euro desde el 6 de noviembre, combinada con las decepcionantes cifras de los PMI en Francia y Alemania, provocó que el par EUR/USD se desplomara de 1,045 a 1,0340 sin encontrar la menor resistencia ni comprador”, explican desde Edmond de Rothschild AM. ¿Será esto algo puntual o el preludio del debilitamiento del euro?
Según reconocen desde Edmond de Rothschild AM, el pesimismo que rodea a la eurozona no es nada nuevo, pero el diferencial de perspectivas económicas entre Estados Unidos y Europa ha alcanzado un nuevo nivel tras la elección de Donald Trump. “Incluso antes de la posible aplicación de aranceles, la moral europea está a media asta, lo que se refleja en la debilidad de la moneda única desde septiembre. La solución probablemente no esté en manos del BCE, sino de los políticos europeos, como señala el informe Draghi. Impactado por el diferencial de crecimiento entre las dos zonas, así como por el diferencial de tipos de interés, que ha superado los 200 puntos básicos en 10 años, el euro sufre ahora problemas políticos en sus dos motores económicos: Francia y Alemania, en un momento en que España, Italia y Portugal destacan claramente desde el punto de vista económico”, argumentan desde la gestora.
Un “flash crash”
Antes de contestar a la pregunta inicial, entendamos bien lo ocurrido hace siete días. Según Edmond de Rothschild, lo que ocurrió el viernes fue una combinación de estos acontecimientos, con el reciente aumento de las tensiones en Ucrania proporcionando, por desgracia, un catalizador adicional. “El posicionamiento del mercado indica que un número significativo de operadores prevé una caída del euro en los próximos meses, no solo frente al dólar, sino también frente al yen y el franco suizo”.
Desde Ebury señalan que fueron los malos datos del PMI los que hubieron al euro: “Los malos datos de los índices PMI publicados la semana pasada reavivaron las especulaciones de que el BCE responderá con un enorme recorte de 50 puntos básicos en la reunión de diciembre”.
Según su análisis, en consecuencia, los mercados de tipos de interés ya dan un 50% de probabilidades de que se produzca un recorte de este tipo, que en realidad prevén 5 recortes de 25 puntos básicos distribuidos en las tres próximas reuniones.
“La noticia llevó al euro a mínimos que no había visto desde la carrera hacia la paridad en 2022, aunque se ha recuperado un poco desde entonces al conocerse la ortodoxa elección de Trump para el puesto clave de secretario del Tesoro. La cifra de inflación de esta semana es el único dato real relevante que tendremos durante un tiempo. Los salarios de la Eurozona en el tercer trimestre han crecido más rápido de lo previsto, por lo que hay margen para una sorpresa al alza en la inflación que es lo último que necesita ver el BCE en medio de la debilidad económica”, exponen desde Ebury.
Trump y el dólar
Los expertos de Neuberger Berman creen que el dólar se fortalecerá el próximo año, mientras que el euro se debilitará. “El euro podría estar encaminado hacia la paridad, pero este proceso podría tomar más tiempo del esperado y ser un camino volátil, con mejores puntos de entrada aún por venir. Además, aunque sea poco probable, no se puede descartar que termine tomando un rumbo completamente diferente. Por eso pensamos que los inversores deberían mantener un enfoque moderado respecto al riesgo en dólares en este momento”, explican.
En este sentido, explican que la futura política de Trump tendrá mucho que ver. “Sabemos que el dólar se apreció la última vez que Donald Trump fue elegido presidente, y volvió a apreciarse, un 11%, cuando impuso aranceles a China”, destacan. Y explican: “Aunque el objetivo principal de los aranceles probablemente será nuevamente China, Europa podría ser la región más expuesta. Se esperan aranceles sobre las exportaciones europeas a EE. UU., pero al mismo tiempo su sector manufacturero podría enfrentar más competencia, ya que China intentará redirigir algunas de sus exportaciones perdidas hacia Europa. Un acuerdo comercial entre EE. UU. y la Unión Europea podría ayudar, pero si incluye un aumento en las compras de gas natural estadounidense, la necesidad de adquirir dólares para pagar ese gas añadiría más presión a la baja sobre el euro”.
Según su análisis, este factor impactará en el desempeño económico de Europa, pasando factura al euro. “Estas diferencias en el desempeño económico se están reflejando en los mercados de tasas de interés. Las tasas de EE.UU. se proyectan entre 1.5% y 2% más altas que las de la zona euro a lo largo del próximo ciclo de recortes de tasas, ya que los funcionarios de la Reserva Federal de EE.UU. están preocupados por la inflación persistente, mientras que sus homólogos del Banco Central Europeo están cada vez más inquietos por el crecimiento. Esto, a su vez, está atrayendo capital hacia el dólar. En 2014, una divergencia similar en las tasas impulsó un aumento del 25% en el valor del dólar”, concluyen desde Neuberger Berman.