Tras las fuertes caídas de los principales mercados bursátiles y el grave impacto que el COVID-19 está marcando en la economía, Caja de Ingenieros apunta al enfoque ISR como factor determinante que permitirá identificar aquellas empresas más fuertes en el nuevo escenario económico y elegir las compañías que mejor comportamiento desarrollarán cuando los mercados se calmen.
Hace ya algo más de un mes después de que Corea del Sur elevara la alarma sanitaria por el coronavirus al máximo. Por aquel entonces, la OMS hablaba de emergencia sanitaria y no de pandemia al referirse a la gripe provocada por el COVID-19, mientras que la Agencia Internacional de Energía (IEA) publicaba que el impacto del coronavirus supondría una disminución de la demanda de petróleo equivalente a 99.000 barriles al día y lo achacaba fundamentalmente al parón de la economía en China.
Según los analistas de Caja de Ingenieros, a pesar de los paquetes de estímulo anunciados tanto monetarios como fiscales por parte de los bancos centrales y los gobiernos internacionales, la situación del crédito se ha deteriorado significativamente, al planear en el horizonte no sólo una recesión global sino también un escenario económico de depresión.
Muchos analistas han comparado la situación con anteriores gripes para poner en perspectiva el potencial impacto negativo de la epidemia y calmar a los inversores. El FMI, en sus primeras estimaciones citaba en unas décimas el impacto del COVID-19 sobre el PIB mundial (de nuevo siendo China el principal detractor) y el S&P 500 mostraba una resiliencia absoluta cotizando 1.000 puntos por encima de los niveles actuales. No obstante, estas predicciones fueron seguidas de caídas generalizadas en las principales bolsas de alrededor del 35%.
En las últimas semanas, varios analistas citaban posibles caídas de la demanda del petróleo alrededor del 20%, contracciones del PIB en EE.UU. del 5% y del 14% para los primeros trimestres del año Asimismo, se publican en Alemania perspectivas que prevén una desaceleración en la locomotora europea del 5% para el conjunto del 2020. La tasa de desempleo en EE.UU. podría subir hasta acercarse al 9% para finales de este año y los BPA del S&P 500 descenderían en torno al 14%.
“En este punto, hay quien empieza a hablar de economía de guerra, en tiempos de paz”, aseguran desde Caja de Ingenieros. Así, se alude a la reactivación de un plan Roosvelt como el que se puso en marcha tras los ataques a Pearl Harbour hace aproximadamente 80 años, donde sector público y privado iniciaron una de las joint ventures más exitosas de la historia: War Production Board.
Sin embargo, “la situación actual se antoja bastante diferente”, advierten desde Caja de Ingenieros. El hecho de que esto sea, fundamentalmente, una crisis sanitaria no resuelta y el mundo esté en lockdown cambia el escenario. Además, subrayan que la economía se encuentra en un impase y los mercados permanecen abiertos, porque la liquidez es un atributo irrenunciable para los mercados organizados.
“En esta ocasión para las bolsas, la combinación de factores sí altera el producto. Todo ha ido muy rápido, quizás hemos pasado de un extremo a otro, el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que hoy más que nunca es necesario confiar en la calidad de las carteras de los fondos de gestión activa. Y es que cuando la volatilidad se dispara y las caídas son uniformes, es cuando surgen las oportunidades de inversión a medio y largo plazo”, añaden desde la entidad.
Por ello, según Caja de Ingenieros, es determinante el enfoque ISR para identificar aquellas empresas más fuertes en el nuevo escenario y que tendrán, sin duda, un mejor comportamiento relativo una vez los mercados se calmen.