Lo que aparentaba ser un inicio de año estable en cuanto a variables económicas en la Argentina, se vio afectado en la jornada del miércoles 27 de marzo, cuando la cotización del dólar en el país alcanzó los 44,90 pesos. La volatilidad del escenario cambiario, aunque esperable en un año electoral, genera cierta incertidumbre.
Si bien las exportaciones de soja, maíz y otros granos generarán la entrada al país de aproximadamente 9.000 millones de dólares hasta agosto, hay quienes temen que la indefinición del escenario general lleve al aumento de la divisa de todas formas. Esto se explica porque el dólar, en Argentina, funciona como un refugio natural para quienes quieren protegerse en tiempos inciertos, tal como lo es un periodo de elecciones.
“El dólar es un termómetro que funciona muy bien para medir el ánimo de la sociedad, la comodidad, la incomodidad, la expectativa positiva y negativa. Es lógico que en un año electoral la gente se refugie en una moneda fuerte antes de que se devele la respuesta sobre el escenario por venir. Entonces, es muy común, y la historia así lo demuestra, que en los periodos que anteceden a las elecciones, los individuos y los agentes económicos se inclinen por aumentar sus posiciones de refugio”, explica Jacqueline Maubré, CEO de BNP Paribas Investment Partners Argentina.
Maubré sostiene, además, que lo político siempre condiciona a lo económico y se encuentra, de alguna manera, por encima ya que es justamente la política quien muestra la dirección en la que va un país. Entonces el modelo económico acompaña a esa dirección.
“Como estamos ante un escenario electoral, se genera una enorme incertidumbre y particularmente este año, porque parecería que los dos candidatos naturales a la presidencia -Mauricio Macri y Cristina Fernandez de Kirchner- plantean un modelo económico de país totalmente opuesto. Eso genera una enorme incertidumbre, y es esperable que el dólar esté volátil”, aclara.
De todas formas, según la CEO de BNPPIP Argentina, esta volatilidad no es alarmante. “Mientras el dólar permanezca entre las bandas cambiarias que ha fijado el BCRA no debería generar una preocupación mayor. Recordemos que al inicio de la gestión de Sandrelis el dólar partía de la banda superior, después cayó, incluso en enero lo vimos por debajo de la banda inferior y ahora está de alguna manera volviendo a ubicarse en el centro de la banda”, opina Maubré.
En esta dirección, el Palacio de Hacienda cuenta con los dólares del FMI y las exportaciones cerealeras para garantizar la estabilidad cambiaria durante la campaña electoral. “La volatilidad va a ser baja”, había asegurado el ministro Nicolás Dujovne aunque no descartaba variaciones diarias como las registradas a lo largo de la última semana.
“Estamos en una posición de mucha solidez. Tenemos reservas de casi 70.000 millones de dólares”, ostentó Dujovne durante una entrevista televisiva que se le realizó en el mes de febrero. Sin embargo, con la dinámica adoptada por el esquema de bandas cambiarias, hoy el Banco Central recién puede intervenir de manera limitada para intentar aplacar una corrida si el dólar escala más de 10 pesos en una jornada superando los 49,939 pesos.
Adicionalmente a dichas herramientas con las que cuenta el BCRA, están los dólares que se van a ir generando a partir de las exportaciones de la Argentina que, para Maubré “se van a ir recomponiendo” y se van a ver favorecidas por la devaluación ya que “si bien se genera una desvalorización de la moneda también se traduce en un beneficio en la competitividad de los precios argentinos en el exterior, con lo cual sería esperable que ayude a los productos en el mercado internacional”.
Todo esto lleva a pensar que el escenario más probable es que el dólar se mantenga dentro de las bandas que se propuso el Central, ya que, en palabras de Maubré: “debería pasar algo muy grave como para que no se pueda contener la situación y pareciera que hay suficientes instrumentos como para controlarla”.