Cuando la Reserva Federal estadounidense empezó a anunciar la retirada de sus programas de relajación cuantitativa, fue sobre todo el mundo emergente el que tembló. Ante las perspectivas de retirada de una barra libre de liquidez que había sustentado rallies generalizados en muchos mercados, los expertos económicos y gestores comenzaron a hacer hincapié en la importancia de diferenciar entre aquellos mercados en desarrollo más fuertes y los más débiles; estos últimos, más dependientes de flujos internacionales y con fundamentales más debilidados. En ese saco entraron países como Brasil, Suráfrica o Turquía, con alta inflación, crecimientos moderados y significativos déficits por cuenta corriente.
Pero Pınar Uğuroğlu, responsable de inversiones adjunta de TEB Asset Management, gestora especialista en Renta Variable de Turquía con la que trabaja BNP Paribas IP, reivindica una aproximación más análitica a los fundamentales del país y pide que no se meta a todos los mercados en el mismo saco. “La situación es diferente en distintas partes del mundo en desarrollo y tiene sentido una gestión realmente activa”. Además, siendo selectivo en cualquier mercado, se puede ganar independientemente de algunos de sus problemas, explica en una entrevista con Funds Society.
En general, la experta es positiva con la historia de Turquía, una economía principalmente nacional, con recursos limitados y algunos desequilibrios, pero capaz de beneficiarse de las políticas monetarias acomodaticias de la Fed, el BCE y el Banco de Japón y de las fuerzas deflacionistas globales como consecuencia de la falta de crecimiento y los bajos precios de las materias primas.
“Estamos en el lado bueno de la moneda para beneficiarnos de la caída de los precios del petróleo, debido a que somos importadores”. Uğuroğlu explica que un problema del país, como el alto déficit por cuenta corriente, ha mejorado en los últimos años, de forma que excluyendo las importaciones de crudo, el país ya tendría superávit; ahora, el bajo precio del crudo ayudará a controlar ese déficit. Además, esos precios también ayudan a controlar la inflación, que este año estará en niveles de entorno al 7%, lo que permitirá al banco central del país realizar recortes en los tipos de interés, desde el actual 7,75% hasta el entorno del 7% (y lo que beneficiará a la deuda del país). “Algunos se quejan de que el Banco Central podría ser demasiado acomodaticio pero las quejas tendrían sentido si los recortes se producen en un momento de boom económico pero no si ocurren en un escenario más normal”.
De hecho, la experta juega la historia del petróleo en su cartera, y tiene posiciones con ese sesgo, hacia firmas que pueden beneficiarse de esta situación, pues no espera un rebote en los precios del crudo hasta los niveles de hace un año: “La voluntad de los mayores productores de la OPEC en no cortar la producción y los altos inventarios en EE.UU. apoyan nuestra visión sobre los precios del crudo”, asegura. Esta historia podría beneficiar por ejemplo a las aerolíneas, gran apuesta en las carteras, también debido a la posición estratégica del país (entre Oriente Medio, África y Europa). Y a valores como Arcelik, productor de marcas blancas, Coca Cola Icecek (con exposición a mercados frontera que rodean al país) o fabricantes de automóviles destinados a Europa.
Con todo, si hay una historia que tiene fuerza en su cartera es la recuperación de la economía del país, y que juega en gran parte a través del sector financiero (“la forma de jugar la historia del consumo”, dice, debido a que conjugan gran potencial de revalorización con bajas valoraciones) y de otros nombres de compañías domésticas, que aglutinan la mayor parte de sus principales posiciones. También revivirá el mercado inmobiliario, dice. Una de sus convicciones es que, con las elecciones parlamentarias a la vuelta de la esquina, en junio de este año, el gasto público seguirá siendo fuerte (por ejemplo, en infraestructuras, lo que apoyará sectores como el de materiales) y los políticos no se arriesgarán a dañar el crecimiento del país, lo que explica su exposición. Y confía en que se acometerán medidas necesarias, como la inversión en capital humano o reformas agrícolas.
¿Nubes en el horizonte?
La experta es positiva, confía en una subida de los mercados: cree que el descuento con el que Turquía cotiza frente a otros emergentes ha de reducirse, necesariamente. “La bolsa turca no debería cotizar a un gran descuento frente a sus peers y su media histórica como tradicionalmente lo ha hecho. Es cierto que con la alta inflación el mercado merecía cierto descuento pero bajo las actuales condiciones, pedir esos descuentos parece más un hábito del pasado que un reflejo de la realidad”, explica. Y confía en que haya una contracción en dicho descuento.
En general, cree que, de haber correcciones, serán cortas. Pero sí hay dos temas que le preocupan y que podrían motivar mayores caídas: un cambio en los precios del crudo (que descarta) y un fuerte cambio de política por parte de la Fed, en la medida en que el país se beneficia de los QE (ahora del europeo, sobre todo, en la medida en que Europa es el mayor mercado para Turquía y se está recuperando). No espera que las subidas de tipos en EE.UU. sean rápidas puesto que aún dependen de la recuperación y los datos económicos, pero vigila lo que ocurra porque los efectos se notan más en Turquía que en otros países del mundo emergente, de forma injustificada, en su opinión.
Con respecto a la divisa, se siente más cómoda y cree que “no hay factores fundamentales que puedan explicar una depreciación sostenible”, augurando estabilidad.