El dato de inflación de EE.UU. que conocimos ayer ha dejado un sabor agridulce. Según reconocen desde Bloomberg, el indicador continúa mostrando signos de ralentización, pero no tan rápido como muchos esperaban. “Los precios al consumo subieron un 0,5% en enero, la mayor subida en tres meses, y la tasa de inflación anual se situó en el 6,4%, por encima de lo esperado y solo ligeramente por debajo de la de hace un año”, señalan.
Los expertos insisten en que las noticias del IPC estadounidense de enero fueron ligeramente decepcionantes, aunque las cifras principales y subyacentes estuvieron en línea con el consenso de Bloomberg. “El IPC subyacente aumentó un 0,4% intermensual y la tasa interanual descendió hasta el 5,55%, frente al 5,7%. Sin embargo, tras las revisiones anuales del factor estacional y la actualización de las ponderaciones de la cesta de la semana pasada, la inflación estadounidense parece estar moderándose más lentamente de lo que se pensaba en un principio. El ritmo anualizado a tres meses parece situarse ahora en el 4,5% de la tasa anual desestacionalizada (SAAR), frente al 3,1% SAAR de diciembre antes de las revisiones”, apunta Tiffany Wilding, economista de PIMCO para Norteamérica, sobre los datos.
En su opinión, aunque el informe de hoy no ha sorprendido significativamente ni ha cambiado sus previsiones de inflación, la combinación de la nueva trayectoria de la inflación del IPC, el sólido informe de nóminas de enero y el probable repunte de las ventas minoristas y de la PI a finales de esta semana apuntan a otra revisión al alza del Resumen de Previsiones Económicas (SEP) de la Reserva Federal en la reunión de marzo. “Sin embargo, sigue siendo una incógnita si la Fed podrá cumplir sus promesas, ya que queda mucho tiempo hasta entonces, los bancos están endureciendo sus condiciones de préstamo y los consumidores tienen que recurrir a sus menguantes ahorros para mantener su consumo”, afirma Wilding.
Para Salman Ahmed, responsable global de Macro y Asignación Estratégica de activos en Fidelity International, este último dato está ligeramente por encima del consenso y muestra que el impulso inflacionista sigue siendo fuerte, al tiempo que se ralentiza el ritmo de descenso de la velocidad de desinflación. Según explica, “la inflación subyacente de los servicios sin alojamiento, la nueva medida preferida de la Reserva Federal, se vio afectada por un lastre excesivo de los servicios de atención médica, pero otras categorías se mantienen firmemente por encima del objetivo y aún no responden significativamente al endurecimiento que la Reserva Federal ha aplicado hasta ahora. Ante el riesgo de que la inflación vuelva a ser rígida debido a un mercado laboral muy caliente, creemos que la Reserva Federal aumentará sus medidas de austeridad para doblegar la inflación hacia el objetivo”.
Especulando sobre la Fed
Las valoraciones que hacen los expertos de la gestora sobre este dato ponen el foco en la parte más práctica de su significado, lo que hará la Fed. Aunque es complicado saberlo con certeza, Jon Maier, Chief Investment Officer de Global X ETFs, también se inclina por una Fed más dura. “El IPC de enero mostró que la inflación general aumentó del 0,1% de diciembre al 0,5% intermensual y registró una variación interanual del 6,4%, frente al 6,2% estimado para enero. El IPC subyacente registró una variación intermensual del 0,4%, manteniéndose constante desde diciembre, y una variación interanual del 5,6%, lo que supone la menor variación intermensual desde que empezamos a ver cómo mejoran las cifras. La vivienda siguió siendo el componente más débil, seguido de los alimentos y la energía. En lo que respecta al empleo, la noticia son las revisiones. El BLS publicó su revisión anual del IPC, redistribuyendo la inflación a lo largo del año. Las revisiones dificultan las previsiones, ya que la historia cambia sin previo aviso. En resumen, una inflación más persistente debería llevar a una Fed más agresiva”, afirma Maier.
En opinión de Callie Cox, analista para Estados Unidos de eToro, la inflación ha vuelto a ralentizarse, pero los detalles muestran que la lucha de la Reserva Federal está lejos de haber terminado. La experta destaca la elevada inflación de los servicios, que es la que “la Fed intenta controlar”, mientras que el descenso de los precios de los bienes continua, “lo que demuestra que las cadenas de suministro continúan recuperándose y que las subidas de tipos se están abriendo camino en la economía”.
En su opinión, el lado positivo es que los precios de los bienes siguen bajando, lo que demuestra que las cadenas de suministro continúan recuperándose y que las subidas de tipos se están abriendo camino en la economía. “Si se mira el contexto fuera de este informe, sigue siendo justo creer que la Reserva Federal está logrando efectivamente un aterrizaje suave. No obstante, no estamos seguros de que el mercado esté adecuadamente posicionado para una inflación persistentemente alta o unos tipos persistentemente altos. Ahora mismo, esa es la historia que nos cuentan los datos de inflación. Los inversores deben tener cuidado. La crisis inflacionista aún no ha terminado y, como hemos visto recientemente, es fácil que los mercados se dejen llevar. Puede que no veamos nuevos máximos hasta que la inflación esté totalmente bajo control”, afirma Cox.
Por último, según añade David Kohl, economista jefe de Julius Baer, de cara al futuro, un mayor endurecimiento monetario tendrá escasas repercusiones. “Las elevadas tasas de inflación refuerzan la actual obsesión de los bancos centrales por restablecer su credibilidad en la lucha contra la inflación elevando aún más los tipos de interés hasta niveles restrictivos. Ha aumentado el riesgo para nuestro escenario de referencia de que la Reserva Federal estadounidense ponga fin a su ciclo de subidas, y ha aumentado la probabilidad de una nueva subida de 25 puntos básicos en la próxima reunión del Comité Federal de Mercado Abierto de marzo”, concluye Kohl.
Según Sonia Meskin, Head of US macro at BNY Mellon IM, la reacción de los mercados a la publicación del IPC de enero fue volátil. “Los inversores siguen preguntándose si el grado de desaceleración de la inflación es suficiente para que la Reserva Federal se ponga firmemente en pausa. Como señaló el presidente del Banco de la Reserva Federal de Richmond, Thomas Barkin, tras la publicación del IPC de enero, una cosa es que la inflación baje y otra que alcance el objetivo de la Reserva Federal, y el camino entre una y otra puede resultar difícil”, comenta Meskin.