Según el Henderson Global Dividend Index, los dividendos mundiales ascendieron a 1,15 billones de dólares en 2015, lo que refleja un incremento del 9,9% en tasa subyacente (tras tener en cuenta las fluctuaciones de los tipos de cambio y demás factores). En términos generales, el total de 1,15 billones de dólares representó un descenso del 2,2%, puesto que la fortaleza del dólar estadounidense empañó el acelerado crecimiento de los repartos en la mayoría de las regiones del mundo.
Los ingresos por dividendos fueron una importante fuente de rentabilidad el pasado año, ya que compensaron casi totalmente el descenso de 1,3 billones de dólares en el valor de sus acciones. De hecho, desde 2010, las multinacionales cotizadas han repartido a sus accionistas 5,4 billones de dólares.
Dado que gran parte de la apreciación del dólar se concentró en la primera mitad del año, el crecimiento de los dividendos pasó a ser más visible a medida que avanzaba 2015. En el cuarto trimestre, las distribuciones aumentaron un 4,6% en términos generales y un 12,1% en tasa subyacente. El HGDI cerró el año en 157,7 puntos, en comparación con los 161,3 puntos de finales de 2014.
La revalorización de la moneda estadounidense restó nueve puntos porcentuales al crecimiento general anual, lo que equivale a 104.000 millones durante el año. El efecto de conversión fue diez veces superior al de 2014 y tuvo un impacto sin precedentes en el HGDI. Tal efecto se dejó notar en todas las regiones pero, en términos de valor, donde más se sintió fue en Europa, cuyo programa de relajación cuantitativa tiró a la baja del tipo de cambio. En el resto del mundo, Rusia, Brasil y Australia también se vieron gravemente afectadas por el desplome de sus divisas y el movimiento análogo de los precios de las materias primas, de los que dependen sus exportaciones.
Más allá de los tipos de cambio y los factores técnicos, el crecimiento en tasa subyacente en todo el universo desarrollado fue muy alentador. Japón se situó a la cabeza, con un crecimiento tan acelerado que compensó con creces la debilidad del yen. Toyota Motors, el principal distribuidor de dividendos del país, es un excelente ejemplo de cómo las empresas niponas están incrementando sus pagos a los accionistas: el pasado año, aumentó su dividendo un 29% en yenes. El impresionante crecimiento subyacente de los dividendos japoneses del 19,2% se tradujo en un 5,2% en base general. Los dividendos en Australia y Canadá, dos de los países más destacados en lo que a repartos se refiere, se anotaron crecimientos subyacentes de dos dígitos aunque, en tasa general, cayeron a causa de la depreciación de sus monedas frente al dólar estadounidense.
El crecimiento subyacente del 7,7% en los dividendos europeos resultó muy alentador. Holanda lideró la tendencia con un incremento del 42% en tasa subyacente, gracias en concreto a ING y KPN, aunque una amplia gama de firmas holandesas también demostraron solidez. El crecimiento de los dividendos alemanes también batió a sus homólogos, situado en un 9,3% en tasa subyacente. Allianz, el principal distribuidor de dividendos del país, destacó por incrementar sus repartos un 29%. Italia y Suiza también mostraron buena orientación, si bien España quedó rezagada. No obstante, la debilidad del euro hizo que los dividendos en Europa cayeran en picado en dólares. El efecto de conversión borró de un plumazo 41.700 millones de dólares del total de la región, el equivalente a 18 puntos porcentuales. En tasa general, los dividendos europeos cayeron un 12,2%, con un descenso total de 204.500 millones de dólares.
Reino Unido no logró alcanzar el ritmo de otras potencias mundiales, anotándose un crecimiento subyacente de tan sólo el 3,7%. Las empresas británicas son algunas de las que más dividendos distribuyen a escala mundial y, actualmente, muchas de ellas —como Shell, HSBC y Glaxo SmithKline— los incrementan de forma leve o nula.
No obstante, Estados Unidos fue la verdadera locomotora mundial del aumento de los dividendos, que mejoraron prácticamente en todos los sectores. Las firmas estadounidenses incrementaron sus pagos a accionistas un 14,1% (10,2% en tasa subyacente) y representaron un 40% de los repartos mundiales. El cuarto trimestre de 2015 fue el octavo periodo consecutivo de crecimiento de dos dígitos en los dividendos estadounidenses.
Las cifras procedentes de los mercados emergentes fueron heterogéneas: China experimentó su primer descenso anual de dividendos y Brasil protagonizó una evolución negativa, pero India mostró buena orientación. En Asia-Pacífico, Taiwán y Corea del Sur experimentaron un crecimiento acelerado dado que las empresas siguieron el ejemplo de Japón y aumentaron sus porcentajes de beneficios destinados a dividendos.
En 2016 prevemos que el crecimiento subyacente se ralentizará y que Reino Unido se enfrentará a una serie de retos. Aunque la mayor parte de las compañías británicas están incrementando sus dividendos, el panorama se está viendo lastrado por unas cuantas grandes multinacionales —especialmente en el sector minero—, que están recortando sus dividendos ante la caída de los beneficios. En términos generales, Henderson prevé actualmente que los dividendos aumenten en tasa general un 1,6% hasta los 1,17 billones de dólares, lo que refleja un crecimiento subyacente del 3,3%.
Alex Crooke, director del equipo de Global Equity Income de Henderson Global Investors, comenta: «La fortaleza del dólar estadounidense empañó un excelente crecimiento de los dividendos en la mayoría de las regiones, haciendo de 2015 un buen año para los inversores centrados en la percepción de rentas periódicas. Si bien los inversores en dólares se han enfrentado a dificultades, las diferencias en el tipo de cambio tienden a disiparse con el paso del tiempo. Desde 2009, los repartos de dividendos han aumentado casi un 60% y los tipos de cambio sólo han lastrado esta cifra en un leve 2%. En 2015 se puso de manifiesto la importancia de los dividendos como catalizador de la rentabilidad total del accionista, ya que las rentas periódicas compensaron casi totalmente la caída de las acciones de los inversores. La reciente volatilidad de los mercados de renta variable subraya el valor continuado de las rentas periódicas como fuente de rentabilidad. Invertir a escala mundial resulta beneficioso, ya que mantener una amplia gama de títulos en diferentes países y sectores atenúa los riesgos a largo plazo. En general, mantenemos una visión positiva sobre las previsiones de crecimiento de los dividendos a lo largo de este año, si bien es probable que los sectores vulnerables al descenso de los precios de las materias primas recorten sus pagos a accionistas. La selección de títulos es fundamental en estas condiciones de mercado para que el inversor centrado en la percepción de rentas pueda evitar acciones que probablemente no brinden demasiada rentabilidad. La renta variable sigue siendo una fuente esencial de rentas periódicas para los inversores en un contexto mundial de tipos de interés bajos».