Ante las consecuencias del COVID-19 en las empresas y sus empleados, Mercer publica un análisis donde estudia cómo afectará esta situación a las pensiones e inversiones. Además, su estudio también plantea acciones de respuesta. Basándose en tres posibles escenarios, descritos según la duración del parón económico-productivo, Mercer recomienda enfoques en cada una de las situaciones para amortiguar las caídas.
En primer lugar, suponiendo que la duración de la crisis se extienda durante dos meses, con un modelo de recuperación en V, supondría “un tropiezo en el curso económico anual y permitiría una vuelta rápida a las actividades”, según los datos de Mercer. Un segundo caso plantea una crisis extendida hasta los seis meses, con un modelo de recuperación en “U”, provocando una recesión que impediría el crecimiento anual previsto. Por último, el tercer y más grave escenario supondría una crisis de año o año y medio, lo que provocaría una profunda recesión global con una recuperación en forma de “L” por la paralización de la economía.
Las empresas han visto caer sus ingresos o bien han tenido que, para su producción, por lo que se han visto obligada a adoptar medidas urgentes como ERTES, cierres temporales o cambios de actividad productiva. “Esto supone severos desajustes de plantilla y pérdida de oportunidades de negocio, así como una reducción de ingresos para sus empleados y una caída del ahorro individual”, advierten desde Mercer. Además, el informe destaca que la falta de ingresos por ambas partes está provocando una reducción de las aportaciones a los planes de pensiones y, en consecuencia, la pérdida de rentabilidad de los fondos.
“De extenderse la crisis, percibiremos una importante reducción del gasto en consumo y una dramática caída de las cotizaciones a la Seguridad Social, factores que inciden de forma directa en el estado de las pensiones”, advierte el informe de la entidad. Por todo esto, desde Mercer aseguran que las empresas necesitarán hacer un análisis pormenorizado de sus plantillas y aplicar medidas que contribuyan a optimizar el nivel de ingresos de sus empleados a través de nuevas políticas de retribución flexible. Asimismo, el poder adoptar acciones que les permitan recuperar los sobre aseguramientos en determinados colectivos de pensionistas y tratar de minimizar la pérdida del activo son acciones que pueden suponer una entrada de liquidez en las empresas.
De cara a reducir el impacto en sus inversiones, Mercer recomienda revisar las políticas de inversión e incrementar el riesgo de determinados activos para mejorar las rentabilidades e incorporar nuevos activos alternativos líquidos que eliminen la volatilidad.
“Esta crisis sanitaria supondrá un antes y un después en la sociedad. La vuelta al día a día se deberá hacer de forma programada y organizada y seguro que incorporará nuevos modelos de trabajo, valores, compromiso entre empresas y empleados, y la consecución de nuevos hábitos utilizados como consecuencia del confinamiento”, aseguran en su informe.
Por ello, destacan la resiliencia como un valor fundamental y recuerdan que se ha demostrado que la capacidad de adaptación, la incorporación de nuevas formas de ejecución para el desarrollo de las actividades, la aceptación de la situación y la responsabilidad de cumplir con las normas establecidas ha sido generalizada en la mayoría de las empresas, familias, hospitales, comercios e individuos.