La recuperación económica de la zona euro confirmada en el segundo trimestre del año se ha visto amenazada en el mes de julio por los contagios de la variante delta, que han obligado a establecer medidas de contención.
En España, donde el peso del turismo en el PIB está en torno al 12%, los aumentos del número de contagios llevaron a recibir cancelaciones de reservas, especialmente entre los clientes extranjeros, en el sector hotelero. En agosto, se espera que esta reducción se haya visto compensada, en parte, por el turismo nacional –se estima que se va a alcanzar el 60% de las cifras de 2019–.
Ahora bien, una vez que se están relajando las medidas en países de nuestro entorno por la buena evolución de la pandemia, se espera que la campaña turística estival se prolongue por el retorno del turismo extranjero, fundamentalmente mercados tradicionales como Alemania e Inglaterra. Esto hará que el empleo estacional se mantenga al menos un par de meses más. Por ello, el turismo nacional y la remisión de la pandemia podrán confirmar el crecimiento de la economía por encima del 3% en el tercer trimestre, manteniendo la previsión de crecimiento para este año en el 6,3%. Para 2022, dada la inercia de crecimiento del segundo semestre y por el efecto de la aplicación de las ayudas europeas, los economistas revisan su estimación de crecimiento al alza hasta el 6%.
IPC en torno al 3%
Sin embargo, el índice de precios al consumo adelantado del mes de agosto establece una subida de los precios del 0,4% en ese mes, situando la tasa de variación interanual en el 3,3% (tasa no alcanzada desde 2012), fundamentalmente debido a la elevada subida de los precios de la electricidad en agosto. Por su parte, la inflación subyacente ha aumentado una décima hasta el 0,7%. Dadas estas tasas, y con pocas posibilidades de poder contener la inflación, los economistas revisan su previsión, estimando que a final de año el IPC se sitúe en torno al 3%.
El problema que entraña esta alta tasa es el diferencial con Europa. Mientras que el IPC armonizado se sitúa en el 3,3% en agosto y en el 2,9% en julio, en la zona euro ha sido del 2,2% en julio y se espera el 2,7% en agosto, 6 décimas menos que en España. Esto, unido a la menor productividad, resta competitividad a nuestra economía y penaliza el consumo.
Hay que tener en cuenta que la elevación de los precios resta capacidad adquisitiva, por lo que el ahorro embalsado se destinaría al consumo y no a la inversión, ya muy mermada, fundamentalmente la extranjera.
A esto se añade el incremento del gasto público, sobre todo por el efecto del IPC en las pensiones, que supondría incrementar la deuda.
La deuda pública alcanza el 122,1% del PIB
Por otra parte, las exportaciones están creciendo a un buen ritmo. En el primer semestre han aumentado el 23,3% con respecto al año anterior, mientras que las importaciones lo han hecho un 20,3% reduciendo el déficit comercial un 28,7%. Las exportaciones dirigidas a la Unión Europea (61,8% del total) han aumentado un 26,1% en los seis primeros meses del año. Las ventas a terceros destinos (38,2% del total) crecieron un 18,9% en este periodo, con incrementos de las exportaciones a Oceanía (55,3%); Asia, excluido Oriente Medio (25,1%); África (22,6%); América Latina (21,9%); Oriente Medio (17,8%), y América del Norte (14,7%), según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
La deuda pública en junio ha alcanzado la cifra de 1,42 billones de euros (122,1% del PIB), inferior al 125% alcanzado en el primer trimestre del año. «Nuestra previsión es que en los siguientes meses se vaya moderando (también considerando el incremento del PIB) para situarse a final de año en el 121,5%, en tanto que el déficit se prevé que se sitúe en 2021 en una horquilla de entre el 8% y el 9%», dicen los economistas.
El número de parados va descendiendo. En julio se alcanzó la cifra de 3.416.498, sin contar con los trabajadores acogidos a ERTEs. «Se espera que en el segundo semestre la evolución sea positiva con el resurgir de la demanda y la reactivación del sector servicios. Por ello mantenemos nuestra previsión de que la tasa de paro se sitúe en el 15,5%, con las cautelas citadas, mientras que estimamos un descenso en 2022 hasta el 14,9 %», explican.
Aunque la senda es positiva, puede que no sea el momento oportuno para subir el salario mínimo interprofesional, defienden. «La recuperación económica no está consolidada, la cifra de desempleados es alta y el tejido empresarial está formado fundamentalmente por microempresas, que podrían no poder hacer frente a esta subida, no solo de salario sino de cotizaciones sociales, unido a la subida del coste energético. Esto podría propiciar más despidos», advierten los economistas.