Los emisores de los mercados de capital en Europa dan más importancia a la financiación sostenible que hace un año, aunque hayan tenido que enfrentarse a nuevos desafíos debido a la pandemia del COVID-19, según refleja la encuesta sobre financiación e inversión sostenible de 2020 realizada por HSBC.
Además, la pandemia ha fortalecido la opinión sobre la sostenibilidad de más de uno de cada tres emisores europeos (36%). Tres cuartas partes (77%) también aseguran que el COVID-19 ha reforzado su compromiso con el ESG o les ha hecho darse cuenta de que habían prestado muy poca atención al componente social dentro de los factores ESG.
“Las finanzas sostenibles han pasado a formar parte de la corriente principal de los mercados de capital más rápido de lo que esperábamos y, a medida que eso sucede, los acuerdos en materia de ESG están siendo considerados cada vez más como un activo tradicional en lugar de ser un reflejo del compromiso con las cuestiones sociales y ambientales”, explica Daniel Klier, director global de Inversiones de HSBC.
Según la encuesta, los emisores europeos son ahora los más comprometidos en el mundo en cuestiones ambientales y sociales y el 95% afirma que estos temas son muy importantes (76%) o un poco importantes (19%), en comparación con el 93% a nivel mundial.
A la hora de determinar este compromiso, el factor más importante son los volares de los inversores. Asimismo, otros factores incluyen su confianza en el potencial de retorno de la sostenibilidad (36%) y aspectos externos, en particular las ONG (41%) y los clientes (36%).
Entre los inversores europeos, el 79% cree que las cuestiones ambientales y sociales son muy importantes o algo importantes, en comparación con el 86% de los inversores a nivel global. Para los inversores europeos, las presiones sociales (47%) y aspectos regulatorios (43%) son los que más influyen en sus actitudes.
La encuesta también indica que Europa está a la cabeza cuando se trata de que los inversores crean que tienen la responsabilidad de evitar las inversiones con repercusiones negativas en el medio ambiente y la sociedad: el 61% de los inversores europeos así lo cree, en comparación con el 53% a nivel mundial.
“Europa está a la vanguardia de los esfuerzos internacionales para luchar contra el cambio climático y es un líder mundial en finanzas sostenibles. Los emisores e inversores europeos tienen un importante papel que desempeñar en la transición hacia una economía mundial neta cero y seguiremos apoyando las inversiones de nuestros clientes y el crecimiento de las finanzas sostenibles mientras trabajamos juntos para lograrlo”, añade Nuno Matos, CEO de HSBC Bank plc y HSBC Europa.
Los inversores europeos también tienen muchas más probabilidades que los de otras regiones de tener siempre en cuenta temas relacionados con la ESG y sociales en sus decisiones de inversión: el 39% así lo hace, frente a una media del 31% a nivel mundial.
“Las finanzas sostenibles son muy importantes para los inversores a nivel global y, tras el COVID-19, se han acentuado considerablemente y al mismo tiempo que se ha incrementado el compromiso con la sostenibilidad. En España, por ejemplo, las energías renovables han crecido exponencialmente los últimos años y se han postulado como uno de los sectores con mayor potencial del crecimiento en el país”, explica Mark Hall, CEO de HSBC España.
En el contexto actual, los bonos verdes también se han posicionado como una de las mejores oportunidades de inversión. En 2019, la oferta de bonos verdes aumentó significativamente con respecto al año anterior (479 en 2019 frente a los 382 en 2018). “Este tipo de bonos, así como los sociales y posibilidades de inversión relacionadas con criterios ESG, son el futuro. De ahora en adelante hay que mirar más que nunca hacia un impacto ambiental positivo y desde HSBC seguiremos trabajando en esa línea”, añade Hall.
Por otro lado, las acciones de las grandes empresas con mejores calificaciones ESG han superado el promedio mundial en un 4,7% desde mediados de diciembre de 2019, según HSBC. Para las acciones relacionadas con el clima la brecha es aún mayor, con un rendimiento un 13% mayor que el promedio mundial durante el mismo periodo.