El primer semestre de 2021 cerró con EE.UU. perfilado a una apertura total, pero también con la amenaza de la variante Delta, que podría cambiar las perspectivas de la pandemia luego de que avanzara la vacunación, y las altas temperaturas del verano boreal.
La combinación de un rápido despliegue de vacunas y un gran estímulo fiscal significa que EE.UU. crecerá muy rápidamente este año, con un nivel de producción que pronto superará la senda de la tendencia anterior a la crisis, dice el análisis de los expertos de Aberdeen Standard Investments.
Este fuerte perfil de crecimiento, combinado con el reciente aumento de la inflación, ha suscitado una creciente preocupación sobre si la economía estadounidense se está recalentando. Si bien no se ve un riesgo especialmente importante, se han aumentado ligeramente las previsiones de inflación.
La gran subida de la inflación de bienes refleja varios efectos, con una demanda de bienes que supera la oferta a corto plazo. Es probable que muchos de estos efectos den lugar a ajustes transitorios de los precios relativos, ya que la demanda se moderará y la oferta podrá adaptarse a las nuevas condiciones de la demanda.
Sin embargo, existe el riesgo de que, a medida que se modere la escasez de bienes, la economía se vea afectada por una nueva ola de escasez en el sector servicios, ya que la demanda se desplaza hacia este sector a través del proceso de apertura. Es probable que las limitaciones de la oferta a corto plazo sean menos vinculantes en el sector servicios, y pensamos que la gran holgura del mercado laboral mantendrá la presión sobre los precios relativamente contenida.
No obstante, será importante vigilar este aspecto, dada la debilidad del último informe sobre el empleo, que parece coincidir, al menos en parte, con la idea de que la oferta de mano de obra a corto plazo se ve limitada por las generosas prestaciones de desempleo y la reticencia a volver a los puestos de trabajo que requieren un alto contacto.
Por otro lado, es probable que la economía reciba un nuevo impulso gracias a dos proyectos de ley de infraestructuras. El primero se centra en las infraestructuras físicas, con un gasto de aproximadamente 2.500 millones de dólares, que se complementa con aumentos del impuesto de sociedades. El segundo es un proyecto de ley de infraestructuras humanas por valor de 1.800 millones de dólares, financiado mediante el aumento de los impuestos personales a los hogares de rentas altas. Aunque estas propuestas no deben considerarse «estímulos» en el mismo sentido que las medidas de gasto anteriores, Aberdeen Standard Investments ha incorporado a sus previsiones un impulso neto de 750.000 millones de dólares.
En este sentido, ING coincide en que las tensiones de oferta frenan el crecimiento de EE.UU. Según el banco holandés, la producción manufacturera cayó en junio a pesar del aumento de la cartera de pedidos, lo que subraya los efectos devastadores de las tensiones en la cadena de suministro. En medio de la sólida demanda de los consumidores y los inventarios récord bajos, las encuestas regionales muestran que las empresas están aumentando cada vez más sus precios.
La producción manufacturera de EE.UU. cayó un 0,1% en junio frente al consenso de +0,4% con la mayor parte de la debilidad causada por una caída del 6,6% en la producción del sector automotriz. Es importante recordar que la debilidad es una historia del lado de la oferta y no impulsada por la demanda dado el aumento de los precios de los vehículos nuevos y usados en el informe del IPC del martes, dicen los expertos de ING.
La falta de chips semiconductores, que van desde sensores de freno hasta sistemas de navegación por satélite, está realmente obstaculizando la producción y los productores de chips advierten que los suministros podrían permanecer limitados hasta bien entrado el 2022. En consecuencia, es probable que la producción decepcionante y las continuas presiones de precios sean un tema persistente.
Fuera de los automóviles, las noticias fueron ligeramente mejores, ya que la producción, excluidos los vehículos y las piezas, aumentó un 0,4%. Sin embargo, la producción de maquinaria cayó un 0,5%, lo que también pudo verse afectada por la escasez mundial de chips.
Hubo un aumento mensual del 2,7% en la producción de servicios públicos, ya que las temperaturas récord en muchas partes de los EE.UU. llevaron a un mayor uso de aire acondicionado y ventiladores. La minería aumentó un 1,4% debido a que el aumento de los precios de las materias primas estimuló la actividad. En conjunto, la producción industrial aumentó un 0,4% frente a las expectativas de un crecimiento intermensual del 0,6%.
La escasez de bonos impulsa el rendimiento de los bonos a 10 años
En otro orden, el director de investigación de renta fija de Julius Baer, Markus Allenspach asegura que cuanto a más largo plazo, se ven mayores rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. por razones fundamentales.
Sin embargo, el debate sobre el techo de la deuda tiene el potencial de generar volatilidad y reducir temporalmente los rendimientos en las próximas semanas. La caída de los rendimientos de los bonos se produce en un momento en que el mercado debate la próxima escasez de bonos del Tesoro.
“Esto puede sonar extraño dado el enorme déficit presupuestario al que apunta la administración Biden. El problema es que la suspensión del límite máximo legal de deuda finaliza el 31 de julio de 2021”, comenta Allenspach.
El límite máximo legal de deuda limita el monto total de la deuda pública estadounidense pendiente. Se suspendió en agosto de 2019 y, en teoría, el Tesoro debe reducir su liquidez al nivel de cuando se implementó por primera vez la suspensión, es decir, a 133.000l millones de dólares desde 746.000 millones a fines del mes pasado.
Incluso para el gobierno de los EE.UU. no es fácil gastar 613.000 millones adicionales en un mes. Eso significa que el Tesoro tendrá que reducir el monto de la deuda pendiente antes de la fecha límite de fines de julio. Y si el techo de la deuda no se suspende ni se levanta, no podrá emitir más deuda a partir de entonces.
Se necesita un acuerdo bipartidista para suspender el techo de la deuda o una mayoría simple en el Senado para levantarlo. Pero nada es simple para la administración Biden, concluye el experto.