No hay prácticamente ninguna posibilidad de que se repitan las fuertes correcciones bursátiles del cuarto trimestre de 2018 tras el cambio de rumbo de la Reserva Federal (Fed), asegura Mark Peden, cogestor del Kames Global Equity Income Fund.
Nada ha hecho mella este año en la renta variable: ni las guerras comerciales, ni la desaceleración de la actividad manufacturera, las persistentes rebajas de las previsiones de beneficios, la inversión de las curvas de tipos o incluso los riesgos de un Brexit sin acuerdo. Por el contrario, en muchos mercados la renta variable ha alcanzado niveles mucho más altos que los del año pasado.
Uno de los factores que explican este comportamiento es el giro de 180 grados que ha dado la política monetaria de la Fed desde comienzos de año, cuando sorprendió al mercado al pasar de aumentar sus tipos de interés a poner en marcha medidas acomodaticias. Cualquier nuevo intento por restringir la liquidez tendría un efecto muy negativo para la renta variable, como ya ocurrió en el último trimestre de 2018. No obstante, Peden no ve posibilidades de que esto suceda a corto plazo.
“No hay prácticamente ninguna posibilidad de que se produzca una situación de este tipo a corto plazo, después de que la Reserva Federal reorientase bruscamente su política a finales de enero, cuando no solo dejó de aumentar sus tipos de interés, sino que acabó iniciando un nuevo ciclo de expansión monetaria”, explicó el gestor.
No obstante, Peden reconoce que siguen existiendo otros riesgos –como el debilitamiento de la demanda de los consumidores– pero no cree que la renta variable se encuentre amenazada ahora mismo, ya que el año que viene hay elecciones presidenciales en EE.UU. y es probable que las decisiones políticas resulten favorables para los mercados.
“¿Los riesgos actuales resultarán más peligrosos en 2020? Parece difícil, puesto que el actual presidente de EE.UU. intentará generar un clima económico más favorable el año que viene para maximizar sus posibilidades de reelección. ¿Se moderarán las rentabilidades? Seguro que sí, pero no habrá una corrección prolongada”, afirma Peden. Además, el gestor considera que las profundas reformas estructurales que ha vivido el sistema financiero mundial también han contribuido a mantener un régimen monetario expansivo.
Además, Peden asegura que, desde la crisis financiera, los bancos han perdido gran parte de su función como intermediarios y proveedores de liquidez dentro de los sistemas financieros desarrollados, a consecuencia de los cambios regulatorios y de su impacto en la rentabilidad del sector. Por ello, ahora mismo, los mercados monetarios dependen tanto de las constantes intervenciones del banco central que cualquier signo de retirada desataría un pánico similar al vivido a finales del año pasado.
“De hecho, esa es la razón por la que la Fed se ha visto obligada a poner en marcha un programa de expansión cuantitativa light, para contrarrestar la fragilidad estructural que experimenta el mercado interbancario estadounidense”, subraya Peden.
Como resultado de esta dependencia del banco central y la consiguiente caída de los rendimientos a mínimos históricos en algunas áreas, Peden cree que la rentabilidad seguirá siendo un factor de suma importancia para los inversores. Además, teniendo en cuenta que los tipos de interés mundiales probablemente se mantendrán en niveles más bajos durante más tiempo, el gestor asegura que la búsqueda de rentabilidad continuará, incansable, en el futuro próximo.