El electorado británico se ha pronunciado a favor de la salida de la Unión Europea con el 52% de los votos —frente al 48%— con un fuerte apoyo a la permanencia en Londres, Escocia e Irlanda del Norte, compensado por la victoria del voto por la salida en el resto de Inglaterra y Gales. El resultado ha provocado la dimisión del Primer Ministro, David Cameron, que será sustituido por un nuevo líder conservador en octubre, sin que haya previsión de que se celebren otras elecciones generales. El sorprendente resultado ha provocado el desplome de la libra y una violenta reacción de aversión al riesgo en los mercados mundiales.
En este contexto, Simon Ward, economista jefe en Henderson, estima que Reino Unido y el resto de Europa se adentrarán ahora en un periodo de gran incertidumbre política, pero es improbable que se produzca ningún cambio en los acuerdos de índole económica y financiera del Reino Unido con la UE durante varios años. El procedimiento de salida se rige por el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que dispone un plazo de dos años para que un país negocie los términos de su salida. Se espera que el nuevo Primer Ministro active el procedimiento contemplado en el artículo 50 poco después de asumir el cargo en octubre.
El experto de Henderson cree que el aumento de la incertidumbre política y económica actuará como un lastre para el crecimiento, principalmente al desalentar la inversión empresarial y la contratación. El Tesoro Británico predijo que la economía podría entrar en recesión en caso de Brexit. Ward explica en 3 puntos por qué la firma no comparte esta opinión:
- Los datos más recientes indican que la economía vivía un sólido dinamismo antes del referéndum
- Es probable que el Banco de Inglaterra recorte los tipos de interés ante cualquier signo de debilidad
- La depreciación de la libra debería estimular el comercio neto (aunque la subida de los precios de las importaciones podrían frenar el consumo).
“Es posible que la libra y la renta variable británica no hayan alcanzado su valor razonable a medio plazo, pero es probable que la actual falta de visibilidad política y económica lleve a los inversores a reducir su exposición, lo que implica que los precios podrían caer aún más a corto plazo antes de que se produzca un repunte”, dice Ward.
Para el economista jefe en Henderson, la decisión del Reino Unido alentará a los políticos euroescépticos en otros países, pero cree que es improbable que desencadene efecto de contagio con otros referéndums y todavía más la salida de otro Estado miembro. No obstante, podría provocar que los países de la zona del euro apuesten por una mayor integración económica y política. Es probable que otros líderes de la UE sigan una línea dura en las negociaciones con el Reino Unido para desalentar los movimientos de salida en sus países. Las implicaciones políticas se agravan ante las elecciones en Francia y Alemania el próximo año.
El Reino Unido representa el 2,3% del PIB mundial en cuanto a paridad del poder adquisitivo, mientras que la versión actual de la UE en su conjunto representa el 16,7%. Las implicaciones directas a nivel mundial por la desaceleración del crecimiento derivada de la incertidumbre en el Reino Unido y Europa son de poco calado. “El principal riesgo es que el obstáculo que supone el brexit conduzca a un episodio sostenido de aversión al riesgo en los mercados que retroalimente la caída de la demanda económica”, explica. Ward resume las razones por las que descartan esa hipótesis principal:
- Las economías de EE. UU. y China parecen estar cobrando impulso, y las tendencias monetarias y los principales indicadores apuntan a unas perspectivas sólidas para el segundo semestre
- La liquidez a nivel mundial sigue siendo abundante, como demuestra una gran diferencia positiva entre el dinero real y el crecimiento de la producción
- Es probable que la Fed y otros bancos centrales favorezcan políticas acomodaticias en caso de que el mercado acuse una notable debilidad