El martes por la noche Boris Johnson, primer ministro británico, fracasó en su intento de que el Reino Unido abandone la Unión Europea el próximo 31 de octubre. El parlamento británico aprobó su acuerdo, pero votó en contra del calendario previsto por Johnson. Ahora el pacto queda en manos de Bruselas. Los analistas se muestran prudentes a la hora de valorar qué puede pasar, pero descartan una salida sin acuerdo.
Por ahora, la posibilidad de que el Reino Unido deje la UE el 31 de octubre ha quedado prácticamente eliminada. Los analistas de Monex Europe apunta que lo más probable es que el gobierno debata la ruta de una extensión y unas elecciones generales, pero no está claro que la UE otorgue la extensión solicitada. “Bruselas podría optar por una extensión flexible, a través de la cual el Reino Unido podría irse antes de la fecha de extensión solicitada el 31 de enero si ratifica el acuerdo de Johnson. Alternativamente, se podría otorgar una extensión más larga”, explican.
En opinión de Esty Dwek, responsables de estrategia global de mercados de Dynamic Solutions, afiliada a Natixis Investment Managers, ahora mismo estamos ante tres posibles resultados: «Los escenarios son que se apruebe el acuerdo de Johnson ya sea antes o después del 31 de octubre, que se apruebe el acuerdo de Johnson, aunque con un segundo referéndum adjunto y, por último que, ante las desavenencias partidistas, el primer ministro británico solicite elecciones anticipadas. Esta última opción es también probable en los dos primeros escenarios».
Tras este “atasco”, la libra se ha debilitado ligeramente, el martes cayó un 0,68%, ya que el optimismo de una salida rápida se ha reducido. “Esto significa que Westminster ya está enfocado en las perspectivas de unas elecciones generales. Todos los ojos estarán puestos en el líder de la oposición Jeremy Corbyn y si finalmente ofrecerá su apoyo para las elecciones. Anteriormente, Corbyn se abstuvo de asentir una nueva elección en tanto una extensión de la fecha de salida no fuera puesta sobre la mesa. Ante las perspectivas de que la UE conceda una extensión, la pregunta es si el electorado del Reino Unido debería alistarse para asistir a las urnas”, añaden los analistas de Monex Europe.
En opinión de Colin Ellis, director gerente de Moody’s, “el voto a favor del proyecto de ley de retirada indica que la probabilidad de que el Reino Unido abandone la UE con un acuerdo de salida es mayor de lo que ha sido durante algún tiempo. Dicho esto, persisten importantes incertidumbres sobre el momento y el resultado final del Brexit, que probablemente pesará en las decisiones de gasto, inversión y contratación en el Reino Unido durante algún tiempo, un claro crédito negativo”.
Tras la votación del martes por la noche, Johnson ha decidido retirar la ley del acuerdo del Brexit y dejar el proceso en suspenso y en manos de Bruselas, que en principio se reunirá de forma extraordinaria este fin de semana. Según el análisis de Ellis, es probable que el consejo europeo permita otra extensión para evitar un Brexit sin acuerdo a fines. Si alguno de los 27 estados miembros veta una extensión, un Brexit sin acuerdo volvería a ser el resultado predeterminado. Ese escenario plantearía importantes efectos crediticios negativos para el bono soberano del Reino Unido y otros emisores de deuda. Sin embargo, parece relativamente poco probable que esto ocurra, dado que es la propia UE quien desea evitar una salida sin acuerdo. El Parlamento Europeo también deberá examinar y votar el acuerdo para que pueda avanzar; esto era poco probable antes de finales de octubre, incluso antes de que los parlamentarios del Reino Unido votaran en contra del calendario acelerado del gobierno del Reino Unido”.
Felipe Villarroel, gestor de TwentyFour AM (Boutique de Voltobel), analiza el Brexit con una visión más a largo plazo: “Es importante tener en cuenta que el acuerdo, al que se podría llegar esta misma semana, es tan sólo de transición en el que tanto el Reino Unido como Europa se dan tiempo a negociar un acuerdo más completo a largo plazo”.
Para Villarroel podría seguir habiendo oportunidades de inversión en mitad de este laberinto político. “Creemos que la fortaleza del sector bancario en Reino Unido puede salvar los bajos tipos de interés, incluso en escenarios poco favorables, además es una cuestión de beneficios y no de solvencia para la mayoría de las empresas. Pero si vemos un acuerdo que se abre paso en el Parlamento, es posible que veamos la prima de Brexit monetizada antes de lo que pensábamos a través de las ganancias de capital en lugar de los ingresos futuros”, concluye.