Nueva semana con los bancos centrales acaparando la atención de los inversores. El primer protagonista ha sido el Banco de Japón (BoJ), que ayer decidió subir tipos por primera vez en 17 años, finalizando la era de tipos oficiales negativos en la que se sumergió hace ocho. Le seguirá la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que entre hoy y mañana celebra su reunión de marzo marcada por la presentación de sus proyecciones económicas. La semana la cerrará la reunión del Banco de Inglaterra (BoE), donde no espera ningún cambio ya que el mercado da por hecho que el primer reto de tipos será en agosto.
En Japón, el gobernador, Kazuo Ueda, señaló que la institución japonesa había decidido subir los tipos oficiales en 10 puntos básicos y dejarlo en el rango del 0% – 0,1%. Asimismo, desmanteló el sistema de control de curva en el que se marcaban bandas para la cotización del tipo a 10 años y también finalizó el programa de compras de ETFs de acciones japonesas. No obstante, la institución monetaria nipona no dio ninguna visión sobre posteriores subidas, advierten en Banca March. En este sentido, Ueda apuntó que aún queda camino para alcanzar el 2% de inflación y por ello mantendrá una política más normal, aunque con vistas a ser acomodaticia más adelante.
En palabras de Franco Macchiavelli, responsable de análisis de Admirals, «Japón enfrenta un momento histórico en su economía. Aunque la decisión parece hawkish, no lo ha sido, o al menos no lo refleja el mercado, ya que no ha sido una decisión unánime (siete votos a favor y dos en contra) y el ajuste de tipos es bastante simbólico, aunque ya marca una gran diferencia al salir del terreno negativo y situarse en la horquilla de 0/0,1% desde el -0,1% anterior. El impacto en el mercado ha sido contraintuitivo a lo que se podría haber esperado, incluso con el yen depreciándose, que en última instancia le da un respiro al PIB de la economía nipona. No obstante, a futuro y con más subidas de tipos, esta serie de medidas deberían fortalecer al yen y los rendimientos japoneses a 10 años deberían tender al alza, junto con correcciones en el Nikkei tras los actuales niveles de sobrecompra. La eliminación de compra de activos cuando haya caídas superiores al 2%, junto con eliminar el control de la curva de rendimientos supone un cambio bastante fuerte y podríamos ver volatilidades muy altas en el mercado. No habrá más intervención gubernamental ante un escenario de risk off y los activos pasarán a mostrar su verdadera cara”, explica.
En general, las gestoras sostienen que ninguna de estas tres reuniones sorprenderá, pero sí será muy relevante escuchar los mensajes de sus respectivos presidentes y las perspectivas que manejan. Según Serina Patel, gestora de fondos globales multisectoriales de Schroders, el panorama económico de Japón está experimentando una transformación, saliendo de un largo periodo de deflación. De un IPC subyacente del -1% en diciembre de 2020, la tasa de inflación anual ha alcanzado el 2,3% en diciembre de 2023. Según su análisis, estos resultados se han visto influidos por la interrupción de las cadenas de suministro por la pandemia, así como la debilidad del yen. “Ahora, con más personas empleadas, la inflación se está arraigando más en el interior. Esto se ve impulsado por la actual política monetaria ultra flexible del Banco de Japón (BoJ) y el gasto público, así como las reformas en ámbitos como las ayudas a los padres, la defensa, las iniciativas ecológicas y el mercado laboral”, señala. Para Patel, ante este nuevo contexto económico, «necesitarán una inflación y un crecimiento firmes para justificar un ciclo de subidas continuado; no obstante, dada su postura de cautela, es probable que cualquier ciclo de subidas sea gradual”.
Por su parte, Christoph Siepmann, economista senior, y Florian Späte, estratega senior de Bonos de Generali AM (parte de Generali Investments), esperan cierta “normalización” de las herramientas de política monetaria y consideran que la salida prevista de la política de control de la curva de rendimientos (YCC) y la política de tipos de interés negativos (NIRP) no son tanto medidas de endurecimiento monetario como la “eliminación” de algunos de los “excesos” de la política de Kuroda que no merecían la pena por sus efectos secundarios negativos.
“El gobernador Ueda también anunció en abril de 2023 que llevaría a cabo una amplia revisión de la política monetaria de los últimos 25 años en un plazo de 1 a 1,5 años. Esto invitaría a un debate de fondo sobre por qué la política del Banco de Japón de Kuroda no estuvo a la altura de las expectativas. Sin embargo, esperamos que su enfoque sea limitado, sobre el cambiante telón de fondo operativo de la política monetaria y la simplificación de las herramientas de política. Las expectativas de los participantes en el mercado de que continúe la subida de los rendimientos iniciada en 2022 son exageradas, dada la falta de apoyo de las subidas de los tipos de interés oficiales del Banco de Japón y el descenso previsto de los rendimientos mundiales. Aunque es probable que los rendimientos de los bonos a corto plazo se mantengan cerca de los niveles actuales, vemos que los rendimientos de los bonos a largo plazo disminuirán ligeramente”, añaden los expertos de Generali AM.
Powell y la Fed
Respecto a la reunión de la Fed, los expertos esperan pocas sorpresas tras las declaraciones de Jerome Powell, presidente de la institución monetaria, de hace apenas dos semanas donde descartaba una bajada del tipo de interés antes de junio. Axel Botte, Head of Market Strategy de Ostrum AM (Natixis IM), explica que “Christine Lagarde y Jerome Powell están buscando cualquier argumento para bajar los tipos de interés. Ahora se trata de tener suficiente «confianza» en el proceso de desinflación, aunque la inflación siga sometida a importantes riesgos al alza” y subraya en este sentido que “durante su reciente discurso ante el Congreso, Jerome Powell invocó la «confianza» en el proceso de desinflación para justificar la relajación monetaria prevista desde el pasado otoño”.
Sin embargo, el experto de la gestora perteneciente a Natixis IM subraya las complicaciones que traen para la Fed los últimos datos de inflación: «Los datos de inflación podrían retrasar el inicio del ciclo monetario, o incluso elevar el suelo de los tipos en los próximos años. La Fed ha comunicado poco sobre el tipo de interés de equilibrio normativo a largo plazo, que se mantiene sin cambios en el 2,5% desde hace años a pesar de un entorno internacional convulso desde 2020. Según Janet Yellen, la perspectiva de una subida sostenible de los tipos no dejaría de tener consecuencias para la refinanciación del Tesoro estadounidense».
El FOMC de marzo puede ser una oportunidad para ajustar las orientaciones sobre la política de reducción del balance y confirmar las perspectivas de tipos más bajos
Para Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, la reunión de marzo de la Fed será un paso más en una estrategia de comunicación ordenada que desembocará en una bajada de tipos en junio: “Creemos que esta semana Jay Powell se ceñirá a preparar las mentes a una trayectoria de relajación, pero para ello probablemente llamará la atención sobre lo que está en camino para la tensión inflacionista en lugar de sobre el resultado observado para los precios al consumo”.
Según Moëc, algunos componentes clave del flujo de datos siguieron comportándose mal, y la última comidilla del mercado es el riesgo de que la Fed se vea incapaz de bajar tipos este año. “Por el momento, los precios del mercado siguen alineados en líneas generales con las previsiones de la Fed de diciembre, con tres recortes de aquí a finales de año, pero el nivel de convicción ha ido cayendo y, el viernes pasado, el mercado valoraba la probabilidad de recortes en junio sólo ligeramente por encima del 50%, frente a más del 80% hace sólo unas semanas, mientras que ahora sólo se valoran recortes por valor de 72 puntos básicos de aquí a finales de año”, explica.
En opinión de Cristina Gavín, jefa de Renta Fija y gestora de fondos de Ibercaja Gestión, “los datos de precios que conocíamos el pasado martes 12 de marzo, ligeramente por encima de lo esperado, confirman estas previsiones y los riesgos de bajar tipos demasiado pronto. Y es que la persistencia de la inflación en el sector servicios está siendo el factor fundamental que está retrasando el inicio del proceso de bajadas de tipos. En el seno de la Fed siguen pesando los temores de que una relajación en la restricción monetaria demasiado temprana pueda revertir el progreso visto en la inflación”, apunta
Según Gavín, al igual que en el caso europeo, especialmente interesante será la revisión que haga la autoridad norteamericana en lo que a sus previsiones de crecimiento e inflación se refiere. “Un posible retraso en cuanto al objetivo de inflación hacia el 2%, así como la valoración que hagan en cuanto al empleo y a la evolución de los costes laborales serán algunos de los elementos claves que nos indiquen la senda de bajadas que tienen intención de desarrollar de cara a la segunda parte del año”, indica.
Para Erik Weisman, economista jefe y gestor de carteras de MFS Investment Management, todo es cuestión de información. «El mercado tiene un apetito insaciable de información para mejorar la visibilidad del futuro. El mercado querrá que la Reserva Federal proporcione mucha información nueva en la reunión de esta semana. Pero, como dicen los Rolling Stones, no siempre se obtiene lo que se desea. El mercado quiere saber cuándo comenzará la Reserva Federal su ciclo de recortes, el ritmo de los mismos una vez iniciados y la zona de aterrizaje para el tipo de interés oficial una vez concluida la relajación monetaria. El mercado también quiere saber cuándo comenzará la Fed a reducir su campaña de endurecimiento cualitativo, el ritmo de la reducción y el tamaño previsto del balance de la Fed cuando el endurecimiento cuantitativo haya finalizado. Y por si esto no fuera suficiente, el mercado también querrá obtener mucha más información del presidente Powell en su conferencia de prensa sobre si los dos últimos meses de datos de inflación al consumidor más altos corren el riesgo de socavar la narrativa general de debilitamiento gradual de las presiones inflacionistas. Pues bien, mercado, prepárate para la decepción», añade.
BoE: un miedo común
Como decíamos, la semana terminará con la reunión del Banco de Inglaterra, donde tampoco se esperan grandes decisiones ya que el miedo es el mismo que el resto de bancos centrales: precipitarse. “Con toda probabilidad, la reunión de marzo del BoE no será espectacular. Aún es demasiado pronto para un recorte de los tipos bancarios, y las nuevas previsiones de inflación y crecimiento, que podrían indicar un cambio fundamental en su evaluación de la política monetaria, aún no figuran en el orden del día. En cambio, es probable que el Banco de Inglaterra discuta intensamente su evaluación de los riesgos de una inflación persistentemente alta. Indicadores importantes como el impulso salarial y la inflación de los precios de los servicios muestran una tendencia a la baja que el BoE debería acoger favorablemente”, afirma Katrin Löhken, economista de DWS para Reino Unido y Japón.
Sin embargo, Löhken matiza que los niveles de inflación siguen siendo incómodamente altos y superiores a los de, por ejemplo, la zona euro o Estados Unidos. Además, advierte de que cada vez hay más indicios de que la economía se está estabilizando de nuevo, tras la profunda recesión, lo que podría contrarrestar los esfuerzos de consolidación del Banco Central.
“Esperamos que la recuperación sea sólo moderada, lo que debería permitir un primer recorte de los tipos de interés a finales de la primavera o principios del verano. La dependencia de los datos seguirá siendo elevada, con especial atención a los salarios y los precios de los servicios. El Banco de Inglaterra también debería hacer hincapié en que seguirá siendo restrictivo, incluso después de un primer recorte”, concluye la economista de DWS.