Tras la subida de 25 puntos básicos que realizó ayer la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), hoy le toca el turno al Banco Central Europeo (BCE). La institución monetaria encara su reunión de mayo con la previsión de que sigua los pasos de su homólogo estadounidense, una cita en la que el mercado buscará pistas sobre el futuro de la política monetaria del organismo. Sin embargo, según los expertos, lo que diferencia estas reuniones es que la Fed podría haber llegado al final del proceso de subida de los tipos de interés con el alza de ayer, al situarse en el rango 5%-5,25%, mientras que el BCE no.
Lo más probable es que el BCE siga el mismo camino: una nueva subida de tipos, la séptima consecutiva, del 0,25%. De corroborarse, el precio del dinero quedaría en el 3,25%. Pero en Bank of America creen que lo lógico sería una subida en medio punto porcentual, aunque no confían en que vaya a producirse. La justificación para este movimiento residiría, a juicio de la firma, en una inflación en línea o peor a sus expectativas, junto con la ausencia de sorpresas negativas en los préstamos. La falta de confianza en que se confirme esta previsión reside en que el BCE se movería por motivos estratégicos. Además, la firma cree que habrá que esperar para ver otro tipo de decisiones por parte de Lagarde, como que seguirá sin dar guías sobre la evolución de los tipos; insistirá en la vigilancia de los datos económicos a la hora de tomar decisiones, sobre todo en el IPC subyacente, mientras que el quantitative tightening (QT) arrancaría probablemente en junio.
El BCE aún tiene tarea por hacer. La inflación subyacente aún no ha iniciado una trayectoria bajista, como asegura Alexis Bienvenu, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier. Es más, es posible que, si no empieza a girar a la baja, podría llevar al BCE a prolongar las subidas de tipos más allá del tercer trimestre, cuando se prevé que el organismo iniciaría una hipotética bajada del precio del dinero.
Si bien es cierto que hay expertos que consideran que el BCE está “cerca de su tipo máximo”, como Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes. Dall’Angelo considera que el BCE se enfrenta ahora a un dilema entre la estabilidad de precios y la estabilidad financiera. La experta admite que hay presiones inflacionistas, ahora desde el ámbito de los salarios, pero admite que “dado que el actual ciclo de subidas ha sido el más rápido de la historia del BCE, hay razones de peso para ralentizar el ritmo de endurecimiento a fin de evaluar su impacto en el sistema financiero y la economía real”. Es más, la reaparición de tensiones en los mercados financieros perturbaría los planes de endurecimiento del BCE tanto en lo que respecta a los tipos de interés como al balance.
Ulrike Kastens, Economist Europe de DWS, añade un foco más de atención para el BCE: la situación del crédito. Las condiciones de préstamo y crédito, según Kastens, muestran que la política monetaria más restrictiva del BCE “se está transmitiendo a la economía real”. Además, la banca prevé un nuevo descenso acusado de la demanda crediticia en los próximos meses. Por otra parte, la proporción de préstamos rechazados también está aumentando. “Todo esto sugiere que es probable que la mayoría de los miembros del BCE se sientan más cómodos con un aumento menor de los tipos de interés oficiales”, asegura Kastens, que sin embargo, alerta de que “esto no debe confundirse con un fin más rápido de lo previsto en las subidas de tipos” por parte del BCE.
Atención a los TLTRO
De hecho, Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors, cree que el BCE podría subir los tipos 25 puntos básicos “e indicar su intención de seguir subiendo” el precio del dinero. Hay motivos para que el proceso sea gradual, paso a paso, entre ellos, el “endurecimiento de la política inducido por el reembolso obligatorio de las operaciones de refinanciación a plazo más largo con objetivo específico (TLTRO) en junio por un importe de 480 000 millones de euros”.
También Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS Investment Management, pone el acento en los TLTRO. De tal manera, que “El mes de junio será crucial”, con la expiración de estos programas de liquidez, “que podría ejercer una mayor presión sobre las condiciones de préstamo”. Las estimaciones de Piazza van más allá del encuentro de mayo del BCe, del que no espera sorpresas. Afirma que actualmente, los mercados “valoran los tipos de interés finales entre el 3,75% y el 4%”, y se espera que los tipos de interés oficiales se mantengan prácticamente estables hasta principios de 2024. Por lo tanto, “es poco probable que la decisión política de esta semana provoque grandes caídas, a menos que el BCE vuelva a comprometerse a subidas de 50 puntos básicos, o más, en un futuro próximo”. En este sentido, su conclusión apunta a que el BCE debe ser “extremadamente prudente” con el calendario de sus decisiones políticas, no sólo en el frente de los tipos, ya que podría dar lugar a “círculos negativos injustificados”.