Los bancos centrales continúan trabajando para frenar la inflación: mismo objetivo, medidas similares, pero ritmos distintos. Eso es lo que hemos visto esta semana tras las reuniones de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE). Como era de esperar, las tres instituciones monetarias cumplieron con sus expectativas: la Fed subió 25 puntos básicos, el BCE 50 puntos básicos y BoE otros 50 puntos básicos.
Las últimas palabras que hemos escuchado fueron de ayer y corresponden a Christine Lagarde, presidenta del BCE, tras la primera reunión del año de la institución monetaria europea, que se saldó con una subida de 50 puntos básicos (pb). Según las gestoras internacionales, el BCE ha mantenido su política de subidas y considera que los tipos de interés oficiales son la principal herramienta para reducir la inflación. Además, ha dejado claro qué ocurrirá en la reunión de marzo. Mientras, los mercados lo ven como un giro moderado.
“El BCE subió los tipos hasta el 3%, y aparentemente se comprometió de antemano a otra subida de 50 pb al afirmar que tiene la intención de subir los tipos en esa cuantía en marzo. Sin embargo, este precompromiso de línea dura se diluyó con la declaración de que el Consejo reevaluará la senda de los tipos en la reunión de marzo y la reiteración de la dependencia de los datos. La presidenta Lagarde dio continuidad a estos mensajes excesivamente complicados en la conferencia de prensa, en la que declaró que los riesgos para las perspectivas de inflación se han equilibrado más, haciendo un mayor hincapié en mantener el rumbo, en contraste con el tono abiertamente agresivo de la conferencia de prensa de diciembre”, resume Anna Stupnytska, macroeconomista global de Fidelity International.
Al analizar la conferencia de prensa de Lagarde, Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS Investment Management, observa algunos cambios en los comentarios con respecto a la reunión de diciembre. “En primer lugar, el panorama de la inflación parece muy borroso, ya que hay algunos aspectos positivos y algunos negativos, como la incertidumbre sobre cuánto tiempo persistirá la transmisión a la inflación subyacente. Dicho esto, los riesgos están ahora más equilibrados, y esperaríamos que las proyecciones de marzo muestren una sustancial revisión a la baja. Por otra parte, se considera que las condiciones financieras se están endureciendo considerablemente y Lagarde ha recordado a menudo la debilidad de la encuesta sobre préstamos del BCE para el cuarto trimestre de 2012. Lagarde también fue muy tajante al admitir que las decisiones políticas son un compromiso y, esta vez, parece que el compromiso fue confirmar la senda para el novísimo mandato pero dejando la puerta abierta a cualquier escenario a partir de abril”, argumenta Piazza.
Hugo Le Damany y François Cabau, economista y economista senior para la Eurozona de AXA Investment Managers, consideran que, en conjunto, el tono de BCE fue menos agresivo de lo que esperaban, aunque sí confirma su previsión de que el tipo terminal alcance el 3,25% en mayo. “Junto con nuestra previsión de un lento descenso de la inflación subyacente, creemos que el riesgo sigue siendo asimétrico al alza, con una posible última subida de 25 puntos básicos en junio, pero con un tono más equilibrado en esta conferencia de prensa y las probables revisiones a la baja de las previsiones de inflación general en la reunión de marzo, el riesgo es menos agudo. Todas las miradas deberían estar puestas en la evolución de estas presiones subyacentes sobre los precios, así como en la decisión o no de los gobiernos de retirar las medidas contra la crisis energética”, afirman.
Pese a la claridad con la que habló Lagarde, Jan Felix Gloeckner, especialista senior en inversión de Insight, parte de BNY Mellon IM, considera que, según sugieren los primeros indicaciones, “el mercado no está comprando lo que la presidenta Lagarde está vendiendo, con señales emergentes de que los participantes en el mercado desean poner en precio el pico de los tipos”. En su opinión, dada la probabilidad de que algunos factores inflacionistas, como los precios de la energía, disminuyan durante 2023, esto es comprensible. “Sin embargo, aunque las intenciones no son promesas, si el BCE mantiene el rumbo, existe un gran potencial de decepción para el mercado”, matiza Gloeckner.
La reacción del mercado
Como respuesta al anuncio del BCE, los mercados de renta fija pasaron por alto sus débiles intentos de “halconeo”, concentrándose en el punto final de las subidas, que parece cercano, para presionar a la baja los rendimientos. En opinión de Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO, “la reacción pesimista del mercado no es del todo intuitiva, y probablemente también esté influida por las reuniones de la Reserva Federal y del Banco de Inglaterra”.
Según los economistas de AXA IM, el comunicado del BCE y la posterior rueda de prensa “han desencadenado un importante repunte de los activos en euros”. La rentabilidad del Bund alemán a 10 años cayó hasta el 2,06% (-16 puntos básicos en el momento de redactar este informe). El diferencial BTP-Bund a 10 años también repuntó hasta 183 puntos básicos (desde 193). El Eurostoxx 600 subió un 0,7% desde la publicación de la declaración. En el mercado de divisas, el par euro/dólar retrocedió a 1,088 tras la declaración, pero ahora se está reconvirtiendo a 1,094”.
“Está claro que el mercado está desesperado por ver una señal de que el BCE empezará pronto a ralentizar el ritmo de endurecimiento, por lo que parte de la reacción pesimista puede deberse al posicionamiento. El hecho de que Lagarde describiera los riesgos de inflación y crecimiento como más equilibrados también habrá dado confianza a los inversores en renta fija. No obstante, este repunte parece prematuro: la inflación general sigue estando muy lejos del objetivo, la inflación subyacente aún no ha experimentado ninguna reducción significativa”, añade Gareth Jandrell, gestor de carteras del equipo de Renta Fija Pública de M&G.
Para la analista de renta fija de MFS Investment Management, “el mercado parece interpretar la falta de compromiso más allá de la reunión de marzo y los riesgos ahora equilibrados para el crecimiento y la inflación como señales pesimistas y los rendimientos están cayendo bruscamente en todas las curvas principales de los EGB”.
¿Aclarando el quantitative tightening (QT)?
Según destaca Marilyn Watson, Head of Global Fundamental Fixed Income Strategy en BlackRock, “el BCE también dio detalles sobre su plan de reducción del balance (endurecimiento cuantitativo) a medida que empieza a retirar las medidas extraordinarias de apoyo aplicadas anteriormente”.
Azad Zangana, economista y estratega senior para Europa de Schroders, explica que el BCE también anunció un pequeño endurecimiento cuantitativo, su primer intento de revertir las ayudas a la liquidez. “Permitirá el vencimiento de hasta 15.000 millones de euros en marzo, abril y junio de este año. Se trata de una cantidad muy pequeña si se compara con el tamaño del balance del BCE, pero no deja de ser un primer paso importante para tantear el terreno y ver cómo reaccionan los mercados europeos de renta fija. Si tiene éxito, es de esperar que continúe”, señala.
En opinión de Jandrell, “no hay mucho más que añadir sobre la QT europea a lo que ya se escuchó en la reunión de diciembre, aparte de que las reinversiones serán ampliamente proporcionales en las carteras APP y las reinversiones de la cartera de bonos corporativos del BCE (CSPP) se inclinarán hacia emisores con mejores credenciales climáticas”. Según el gestor de M&G, “aún no está claro cómo se definirán estas credenciales, ya que se basarán en una combinación de medidas, desde las emisiones absolutas hasta las buenas prácticas de divulgación. Sospecho que los inversores se centrarán en qué bonos compra y vende el BCE cada semana para averiguar quién está en la lista de los malos”.