Con nocturnidad y sorpresa, el Banco Central Europeo (BCE) lanzó anoche un nuevo paquete de ayudas bajo el nombre de Pandemic Emergency Purchase Program (PEPP, o Programa de Compras de Emergencia Pandémica) por valor de 750.000 millones de euros.
Este nuevo programa de compras, que el BCE tilda de “temporal”, se suma a los 120.000 millones de euros que anunció el jueves pasado, reforzando así la liquidez del sistema. Según ha explicado la institución monetaria en su comunicado, estas el PEPP está destinado a la adquisición de “aquellos valores públicos o privados que puedan suponer un grave riesgo para la correcta transmisión de la política monetaria y para las perspectivas de la zona euro”.
En su comunicación de ayer, el BCE volvía a poner por escrito ese mantra que tanto gusta al mercado: “El Consejo de Gobierno hará todo lo necesario dentro de su mandato”. Y reconoció que están listos para aumentar el tamaño de sus programas de compra de activos y ajustar su composición, “en la medida en que sea necesario y durante el tiempo que sea necesario”. Incluso reconoció que está dispuesto a “explorar todas las opciones y todas las contingencias para apoyar la economía” frente a los efectos que está teniendo la crisis del coronavirus en la economía y en los mercados.
Según destaca Frank Haüler, estratega jefe de Vontobel AM, la semana pasada, Christine Lagarde, presidenta del BCE, habló de «no reducir los diferenciales» (apegándose a la clave de capital) y los mercados reaccionaron en consecuencia. «El programa que el BCE ha anunciado la pasada noche es de gran envergadura y más flexible en cuanto a su implementación. Y esto es lo que se necesita. A juzgar por los movimientos de los bonos españoles e italianos a 10 años, seguramente tiene un efecto tranquilizador en los bonos del gobierno. Veremos si tendrá un efecto duradero en los diferenciales de la deuda corporativa».
Primeras valoraciones
En opinión de Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments, este programa es un claro eco de la famosa frase «lo que sea necesario». En su opinión, “la contundencia de este programa es principalmente una respuesta al aumento de los rendimientos de la deuda soberana en la zona del euro y, en particular, una respuesta al aumento de los diferenciales de la periferia. La reacción inicial del mercado es positiva, ya que los márgenes de los BTP-Bund a 10 años se han estrechado casi 100 puntos básicos esta mañana”.
De cara a las próximas semanas y meses, hasta que esta pandemia esté controlada, Diggle no descarta que el BCE lance medidas aún mayores. “Incluyendo el trabajo con el Mecanismo Europeo de Estabilidad para proporcionar un apoyo fiscal esencialmente monetizado, e incluso anclar la rentabilidad de los bonos soberanos y los diferenciales en todo el bloque”, añade.
Para Philippe Waechter, jefe de investigación económica de Ostrum AM (Natixis IM), esta nueva inyección de liquidez demuestra que el BCE asume el liderazgo en la zona Euro para contener el daño económico de la epidemia. Según Waechter, “se esperaba una medida como ésta después de la torpeza de Lagarde con los spreads» y añade que con ella «aumentará considerablemente su déficit público para combatir la epidemia». Además, considera que este programa «reducirá la fragmentación financiera surgida la semana pasada» y ayudará a que «los Estados puedan implementar sus programas de estímulo sin tener que preocuparse de los tipos de interés, que caerán de nuevo». En su opinión, el PEPP estará activo «en el mejor de los casos, hasta finales de 2020 si se detiene la epidemia del coronavirus».
Los analistas de BancaMarch coinciden en señalar que esta última medida se debe a que la semana pasada el BCE defraudó, y ahora ha querido mostrarse más contundente. «Con estas ampliaciones, el BCE acudirá a los mercados para adquirir en total más de 1,1 billones de euros repartidos entre deuda soberana y deuda corporativa. Las cantidades anunciadas y la elevada flexibilidad en las compras que se ha reservado el BCE permitirán mejorar las herramientas de actuación y permitirán frenar la peligrosa escalada de las primas de riesgo de la deuda periférica que estábamos asistiendo. Por lo tanto, son medidas contundentes y que ayudarán a estabilizar los mercados de deuda en las próximas sesiones», destacan en su análisis diario.
«Mirando hacia atrás a la crisis de la deuda europea en 2011 y la crisis financiera de 2008, ahora existen preocupaciones similares para el Banco Central Europeo en lo que respecta a la deuda y, en particular a corto plazo, la liquidez. Este programa de compras podría ayudar de alguna manera al BCE a calmar los mercados de bonos europeos y a generar confianza, lo que resultará crucial, especialmente cuando se trata de países como Italia, que ha visto cómo los rendimientos de los bonos del gobierno y los costos del servicio de la deuda enfrentan una presión al alza», explica Paul Markham, gestor de Newton, parte de BNY Mellon IM.
Novedades en las compras
Las compras se realizarán a lo largo de todo este año e incluirán todas las categorías de activos “en el marco del actual Pandemic Emergency Purchase Program (PEPP)”. Una coletilla que es mucho más relevante de lo que parece a simple vista porque supone que el BCE se vuelve más flexible y se abre a nuevas clases de activos, entre ellos a los bonos griegos.
“Se concederá una exención de los requisitos de elegibilidad de los valores emitidos por el gobierno griego para las compras en el marco del PEPP”, señala el BCE. Esto da acceso al país heleno a sus estímulos, ya que hasta momento su calificación crediticia de grado de inversión no se lo permitía.
En segundo lugar, el BCE amplía la gama de activos admisibles en el marco del PEPP a los “pagarés de empresa no financieros”, siguiendo la misma estela marcada por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED). Y por último, el comunicado señala que se facilitarán los estándares de garantía ajustando los principales parámetros de riesgo del marco de garantías. “En particular, ampliaremos el alcance de las reclamaciones de crédito adicionales (ACC) para incluir las reclamaciones relacionadas con la financiación del sector empresarial. Esto garantizará que las entidades de contrapartida puedan seguir utilizando plenamente las operaciones de refinanciación del Eurosistema”.
La institución monetaria avisa de que revisará estas medidas para irlas ajustando y que sean proporcionales respecto a los riesgos que existen ahora mismo en el mercado. Sin embargo, la reflexión de los expertos sigue la misma línea. “Ni la política monetaria ni la fiscal pueden ser la panacea para esta enorme conmoción de la economía real. Eso sí, al menos pueden mitigar algunos de los riesgos que lleven a que esta conmoción se transforme en una crisis financiera y apoyar la eventual recuperación”, apunta Diggle.
Por su parte, Sebastien Galy, estratega senior de estrategia macroeconómica de Nordea AM, reconoce que la noticia del BCE va a ser muy bien recibida en los mercados, en especial en el de bonos griegos e italianos. «A medida que estos rendimientos se estabilizan y con el tiempo bajan, debería ayudar a los bancos expuestos a ellos, pero la simple caída de la volatilidad debería ayudar mucho. El problema es si el riesgo crediticio se absorbe lo suficiente, es decir, si llega a los más necesitados en aquellos países que no tienen el equilibrio fiscal para absorber el choque. Italia está en una posición peor que Grecia hasta que cambien la naturaleza del programa», añade Galy.
Es lógico que los analistas valoren hasta qué punto las medidas que se están tomando realmente funcionan. Gilles Moëc, economista jefe del Grupo AXA IM, estaca que, «aunque los límites del BCE siguen existiendo nominalmente, no son efectivos en la práctica», y que este programa permite su revisión «en la medida de lo necesario» porque ahora son solo «meros valores de referencia». Moëc también señala que «el euro ha alcanzado a los Estados Unidos y ambas ramas de la política económica (la monetaria y la fiscal) ahora brindan un apoyo masivo».
Sobre futuras medidas, Haüler considera que, en Europa, «no se esperan otras medidas no convencionales». Sin embargo, «en otras zonas la posibilidad de poner en marcha el llamado dinero helicóptero está generando debates más serios. Actualmente, no asumimos que el BCE comenzará a comprar acciones, ni que la FED se aventurará en la compra de bonos corporativos», concluye.
Juan Ramón Casanovas, Head of Private Portfolio Management de Bank Degroof Petercam, también espera que medidas igual de contundentes por parte de los gobiernos y los dirigentes europeos. «Medidas coordinadas, medidas que den respuesta a los ciudadanos. Debemos oír una sola voz, una voz valiente y que de esperanza; una voz que aporte soluciones y visibilidad… en definitiva una voz que nos una y nos proteja», afirma.