La reunión del Banco Central Europeo (BCE) de ayer deja un mensaje pesimista para este invierno, los tipos en mínimos y la promesa de nuevos estímulos para diciembre. En cierto modo, la jornada cumplió con las expectativas del mercado, aunque sorprendió el tono excesivamente pesimista, que empujó a la baja el euro haciéndole caer un 0,5% frente al dólar.
«En el entorno actual de riesgos claramente inclinado a la baja, el Consejo de Gobierno evaluará cuidadosamente la información nueva, incluida la dinámica de la pandemia, las perspectivas de lanzamiento de vacunas y la evolución del tipo de cambio. La nueva ronda de proyecciones macroeconómicas elaboradas por los expertos del Eurosistema en diciembre permitirá una reevaluación exhaustiva de las perspectivas económicas y el equilibrio de riesgos”, sentencia el BCE en su nota.
El BCE ha dejado entrever que la recuperación de la zona euro corre el riesgo de estancarse. La clave de su mensaje fue afirmar que su voluntad de “recalibrar sus instrumentos” en su reunión de diciembre. Ahora bien, ¿será efectivo para frenar el impacto de la pandemia en las economías de la Unión Europea?
“Las próximas semanas serán un desafío para el BCE mientras decide cuál es la mejor acción que debe tomar en diciembre, ya que la efectividad de la política monetaria sigue bajo presión. Además de evaluar el posible impacto de la pandemia en la economía, los responsables de las políticas también podrían necesitar reaccionar a otros acontecimientos como las elecciones estadounidenses y las negociaciones del Brexit. Este será un invierno largo y complicado, y la política fiscal se convertirá una vez más en el principal impulsor de cualquier repunte a medida que avance la segunda ola”, advierte Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International.
Está claro que el debate sobre el efecto que tienen las medidas del BCE sobre el mercado y los activos está totalmente abierto. Por ejemplo, según señala Andreas Billmeier, analista senior de deuda pública de Western Asset, para los inversores en renta fija, la cuestión es si el apoyo del BCE que se avecina constituirá un factor lo suficientemente favorable frente a los obstáculos que surgirán mientras tanto, derivados de un aumento del riesgo relacionado con la pandemia, los decepcionantes planes presupuestarios para el próximo año u otros factores externos (incluidos los políticos). “Somos cautelosamente optimistas, entre otras cosas porque el BCE ha demostrado en primavera que puede actuar con decisión si las condiciones del mercado se deterioran rápidamente”, afirma.
En opinión de Mondher Bettaieb-Loriot, director de crédito corporativo de Vontobel AM, el impacto de nuevas medidas en diciembre también es obvio: “La implicación para nuestro mercado de bonos corporativos es que el aumento de las compras crédito reduce tanto el stock como el flujo disponible para los inversores privados. Además, se producirá un efecto de desplazamiento creciente desde el lado de los inversores tradicionales de bonos gubernamentales, dados los bajos y negativos tipos. La escasez de bonos, y especialmente de bonos corporativos, se intensificará con las acciones del BCE previstas para diciembre. Esto representa un apoyo técnico muy fuerte para nuestro mercado de cara a 2021”
Medidas en diciembre
Para la reunión de diciembre, la primera medida que señalan las gestoras es una ampliación de sus programas de compras de apoyo. “El paquete abarcaría varios de sus instrumentos ya existentes, como el APP y el PEPP, y no se centraría en una sola herramienta. El consenso prevé que esas compras adicionales se espera que asciendan a unos 500.000 millones de euros y es probable que se amplíen las fechas de vencimiento. Se trata de una medida bienvenida, ya que el BCE ha declarado que tal reajuste de sus herramientas es necesario para contener el impacto de la pandemia en las economías europeas, así como en la inflación”, indica Mondher Bettaieb-Loriot, director de crédito corporativo de Vontobel AM.
Desde PIMCO elevan algo más esta cifra. “En general, seguimos esperando que el BCE aumente y extienda el PEPP en la próxima reunión. Esperamos 600.000 millones de euros adicionales en compras y la ampliación del programa por seis meses hasta finales de 2021 parece razonable. También esperaríamos operaciones adicionales de TLTRO-III más allá de marzo de 2021, así como una extensión del período de tipo de interés preferencial del -1% en virtud de TLTRO-III de junio a diciembre de 2021, en consonancia con la expectativa de una extensión del PEPP en el mismo horizonte.
En esta misma línea se pronuncia Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier: “Esperamos que el BCE continúe con sus compras de activos adicionales en lugar de hacer más recortes en las tasas de interés. Específicamente, el BCE puede aumentar su PEPP (Programa de Compras de Emergencia para Pandemias) a alrededor de 2 billones de euros de sus actuales 1,35 billones de euros. Además, es probable que el banco central extienda las compras netas hasta por lo menos 2022, así como que recalibre su Programa de Compra de Activos. Por último, las condiciones para las operaciones de financiación a largo plazo (TLTRO) también deberían mejorar, con un nuevo recorte del tipo de interés que se les aplica”.
En opinión de Chaar, los recordatorios del banco central de que toleraría sobrepasar su objetivo de inflación en el futuro, y las conclusiones de su examen estratégico de política monetaria, anclarían aún más los tipos de interés negativos y mantendrían los diferenciales de los bonos del gobierno periférico relativamente contenidos.
¿Munición infinita?
En opinión de Aaron Anderson, vicepresidente senior de Análisis de Fisher Investments, los bancos centrales no pueden hacer gran cosa en este momento para impulsar una recuperación de la actividad económica. “A menos que Christine Lagarde pueda acelerar una vacuna contra el COVID-19 o utilizar su influencia política para abrir las economías más importantes de Europa, lo mejor que pueden hacer los bancos centrales es asegurarse de que los mercados financieros continúen operando e implementar algunas medidas crediticias provisionales. Las compras de activos y tipos de interés negativos no ayudaron a la economía antes del COVID-19 y tampoco parece probable que vayan a ser de gran ayuda ahora”, defiende Anderson.
Como bien recuerda Peter Allen Goves, analista de renta fija europea de MFS Investment Management, en la valoración que hace de la reunión de ayer, dejando a un lado las futuras medidas, el BCE sigue teniendo en cuenta el esfuerzo fiscal de los países. “Un objetivo primordial de la política del BCE es apoyar la política fiscal y protegerse contra el endurecimiento de las condiciones financieras y los «riesgos de fragmentación». El BCE ha demostrado que puede hacer esto con éxito y desde la reunión de hoy, es probable que siga teniendo éxito en hacerlo», explica Goves.