El Banco Central Europeo (BCE) celebra hoy su última reunión de 2023. Según los expertos, los mercados consideran que los bancos centrales han concluido su tarea -vistos los últimos datos-, pero las autoridades monetarias se muestran muy cautas e intentan lanzar un mensaje muy telegrafiado, para que nadie se lleve a engaño. “Dada la reciente desaceleración de la inflación, creemos que el BCE debería mantener los tipos sin cambios en su próxima reunión de política monetaria. Es probable que mantenga la cautela sobre lo que suceda e insista en sus diferentes focos de atención, como el crecimiento salarial y los efectos de base vinculados a los precios de la energía”, señala Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors.
Los expertos coinciden en que el BCE mantendrá los tipos de interés sin cambio y el foco de atención estará en los mensajes de Christine Lagarde, en las previsiones que comparta, en la evolución de su balance y en el programa PEPP. Además, advierten: es pronto para hablar de bajadas de tipos. De hecho, en opinión de Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, el estancamiento de la zona del euro, con el riesgo de que la región se enfrente a una recesión técnica, debería hacer que el BCE se pronuncie con menos contundencia sobre las perspectivas de futuros recortes.
“La cuestión clave será si, como esperan los mercados, el BCE señala que la inflación se situará en el 2% en 2025; e incluso mejor, por debajo del 2% en 2026. También se espera una revisión a la baja del crecimiento del PIB. El riesgo de recesión técnica (dos trimestres consecutivos de impresiones negativas del PIB) es real, aunque lo más probable es que el entorno económico imperante en la región sea de estancamiento”, explica Thozet.
En este contexto, el experto de Carmignac espera que Christine Lagarde afirme que la política monetaria es suficientemente restrictiva, lo que sugiere que el próximo movimiento del BCE en materia de tipos de interés será un recorte, pero reconoce que no espera que se revele ningún tipo de calendario o límite estricto. “Este enfoque puede caracterizarse como un retroceso algo suave ante un aterrizaje más duro de la economía”, matiza.
Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS, coincide en esta visión y defiende que es demasiado pronto para hablar de bajadas de tipos. “Es probable que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, deje claro, sobre todo en la rueda de prensa de la reunión de esta semana, que los recortes de tipos aún no están en la agenda. Es probable que las previsiones de crecimiento e inflación para 2024 se revisen a la baja, y el objetivo de inflación del 2% podría alcanzarse ya en 2025. No obstante, es demasiado pronto para declarar la victoria sobre la inflación. Todavía hay demasiadas incertidumbres sobre la tendencia subyacente de la inflación”, argumenta Kastens.
Según explica el economista de DWS, desde la última reunión del BCE en octubre, los rendimientos de la deuda pública alemana a 10 años han caído 60 puntos básicos; en aquel momento, el mercado esperaba que el Banco Central Europeo (BCE) recortara los tipos de interés unas tres veces el próximo año. Según explica, “la inesperada caída de la inflación al 2,4% en noviembre y las declaraciones de los miembros del Consejo del BCE de que es improbable que se produzcan nuevas subidas de tipos han alimentado las fantasías de recortes de tipos en los últimos días”.
En opinión de Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, Christine Lagarde podrá utilizar las nuevas previsiones para señalar que, aunque las subidas ya no están sobre la mesa será necesario esperar hasta 2025 para que la inflación vuelva a situarse en el objetivo, una perspectiva que no justifica recortes anticipados. “Nuestro escenario base para el primer recorte sigue siendo junio de 2024, pero la velocidad de la desinflación, que se está produciendo más rápido de lo que esperábamos, hace plausible que un recorte intervenga antes, en el segundo trimestre. No obstante, no vemos por qué el BCE querría entablar este debate ahora mismo. Creemos que es mejor mantener un rumbo estable. El Consejo de Gobierno del BCE debería mantener el statu quo sobre la facilidad de depósito, indicar que siguen dependiendo de los datos e intentar convencer al mercado de que el recorte previsto para marzo es demasiado pronto, pero que sigue abierto a un movimiento más adelante en 2024”, afirma Moëc.
Los otros mensajes esperados
“La segunda cuestión para los inversores se refiere a la evolución del balance del BCE. En las últimas semanas, la institución, especialmente a través de Isabel Schnabel, ha aludido al hecho de que adelantar la fecha de reducción del balance no sería gran cosa. Podríamos ver a Christine Lagarde allanando el camino para una nueva reducción de su balance tan pronto como en el primer trimestre de 2024 (mientras que la reinversión del programa de emergencia pandémica no está oficialmente destinada a llegar a su fin antes de finales de 2024). En tal escenario, la deuda periférica podría estar más en riesgo que los bonos core, especialmente porque la oferta neta debería acelerarse en 2024”, añade Thozet.
Desde 2022, el BCE ha empezado a reducir los activos financieros de su balance. Los reembolsos del APP solo se reinvirtieron parcialmente al principio y no se han reinvertido en absoluto desde julio de 2023. En cambio, los reembolsos del PEPP se reinvertirán hasta nuevo aviso.
En este sentido, Kastens considera que otro tema para la reunión de diciembre será probablemente la reinversión del Programa de Compras de Emergencia frente a la Pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), que constituye un importante respaldo, especialmente en momentos de tensión en los mercados. “Aunque aún no esperamos una decisión definitiva sobre esta cuestión, prevemos que las reinversiones en el PEPP se reduzcan a partir de abril de 2024. Este sería otro paso necesario hacia la reducción del balance del BCE”, apunta.
Sobre estos dos temas, Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO, añade: “Aunque las reinversiones flexibles del PEPP siguen siendo la primera línea de defensa en el frente antifragmentación, es probable que el BCE apunte a un recorte más temprano de las reinversiones del PEPP. Aunque es posible que el BCE comience a debatir las modificaciones de la actual estrategia de reinversión en la reunión de diciembre, creemos que es más probable que los detalles operativos se comuniquen en el primer trimestre, y que la reducción parcial comience probablemente en abril del próximo año”.
Según explica Florian Späte, estratega senior de bonos en Generali Investments, con este endurecimiento cuantitativo el BCE también pretende contrarrestar una posible pérdida de credibilidad debido a las acusaciones de dominación fiscal y reducir los riesgos de crédito y duración del balance para el BCE.
“Es probable que el balance se mantenga en un nivel permanentemente más alto en el futuro y seguirá aplicando en el futuro su enfoque pasivo de endurecimiento cuantitativo, consistente en no reinvertir los bonos que vencen. Dada la deseada ecologización de la política monetaria, consideramos en qué medida puede apoyar los objetivos climáticos de la UE. Por último, creemos que este endurecimiento puede afectar a los mercados de renta fija y el impacto sobre los niveles de rendimiento en la eurozona”, concluye Späte.