La semana acaba con dos hechos relevantes: la reunión de ayer del Banco Central Europeo (BCE) y el último dato de inflación en EE.UU., que repuntó tres décimas en marzo. Por un lado, para las gestoras internacionales está claro que el BCE prepara el terreno para anunciar el primer recorte de tipos en junio. Y por otro, creen que el dato de inflación estadounidense justificaría que la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) retrase el inicio de su ciclo de bajadas de tipos. Esto supone que el debate sobre una posible divergencia entre ambas instituciones monetarias sigue sobre la mesa.
Sobre la reunión de ayer del BCE, que se mantuvo sin cambios, las firmas de inversión destacan que el nuevo párrafo de la declaración del BCE deja claro que sería apropiado reducir los tipos si se cumplen las tres condiciones del Consejo para evaluar si la inflación se encamina de nuevo hacia el objetivo. Según la mayoría, esta mejora de la orientación futura, a pesar de que las recientes impresiones sobre la inflación de los servicios han sorprendido ligeramente al alza, envía una clara señal de relajación en cuanto al inicio del ciclo de recortes. La conclusión es clara: todo apunta a un primer recorte de tipos el próximo 6 de junio, pero el BCE no se compromete de antemano a seguir una senda de política concreta, es decir, no supone que en julio recorte los tipos de nuevo.
“Los términos empleados en el comunicado en torno a la contribución de la política monetaria a la reducción de la inflación hasta el momento, y la mención explícita recién incluida de recortes de tipos, aunque condicionados a nuevos avances en la inflación, dejan el mes de junio como el probable inicio de un ciclo de relajación sin comprometerse a ello de antemano”, sostiene Alexander Batten, gestor de fondos de Renta Fija de Columbia Threadneedle Investments.
En opinión de Batten, la dinámica de la inflación, los salarios y los beneficios en la Eurozona es coherente con la supresión de la política restrictiva, y el BCE ha decidido claramente que fijará su política monetaria en función de las condiciones internas y no de consideraciones internacionales. “Además de destacar la independencia del BCE de la Fed, la presidenta Lagarde se ha esforzado en señalar que la senda de la política está condicionada por los datos que se reciban de aquí a junio. Sin embargo, el hecho de que también señalara repetidamente la introducción de orientaciones en torno a los recortes refuerza nuestra opinión de que el primer recorte se producirá en junio y el listón para que los datos lo desvíen es muy alto”, apunta Battten.
Para Max Stainton, Macro Estratega Global Senior de Fidelity International, en la conferencia de prensa, la Presidenta Lagarde trató de dar un tono más equilibrado. En su opinión, destacó que los riesgos de crecimiento seguían inclinándose a la baja, los riesgos de inflación estaban equilibrados y la rigidez del mercado laboral estaba disminuyendo. “Estos factores, combinados con unos beneficios y salarios que crecen menos de lo previsto, están dando claramente a ella y al Consejo una mayor confianza en que se encuentran al borde del ciclo de recortes. También dejó claro que los datos de junio sobre beneficios y salarios, así como las proyecciones actualizadas de los expertos, serían las aportaciones finales fundamentales para la toma de decisiones del Consejo”, comenta Stainton.
Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS, considera que hay pocas dudas de que el primer recorte sea en junio y apunta que dadas sus expectativas de una mayor ralentización de la dinámica salarial, “parece fijada una bajada de tipos en junio, y esperaríamos que el tipo de depósito se redujera 25 puntos básicos, hasta el 3,75%”.
Esta previsión se suma a la de Martin Wolburg, economista senior en Genrali AM, parte del ecosistema de Generali Investments, quien también espera un recorte de 25 puntos básicos. “El BCE se ha mostrado más confiado en que la desinflación continúe, con la moderación del crecimiento salarial como ingrediente clave. Aunque algunos miembros del Consejo de Gobierno ya querían recortar hoy, la mayoría prefirió esperar a la actualización de las perspectivas en junio. Esperamos que estos datos sean coherentes con la previsión de desinflación, de modo que el Consejo de Gobierno cumplirá a partir de hoy su promesa de que entonces sería apropiado reducir la restricción de la política monetaria”, argumenta Wolburg.
¿Y después de junio?
Viendo que el ciclo de recortes comenzará en junio, las gestoras comienzan a valorar los pasos posteriores del BCE. Por ejemplo, Konstantin Veit, gestor de cartera de PIMCO, considera que “una vez que el BCE empiece a recortar los tipos, lo hará con cautela en los pasos convencionales de 25 puntos básicos”. En su opinión, los mercados han descontado una reducción sustancial de los tipos. “Como resultado, los precios parecen más razonables y ahora están en línea con nuestra previsión de tres recortes este año. Los riesgos apuntan probablemente a un menor número de recortes, sobre todo por la rigidez de la inflación de los servicios, la resistencia del mercado laboral, la relajación de las condiciones financieras y las consideraciones de gestión de riesgos del BCE”, advierte Veit.
Una lectura similar aportan François Cabau y Hugo Le Damany, economistas de AXA IM: “Tanto la declaración de política monetaria como la conferencia de prensa fueron consistentes en evitar hacer comentarios sobre la futura senda de tipos en línea con nuestras expectativas. Tras un primer recorte de tipos de 25 puntos básicos en junio, seguimos esperando dos recortes más en septiembre y diciembre, situando el tipo de interés en el 3,25% a finales de año”.
“Mirando hacia adelante, la posibilidad de una reducción de la tasa en junio sigue intacta a menos que haya un cambio de tendencia significativo en las publicaciones económicas de abril y junio. Más allá de esta fecha, la trayectoria de futuros recortes de tasas sigue siendo incierta, y la presidenta del BCE, Christine Lagarde, reiteró la visión del Consejo de que la tendencia desinflacionaria a lo largo del año no seguirá un camino lineal”,
añade Raphael Thuin, Head of Capital Markets Strategies en Tikehau Capital.
A la hora de hablar de previsiones futuras, Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, apunta a recortes de tipos en junio y septiembre, y cuatro recortes de tipos en total este año. Su argumento se basa en el análisis de la inflación que hace: “Para mediados de 2025, el BCE espera que la inflación descienda al 2%. Este proceso está impulsado por un crecimiento más débil de los costes laborales, ya que el crecimiento de los salarios se está moderando gradualmente y por la absorción parcial por las empresas del aumento de los costes laborales en sus márgenes de beneficios. Aunque las tasas de desempleo se sitúan en el nivel más bajo desde la introducción del euro, la rigidez del mercado laboral disminuye gradualmente, lo que mejora las perspectivas de reducción de los salarios y de la inflación de los servicios”.
Sobre cuál podría ser ese ritmo de recorte, Peter Goves, responsable de Análisis de Deuda Soberana de Mercados Desarrollados de MFS Investment Management, lanza su reflexión: “Nos cuesta ver que el BCE justifique una pausa inmediata una vez que haya decidido que tiene la confianza de que es necesaria una cierta reducción de la restricción. Incluso con tres o cuatro recortes de 25 puntos básicos, es probable que los tipos sigan siendo ligeramente restrictivos, lo que apaciguaría cualquier opinión de línea dura”.
La Fed y el BCE
En opinión de Thuin, tras las robustas cifras de inflación en Estados Unidos y un entorno económico dinámico al otro lado del Atlántico, la reunión de ayer del BCE confirma una tendencia emergente en el mercado. “Las políticas monetarias de los principales bancos centrales en 2024 podrían divergir, con los inversores considerando la probabilidad de una postura de política restrictiva prolongada en EE.UU., mientras que el BCE parece estar dispuesto a comenzar su giro debido a la debilidad relativa de la economía europea y la disminución de la inflación”, advierte.
Por ello la pregunta clave es si las decisiones de la Fed pesarán en el BCE. Para Stainto, con la intención del BCE de iniciar el ciclo de recortes en junio ya fijada, creemos que el camino más allá de este punto de partida seguirá dependiendo de la senda de tipos de la Reserva Federal. “Puede que la Presidenta Lagarde haya destacado una clara delimitación entre la evolución de los datos de EE.UU. y la de los tipos de interés, pero los datos de inflación de EE.UU. han seguido sorprendiendo al alza y parece cada vez más probable que esto limite a la Reserva Federal a un solo recorte o incluso a ninguno este año. En consecuencia, aunque seguimos creyendo que el BCE será el primer banco central que empiece a recortar los tipos este año, la senda a partir de ahí seguirá dictada por la actuación de la Fed”, apunta Macro Estratega Global Senior de Fidelity International.
Por último, Sandra Rhouma, la economista europea del equipo de renta fija de AllianceBernstein, explica que el mercado ya ha descontado un recorte para 2024, probablemente por razones equivocadas. “Hasta ayer, el mercado estaba valorando cerca de cuatro recortes para un total de 100 puntos básicos de recortes en 2024. Los datos del IPC estadounidense, más fuertes de lo esperado, llevaron al mercado a apostar ahora por un total de 75 puntos básicos de recortes. Esto supone un riesgo, pero principalmente debido a la evolución interna de la Eurozona. El BCE no depende de la Fed y actuará según lo requieran los datos de la Eurozona. La Presidenta Lagarde también destacó este aspecto respondiendo a las preguntas relativas a una mayor inflación en Estados Unidos. Una preocupación particular se refiere al impacto de la esperada divergencia de tipos de interés entre la Eurozona y EE.UU. sobre el euro/dólar y, en consecuencia, sobre la inflación. En principio, tiene sentido, ya que un euro más débil significa una mayor inflación importada, y se reflejará en las proyecciones de junio del BCE. Sin embargo, en la medida en que un euro más bajo no descarrila el proceso desinflacionista, no hay razones para que descarrile el ciclo de recortes. Tal y como están las cosas, el BCE no sólo recortará antes que la Fed, sino que probablemente lo haga más incluso en el escenario más conservador”, concluye Rhouma.