A finales de enero, el Banco Central Europeo (BCE) marcó su hoja de ruta para 2019 en su primera reunión del año. En aquella ocasión tres cosas quedaron claras: la subida de tipos se hará esperar, el BCE ha tomado un discurso con un importante sesgo hacia la prudencia y ha llegado, en teoría, el fin de las compras de deuda. Mañana, jueves 7 de marzo, la institución monetaria volverá a reunirse y a los analistas e inversores les queda una duda sobre la mesa: ¿realmente se acabaron las compras?
Desde el inicio del año, las opciones de una nueva ronda de inyección de liquidez ha ganado fuerza. Una vez finalizado el programa de compra de deuda llevado a cabo por el BCE desde 2015, «en el mercado se rumorea incluso la posibilidad de que se puedan realizar nuevos programas de estímulo», apuntan desde Bank Degroof Petercam.
Estas inyecciones de liquidez vendrían en forma de LTRO (préstamos a largo plazo), una de las herramientas sobre las que el BCE se podría pronunciar mañana. En concreto, la pregunta es qué pasará con los aproximadamente 380.000 millones de euros en operaciones de financiación a largo plazo (TLTRO), préstamos baratos que el BCE otorgó a los bancos, que vencerán en junio de 2020.
“El BCE no parecía tener prisa por discutir un posible nuevo plan de liquidez en enero, pero las declaraciones recientes de Benoit Coeuré y Peter Praet, ambos miembros de la Junta Ejecutiva del BCE, son una señal de que es probable que se produzcan nuevos avances. Sin un nuevo programa de liquidez en marcha, los reembolsos de TLTRO en 2020 tendrían un impacto negativo en el balance del BCE y conducirían a un ajuste significativo de las condiciones monetarias. Esto no sería apropiado en el contexto actual de desaceleración económica. Por lo tanto, creemos que el 7 de marzo, el BCE anunciará el lanzamiento de un nuevo programa, mientras espera hasta una reunión futura para explicar los detalles técnicos”, explica Franck Dixmier, director global de renta fija en Allianz Global Investors.
Subidas de tipos en 2020
Respecto a las posibles subidas de tipos, en opinión de Dixmier, los inversores deberían tener más confianza en que se producirá una primera subida de tipos en 2020, dadas las recientes revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento de la zona euro. “Los mercados cuentan con este calendario, y las actas de la reunión de enero muestran que el BCE parece bastante cómodo con estas expectativas. La comunicación de una nueva facilidad de liquidez también debería tener un impacto positivo en los diferenciales de renta fija en los países periféricos, especialmente Italia y España”, añade.
Otro de los aspectos relevantes de la reunión de mañana será conocer las perspectivas económicas que el BCE tiene para la zona euro y la caída de las expectativas de inflación: «Esperamos que el BCE actualice sus pronósticos de crecimiento e inflación, dado que, en su reunión de enero, los miembros del BCE reconocieron la desaceleración aunque cuestionaban su duración y los impactos a medio plazo», dicen los expertos.
Las gestoras esperan que el BCE proporcione un análisis más preciso sobre el impacto de la desaceleración en las perspectivas a medio plazo de la zona euro y la probabilidad de un repunte en la segunda mitad del año. También será interesante observar el análisis del BCE sobre las causas de esta desaceleración.
Según apuntan desde AXA IM, la economía de la zona del euro se ha desacelerado significativamente en el último año, del 2,5% al 1% anualizado. La inflación subyacente se ha estancado en torno al 1% desde 2016. “Este impulso desfavorable puede evitar cualquier normalización de la política monetaria, lo que eleva la probabilidad de que nuestro escenario de riesgo, estancamiento del Banco Central Europeo (BCE), llegue al 40%”, apuntan desde la gestora.
Con este escenario de fondo, la gestora considera que “el BCE no eleva las tasas hasta la próxima alza cíclica, por lo que los tipos de interés se mantendrán en su nivel actual (-0,4% para la tasa de depósito) hasta 2022, más allá de la previsión actual del mercado. Otros tres años de tasas de interés negativas que pesan sobre la rentabilidad de los bancos podrían reducir su apetito crediticio. Teniendo en cuenta este riesgo, el BCE podría introducir un sistema de niveles, pero creemos que solo sería una solución parcial”.