La información más reciente sobre Brasil continúa siendo mayoritariamente negativa –dice el responsable del fondo Alinea Global y economista jefe de MCH IS en su último informe mensual-: las ventas minoristas continúan débiles; se agrava la destrucción de empleo; caen los indicadores de confianza; el índice del sector servicios desacelera; o la moderación de los precios de los alquileres pone de manifiesto la debilidad del sector inmobiliario, enumera Álvaro Sanmartín, autor del informe. Prácticamente la única sorpresa positiva que ha deparado Brasil ha estado relacionada con la actividad industrial, que en el último mes ha sido marginalmente mejor de lo anticipado. También ha mejorado marginalmente la confianza de los consumidores.
Aunque la inflación continúa siendo muy elevada en tasa interanual –prosigue Sanmartín-, la debilidad económica estaría permitiendo una cierta moderación de los precios en tasa mensual. Esta evolución es la responsable de que las expectativas de inflación para 2016 hayan empezado a reducirse, aunque todavía permanecen por encima del 4,5% (que es el centro de la banda objetivo establecido por el Banco Central). Este es el motivo que probablemente ha llevado al banco central a subir los tipos de interés en 50 pbs. “En declaraciones recientes, el banco central ha dejado caer que debido a la debilidad económica, ésta será, posiblemente, la última subida de tipos de interés”, especifica el informe.
“El gobierno, con la popularidad de Rousseff por los suelos, sigue peleándose con el parlamento para intentar sacar adelante sus medidas de consolidación fiscal. En julio, de hecho, el parlamento ha tomado decisiones que van en contra de los objetivos de reducción del déficit público: se han aprobado medidas que implican aumentar el gasto en pensiones; y se han retrasado las votaciones relativas a ciertas subidas de impuestos que venía promoviendo el gobierno”.
En este contexto, y también por el efecto negativo de la recesión sobre los ingresos públicos –continúa Sanmartin-, Levy se ha visto obligado a rebajar sus objetivos de superávit primario para este año. Para intentar mantener la maltrecha credibilidad, algo esencial si Brasil quiere mantener su deuda en grado de inversión, Levy decidió también congelar el gasto de los ministerios. Así las cosas, S&P mantiene el rating de la deuda, aunque rebaja la perspectiva a negativa.
El economista jefe de MCH hace su balance y previsión, teniendo en cuenta los efectos contractivos que a corto plazo tendrán el recorte fiscal y la limitación en la concesión de crédito subsidiado por parte de la banca pública y sabiendo también que las expectativas de inflación para 2016 dan muestras de una cierta moderación. Su previsión es que el Banco Central no será especialmente agresivo de aquí en adelante. “Este tipo de actitud por parte del Banco Central ayudaría a mantener depreciado el real, de forma que el sector exterior pudiera hacer una mejor contribución al crecimiento”, concluye.