La Fed comenzó este martes su última reunión del FOMC de este año con el histórico dato de la inflación, los primeros indicios sobre la variante Ómicron y una buena tendencia en la generación de empleo más allá de la desaceleración atribuida a las nuevas cepas de COVID-19.
Sin embargo, uno de los focos más importantes para esta nueva reunión, que tendrá su resolución este miércoles, son los tipos de interés. Según los analistas, la autoridad monetaria comenzó a allanar el camino para subir los ratios de interés.
Para el banco ING, la economía está creciendo con fuerza y las presiones inflacionarias continúan aumentando. En ese sentido, la Fed es consciente de los riesgos y está lista para anunciar que el programa de QE (expansión monetaria) finalizará en febrero. Esto abre la puerta para subidas de tipos de interés más tempranas y rápidas, siempre y cuando las nuevas variantes del COVID-19 lo permitan, asegura el banco holandés.
A pesar de la incertidumbre presentada por la aparición de la variante Ómicron, la reunión de este martes y miércoles parece estar preparada para ver a la Fed anunciar una aceleración en la reducción gradual de la QE, con una reducción de 30.000 millones de dólares para enero (a 60.000 millones en compras) y una reducción adicional de 30.000 millones en febrero.
Esto significaría que concluiría el programa a principios de marzo, dejando a la Fed con 8,8 billones (trillions en términos anglosajones) de activos en su balance. Esto representa más del doble de su nivel prepandémico de enero de 2020, exclaman los expertos del banco holandés.
Desde PIMCO coinciden en que la Fed ajustará materialmente más alto su trayectoria esperada de alzas de tasas, ya que se enfoca en devolver la política a neutral durante los próximos años.
“Si bien los riesgos alcistas para la inflación probablemente justifiquen una postura más dura, al mismo tiempo, el banco central es consciente del riesgo de que la inflación se modere por sí sola y de que subir la tasa de política monetaria demasiado pronto o demasiado podría detener la recuperación de EE.UU.”, dice el informe firmado por Tifanny Wilding, economista para la región de América del Norte de PIMCO.
En este sentido, PIMCO estima que la Fed querrá gestionar este riesgo acortando el tiempo durante el cual reduce sus compras de bonos del Tesoro de EE.UU. y valores respaldados por hipotecas de agencias, con el objetivo de finalizar el programa en marzo de 2022, y al mismo tiempo señalar una subida de tipos en junio.
Además, la experta espera que la Fed comience este proceso de comunicación en su reunión de este martes y miércoles anunciando una reducción de 30.000 mil millones en compras de activos a partir de enero de 2022, duplicando el ritmo de los dos meses anteriores.
La Fed también publica pronósticos económicos y de política actualizados en la reunión de diciembre, y PIMCO espera que la trayectoria de la tasa media revisada implique dos subidas de tipos en 2022, seguidas de tres en 2023 y cuatro en 2024.
Esto colocaría la tasa de política de la Fed muy cerca de las estimaciones de neutral para fines de 2024. Si bien este es un cambio agresivo según los estándares históricos, el riesgo que se corre es que la trayectoria de la mediana se revise aún más de lo esperable.
La inflación “transitoria” se desvanece con nuevas revisiones de los pronósticos
Incluso con el final de la compra de QE, la postura de la Fed seguirá siendo muy estimulante y en un entorno de fuerte crecimiento, impulso de empleos decentes y elevadas presiones inflacionarias, el caso para retirar algunos de los estímulos parece sólido. Es cierto que la aparición de la variante Ómicron es motivo de preocupación. Con base en las cifras de restaurantes y el número de pasajeros aéreos, parece que se ha producido cierta precaución por parte de los consumidores, pero hasta ahora las primeras señales son que no parece que vaya a generar nuevas restricciones importantes de movimiento que afectarán gravemente a la perspectivas económicas, al menos en EE.UU., asegura ING.
Esta incertidumbre será reconocida en la declaración, pero como Jerome Powell sugirió que la descripción «transitoria» de la inflación debería ser «retirada», también habrá cambios adicionales en la declaración adjunta. Reconocerán las sorpresas al alza de la inflación y el mercado laboral más ajustado, pero están listos para mantener la línea «las expectativas de inflación a largo plazo permanecen bien ancladas en el 2 por ciento», incluso si la evidencia de la encuesta al consumidor y las tasas de inflación de equilibrio en los bonos del Tesoro son menos categórico.
Desde Julius Baer, Christian Gattiker, jefe de investigación, explica que en el frente macro y político, los indicadores de inflación y los bancos centrales de los mercados emergentes estarán en el centro de atención. En cuanto a las tasas de inflación, la atención se centrará en China y EE.UU.
El dato de inflación conocido la semana pasada en EE.UU. deja en evidencia dos puntos fundamentales según Julius Baer:
En primer lugar que EE.UU. tiene una participación más baja de precios administrados en su economía. Y por otro lado que el sector corporativo de la potencia del norte tiene bastante éxito en traspasar precios de insumos más altos a sus bases de consumidores cautivos.