La celeridad del gobierno de EE.UU. en tomar medidas tanto en hogares como para las empresas amortiguó el impacto económico generado por la pandemia, según el Estudio Económico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicado en su página web.
“La rápida acción del gobierno de EE.UU. ha ayudado a proteger a los hogares y las empresas del shock económico inmediato de la pandemia de Covid-19, incluso cuando los esfuerzos continúan para controlar la propagación del virus”, dice el comunicado.
La OCDE llama a continuar con el apoyo excepcional para los trabajadores desempleados y las empresas en dificultades con el fin de ayudar a “fortalecer la recuperación” compartiendo los beneficios y reducir riesgos de efectos a largo plazo.
El estudio aclara que incluso con la salida del confinamiento, algunas empresas, como las turísticas y de ocio, necesitarán el apoyo del gobierno de EE.UU.
En ese sentido, el organismo aplaude la reciente extensión por cinco semanas del Programa de Protección de Pago de Cheques para pequeñas empresas hasta el 8 de agosto.
Por otro lado, los trabajadores que hayan sido despedidos necesitarán de un apoyo extra como extender los beneficios excepcionales de desempleo más allá de la fecha límite de finales de julio.
“El apoyo excepcional a las personas y las empresas debe continuarse mientras sea necesario. Y ayudar a las personas a regresar al trabajo eliminando obstáculos regulatorios innecesarios para el empleo y la movilidad, dinamizaría la recuperación y ayudaría a evitar una caída en el nivel de vida y la igualdad”, dijo el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.
La regulación del mercado laboral a nivel estatal ha contribuido a una disminución de la fluidez del mercado laboral desde fines de la década de 1990, junto con un período de lento crecimiento de la productividad.
Por esta razón, la OCDE insiste en que se debe alentar a los estados a que otorguen licencias para ocupaciones donde existan preocupaciones limitadas por la salud o seguridad pública y actúen contra el comportamiento anticompetitivo.
En la misma línea, se necesitarán reformas al gasto de pensiones y la atención médica “para reducir las presiones de costos e ineficiencia” de manera de ampliar la base impositiva pensando la sostenibilidad a largo plazo de la deuda pública.
En cuanto al sistema de salud, la OCDE pide aumentar la capacidad e identificar a las personas que han adquirido anticuerpos para mitigar el impacto económico de una segunda ola.
Además, recomienda mejorar la coordinación de las políticas de salud en todos los niveles del gobierno, garantizar que los sistemas de seguro de salud no permitan que grandes grupos de población caigan en las brechas que existen entre los diferentes programas y reducir las barreras regulatorias.
El trabajo de la OCDE proyecta apenas una recuperación gradual después de que el COVID-19 detuviera abruptamente crecimiento de una década y llevara las tasas de desempleo a su nivel más bajo.
En el mejor de los casos, el crecimiento del PIB se recuperará al 4,1% en 2021 después de una caída del 7,3% en 2020.
Sin embargo, en caso de exista una segunda ola de brotes, el crecimiento del PIB sería de solo el 1,9% en 2021 y el 2020 tendría una caída del 8,5%.
La OCDE recomienda desarrollar procedimientos de prueba, seguimiento, rastreo y aislamiento con el fin de minimizar el riesgo de que una segunda ola provoque otro bloqueo de la economía a gran escala.