¡Feliz Año Lunar del Buey (o Toro)! China arranca un nuevo año con perspectivas positivas gracias a la gestión de la pandemia y a la recuperación de su PIB, tras terminar 2020 como la única economía que se mantuvo en territorio positivo. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), seguirá ganando terreno elevando su crecimiento hasta el 7,9%. ¿Qué pueden esperar los inversores del Año del Buey?
En primer lugar, las gestoras coinciden en que los inversores interesados en China deberán estar atentos a cómo evoluciona la recuperación económica, si habrá o no endurecimiento de las medidas por parte del Banco Popular de China y al comportamiento de la inflación.
Para Lars Kalbreier, CIO en Edmond de Rothschild Banca Privada, el gigante asiático aprovechará su diferencial de crecimiento con los países occidentales para invertir y acelerar así su avance hacia el primer puesto en la economía mundial. En su opinión, hay cinco aspectos que explican el crecimiento del país: “Son relevantes: las áreas en las que China destacó durante la pandemia; el plan a cinco años vista del gobierno chino; los objetivos estratégicos a largo plazo: Plan «Made in China 2025» diseñado para crear 50 empresas líderes en industrias estratégicas; los beneficios de la nueva zona de libre comercio de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés); y los cambios a los que se enfrenta la sociedad china como, por ejemplo, el consumo digital”.
Un factor importante, en opinión de Jaime Raga, responsable de relación con clientes de UBS AM Iberia, es la mayor madurez empresarial. Según explica Raga, en 2020 surgieron nuevos modelos de negocios en China, nuevas compañías y muchas empresas han madurado porque, durante los últimos años, han usado dinero del capital privado para financiar el desarrollo de sus negocios. “Ahora estas son suficientemente maduras como para generar flujos de caja e ingresos y, están listas para cotizar en bolsa. Y, por lo tanto, durante 2021 esta tendencia continuará”, señala.
Respecto a la gestión de la pandemia, el gran riesgo a vigilar este año, Guillaume Dhamelincourt, especialista en producto de JK Capital Management (grupo La Française), el objetivo de China sigue siendo similar al de 2020: eliminar todos los contagios nacionales, cueste lo que cueste. Por ello, está aplicando de nuevo medidas agresivas y estrictas sin tener en cuenta las celebraciones, el gasto interno o el crecimiento económico. Las olas de contagios de 2020 demostraron que este era el enfoque correcto para el país, ya que acortó la duración de la pandemia y permitió una rápida recuperación económica. Las autoridades esperan repetir este éxito este año.
Aunque China ha destacado por su gestión de la crisis, desde BNY Mellon IM señalan que el COVID-19 dejará importantes cambios en la sociedad china. “La creciente marea de crecimiento mundial probablemente impulsará aún más la economía china. Sin embargo, una vez que la marea se aleje, veremos todos los efectos de las tendencias preexistentes que se han acelerado gracias al COVID-19. En nuestra opinión, hay dos tendencias que probablemente tendrán el mayor impacto en la economía y la sociedad chinas a largo plazo: la desglobalización y la digitalización”, señalan en su último análisis.
Oportunidades en renta variable…
Según reconoce Kiran Nandra, especialista de Pictet AM, existe un mayor interés en las asignaciones a China de inversores deseosos de obtener una exposición «pura» a lo que se considera una clase de activos muy atractiva, que puede superar a muchas otras regiones. “Por supuesto, en esta clase de activos hay empresas de valor poco apreciadas por el mercado. Es el caso de determinadas empresas financieras y algunos proveedores de servicios inmobiliarios. Por otra parte, sabemos por experiencia que el mercado de acciones A de China puede llegar a sobrecalentarse. Así que nuestro consejo, especialmente para los nuevos inversores en este mercado, es la precaución. Hay empresas chinas excelentes, pero hay que mantener un ojo puesto en las valoraciones” afirma Nandra.
En opinión de Nicholas Yeo, director de renta variable china de Aberdeen Standard Investments, en un principio, el auge de China se vio impulsado por un repunte en la producción industrial: la producción de las fábricas abarca desde materiales tecnológicos y de comunicación para facilitar el trabajo desde casa hasta equipos de protección personal, como las mascarillas. Junto con las medidas de estímulo fiscal, esto precipitó una reactivación del consumo interno y de la inversión en activos fijos.
“Esta fortaleza económica inherente está haciendo que el mercado de acciones clase A se haya convertido para el consenso en una apuesta positiva, lo que hace temer que se produzca una burbuja similar a la de 2015. La participación del inversor minorista local es elevada, al igual que la inversión mundial en acciones A a través del sistema de negociación Stock Connect. No obstante, los inversores aún pueden encontrar valor relativo en las acciones clase A. Con un PER forward (relación precio-beneficio a plazo) de 17 veces (basado en la previsión de beneficios para 2021), el índice MSCI China A Onshore cotiza por encima de su media histórica. Sin embargo, sigue teniendo un descuento del 40% con respecto al S&P500 en términos de precio valor en libros y es un 23% más barato en términos de PER. Estos niveles de valoración también parecen estar bien fundamentados, ya que el consenso sitúa las previsiones de crecimiento de beneficios para las empresas del índice MSCI China A Onshore cómodamente por encima de los dos dígitos”, explica Yeo.
Según recuerdan los expertos Fidelity, el último Año Lunar del Buey, en 2009-2010, trajo consigo una escalada del 51% en el índice de referencia Shanghai Composite. En el ciclo anterior, en 1997-1998, la subida fue del 27%. “Obviamente, las rentabilidades pasadas no son un indicador fiable de los resultados futuros, pero ante el arranque de este nuevo lunar, varios serán los factores que coparán la atención de los inversores en los mercados chinos. El primero de ellos es que la amplia liquidez y la condición de China como país que primero entró y primero dejó atrás las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19 parece que contribuirán a sostener el sentimiento alcista en los mercados de cara a la primavera, tanto en el mercado interno como en Hong Kong. Sin embargo, cualquier repunte de las presiones inflacionistas -o un giro brusco hacia el endurecimiento monetario- podría atenazar a unos mercados que avanzan con fuerza”, explican Victoria Mio, directora de renta variable asiática, Lynda Zhou, gestora de fondos de renta variable asiática, y Hyomi Jie, gestora de fondos de renta variable china, de Fidelity.
Y en renta fija
Los expertos de Allianz Global Investors (Allianz GI) coinciden en que las acciones A de China siguen beneficiándose de las tendencias positivas, que incluyen el creciente interés de los inversores y el nuevo gobierno estadounidense que puede reducir las tensiones. Pero también ve oportunidades en renta fija. “En China, y Asia en general, preferimos los bonos de menor duración y los valores highyield sobre los valores de grado de inversión”, afirman.
David Cheng, director de inversión en renta fija asiática de Schroders, también considera que los activos de renta fija son una oportunidad, en particular los bonos. “Los rendimientos absolutos de los bonos chinos en el extranjero se están negociando a sus niveles más atractivos en relación con los soberanos de los mercados desarrollados mundiales. Creemos que los bonos del gobierno chino, a un 3,25% aproximadamente, ofrecen un perfil de rentabilidad asimétrico para los inversores, con un margen de caída limitado, pero con potencial de apreciación de los precios. Los diferenciales de los bonos del gobierno chino se encuentran en sus niveles más amplios en comparación con los soberanos mundiales en los últimos 10 años, gracias a la fuerza de la recuperación económica del país tras la pandemia”, explica Cheng.
Ahora bien, Cosmo Zhang, analista de Vontobel Fixed Income Boutique, advierte sobre esta de activo: “Debido a la pandemia, el número de impagos de algunas emisiones de crédito chinas ha aumentado desde principios de noviembre del año pasado, lo que desencadenó caídas en noviembre tanto en los mercados onshore como en los offshore. Como resultado, el total de impagos en 2020 podría ser mayor que en 2019, e impulsar el ratio de defaults de los bonos corporativos onshore de 2020 hasta más del 1,0% desde un 0,62% de 2019. Sin embargo, esta cifra sigue siendo inferior a la media mundial. Además, el riesgo es manejable y no supone una amenaza sistémica gracias a los abundantes recursos de los responsables políticos chinos. El hecho de que estos impagos se produzcan ahora un poco antes evidencia los esfuerzos del gobierno chino por aumentar la eficiencia y la transparencia del mercado en beneficio de la economía en general”.
ESG: el reto de China
Otro ámbito en el que los inversores pueden esperar que China mejore este año es el de la energía verde, ya que China se ha comprometido a lograr la neutralidad de carbono para 2060. “Esta transición requerirá una inversión masiva en empresas que suministren energía renovable, baterías, vehículos eléctricos e infraestructuras relacionadas. Las empresas chinas ya son líderes mundiales en la cadena de suministro de energías renovables. Los fabricantes de aerogeneradores chinos representan el 26% de la capacidad mundial y los de baterías el 78%. Además, son responsables del 91% de la producción de placas de silicio para captar la energía solar. Creemos que los inversores deberían centrarse en los fabricantes de equipos y en las empresas que operan en la cadena de valor”, sostiene el director de renta variable china de Aberdeen Standard Investments.
A la hora de invertir en China, Sudhir Roc-Sennett, Responsable de Thought Leadership y ESG de Quality Growth (Boutique de Vontobel AM), advierte que cuando pensamos en factores ASG hay que prestar mucha atención a este país, sobre todo en su lucha contra el cambio climático y el efecto que es va a tener en su economía y en los mercados globales.
“Es probable que 2021 sea un año de progreso espectacular para la ASG, impulsado por la mejora de los datos. Algunos cambios serán más visibles que otros. Uno de los que debería destacar por encima de los demás en términos de escala y visibilidad es el de China y su reciente promesa de reducir masivamente sus emisiones de gases de efecto invernadero. A medida que los costes asociados a la ignorancia de la sostenibilidad se hacen cada vez más visibles, parece que los problemas estructurales básicos se están abordando por fin, gracias a la mejora de los datos”, apunta Roc-Sennett.