El mes de julio empezó con los mercados mirando la reunión de la OPEP+, dado el repunte que el precio del petróleo ha experimentado. Su cumbre tenía como objetivo abordar cuál será el calendario de incremento paulatino de la oferta por parte de los principales países exportadores, sin embargo las conversaciones han sido un fracaso, lo que empezó ayer al crudo a sus máximos en casi tres años.
Los analistas de Banca March destaca que el fracaso del encuentro de la OPEP+ está tensionando el precio del petróleo. “La OPEP y sus socios no han sido capaces de llegar a un acuerdo tras la oposición de Emiratos Árabes Unidos a aumentar gradualmente la oferta hasta finales de 2022 y su exigencia de mejorar las condiciones en el cálculo de la producción que les correspondería ofrecer. La falta de entendimiento pone en riesgo también la unidad de la OPEP+ a pesar de la aparente sintonía entre Arabia Saudí y Rusia, cuyo desencuentro en el pasado generó una guerra de precios. A priori, la oferta se mantendrá en los mismos niveles actuales a partir de agosto, provocando la escalada del crudo hasta nuevos máximos, con el Brent por encima de los 77 dólares ayer por la mañana”, explican en su análisis diario.
El punto de conflicto entre los socios de la OPEP es que los Emiratos Árabes Unidos (EAU) cuestionan algunas partes del acuerdo, especialmente la ampliación del marco actual hasta 2022. La base actual de las cuotas no tiene en cuenta la reciente ampliación de la capacidad de los Emiratos Árabes Unidos y limita al país más que a cualquier otro país petrolero.
En opinión de Norbert Rücker, director de economía y analista de Next Generation de Julius Baer, este tipo de desacuerdos es algo común, pero no lo suficientemente relevante como para romper el compromiso de todos los países exportadores. “Creemos que esto es en gran medida ruido, ya que el impacto fundamental del acuerdo de suministro de la OPEP+ sigue una dinámica diferente. La política de las naciones petroleras tiene éxito principalmente en un entorno de mercado en el que los suministros son cada vez más escasos, y dicho entorno es siempre temporal. La política de los países petroleros está en función de los propios precios del petróleo. Cuando los precios suben por encima de los 75 dólares por barril, el petróleo se convierte cada vez más en una carga económica, no sólo en los mercados emergentes consumidores de petróleo, como la India, sino también en el mundo occidental, como Estados Unidos”, explica.
En este análisis, Guillaume Tresca, estratega senior de mercados emergentes de Generali Insurance AM, destaca en que el aumento del precio del petróleo ha sido un edulcorante bienvenido para todos los mercados emergentes. Según explica, impulsa su crecimiento global y reduce significativamente las necesidades de financiación de los exportadores de petróleo de los mercados emergentes. “Es difícil conocer los supuestos subyacentes del petróleo para los presupuestos de todos los países emergentes: en Arabia Saudí, es probable que se sitúe en torno a los 50 dólares por barril, y en Qatar, en un nivel inferior. Esto lleva a revisar significativamente a la baja la emisión soberana de la deuda externa hasta los 200.000 millones de dólares, ya que los soberanos del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) suelen representar el 50% de la emisión total”, afirma.
Según el equipo de Portocolom AV, el efecto más inmediato es que la OPEP y sus aliados no incrementarán la producción para agosto y esto privará a la economía global de suministros adicionales vitales a medida que la demanda se recupera, situación que elevará temporalmente el precio del barril. Paralelamente, explican, estamos en un escenario diferente y es que con los Tratados de París las compañías petroleras no tienen muy claro si les compensa invertir en nuevos proyectos de extracción. “Tenemos numerosos ejemplos de cómo la industria está en el foco, por ejemplo, un tribunal de los Países Bajos ordenó en marzo a Royal Dutch Shell que redujera un 45% sus emisiones de gases de efecto invernadero durante la próxima década, un mandato que probablemente solo pueda cumplir cambiando drásticamente su modelo de negocio. Estamos ante una industria bajo presión, en proceso de transformación y con una elevada incidencia en el escenario económico global”, añaden.
Por su parte, Generali Insurance AM considera que estar largos en los países del CCG en grado de inversión es la mejor manera de expresar una visión alcista del petróleo. “Son los más sensibles a los precios del petróleo, y casi todos los países del CCG deberían registrar un superávit por cuenta corriente y fiscal con el precio del petróleo a 75 dólares por barril. Qatar y, en menor medida, Arabia Saudí son países baratos en la curva. Somos prudentes con respecto a Kuwait, mientras que en los bonos de alto rendimiento, Omán debería beneficiarse”, añade Tresca.
Según Rücker, la subida de los precios del petróleo sigue teniendo un efecto más allá del mercado y más centrado en la geopolítica. “Una nueva subida aumentará la presión para que actúen los países petroleros, que a día de hoy mantienen en el mercado aproximadamente el 5% de los suministros mundiales. Además, las sanciones estadounidenses limitan las exportaciones iraníes y venezolanas. El aumento de los precios del petróleo significa que o bien EE.UU. se interesará por resolver esas disputas, o bien otros países comenzarán a eludir esas restricciones para disminuir su carga de petróleo, como ocasionalmente ya hicieron antes. A más largo plazo, los elevados precios en los surtidores deberían acelerar el cambio hacia los coches eléctricos, entre otras cosas porque esta oferta mejora mes a mes, creando retrocesos irreversibles en la demanda de petróleo. Los precios del petróleo podrían dispararse a corto plazo, pero dada la dinámica descrita, confiamos en que veremos precios más bajos a medio y largo plazo. La escasez de suministros se debe a razones políticas, no estructurales”, añade el experto de Julius Baer.