Mr. Joel Makower es director de Greenbiz.com, publicación online que desde hace años viene informando sobre los retos medioambientales del planeta, y lo que todo ello está significando para las empresas, las organizaciones, los gobiernos, la economia y los mercados. En el siguiente artículo, muestra los problemas y enseña algunas de las soluciones empleadas en la gestión del agua, recurso vital que se expone a una sobre demanda en los próximos años según crecen las clases medias de los países emergentes. La presión sobre este recurso hídrico va a suponer consecuencias de calado para las empresas que más lo necesitan, que deberán aprender a gestionarla adecuadamente, y comunicar cómo lo están haciendo a todas las partes interesadas. Pero ¿será suficiente?
Estado del negocio medioambiental: el agua surge como un factor de riesgo
Durante gran parte de la década pasada, las historias del agua como «el nuevo petróleo» o «el nuevo carbón» han salido en un goteo constante. En estos días, es ya una corriente. Empresas, comunidades y países admiten que el agua se vincula cada vez más con «crisis» o «riesgo».
No sólo es el cambio climático, a pesar de que está alterando los patrones del tiempo y contribuyendo, si no causando, sequías e inundaciones. Es también el crecimiento del consumo. Desde el momento en que cientos de millones de personas suben en la escala económica, el uso del agua crece.
Cocinar, y la higiene personal, es lo de menos. La pieza grande es el agua que se necesita para producir los productos químicos, los materiales, los alimentos, los combustibles, la energía y demás necesidades asociadas al modo de vida de las clases medias y el crecimiento económico general.
Para algunas empresas, el agua se está convirtiendo en un cuello de botella – una mercancía sin la cual las operaciones se reducen, o incluso detienen por completo. No se trata de empresas que requieren un uso intensivo del agua, como la agricultura o la producción de energía. En muchos casos, la escasez de agua en la cadena de suministro puede causar estragos – por ejemplo, cuando una planta de energía carece de agua de refrigeración y debe parar la producción de electricidad a sus clientes, o las restricciones en la minería, que suponen escasez y altos precios de metales fundamentales.
Según el Informe Global Risk Report, presentado a principios de 2014 por el Foro Económico Mundial, el agua es uno de los mayores riesgos mundiales, junto a la economía, el desempleo, la escasez de alimentos y los fenómenos meteorológicos extremos.
Mitigar los riesgos del agua
Las compañías se están viendo a sí mismas inmersas en una competición por los recursos hídricos con agricultores y hogares, y son a su vez un fácil objetivo a culpabilizar por la escasez de agua o la contaminación, que ellas no han causado. La gestión de éstos y otros temas, de forma estratégica y proactiva, puede determinar si una empresa se hunde, o sobrevive.
A continuación, enumeramos algunos de los factores a tener en cuenta por las empresas a propósito del agua como factor de riesgo que debe ser gestionado y mitigado. Por razones obvias, los expertos en recursos hídricos gustan organizar las cosas en «cubos». Por ejemplo, existen tres “cubos” principales sobre riesgo del agua de acuerdo con Will Sarni, destacado experto en estrategia corporativa del agua de Deloitte Consulting:
- Físico – Disponibilidad de la cantidad y calidad de agua donde y cuando se necesita.
- Regulatorio – Ser capaz de adaptarse a los cambios en los esquemas de fijación de precios y asignación de recursos.
- Reputacional – Ser capaces de gestionar adecuadamente con las partes interesadas como ven ellas la gestión / administración que la empresa hace del agua.
Para las empresas de gran consumo, este último “cubo” puede ser el más difícil. El riesgo reputacional es el más difícil de cuantificar, y el más impactante, porque las partes interesadas pueden retirar la “licencia social” de una empresa para operar – literalmente echarla fuera de la ciudad – como sucedió con algunas empresas de bebidas en la India hace unos años.
El nivel de conocimiento de la empresa sobre los riesgos del agua también se organiza en “cubos” – son cuatro en este caso:
- Empresas que ni siquiera conocen o reconocen el problema.
- Empresas que reconocen el problema, pero que lo tratarán cuando éste se agudice.
- Empresas que están tomando medidas para mitigar los riesgos del agua en sus operaciones.
- Empresas que participan activamente en el desarrollo de políticas del agua, invierten en tecnologías de agua y trabajan con las partes interesadas.
Cuando se juntan todos estos cubos – los diversos riesgos y enfoques – se encuentra un “depósito” de opciones que las empresas puede tomar; cuantificación de sus emisiones directas e indirectas de agua a través de su cadena de valor; cartografía de los riesgos de sus operaciones; identificación de prioridades y oportunidades con alto retorno para las inversiones en eficiencia; colaboración con las comunidades locales para estabilizar y reponer los recursos hídricos; educación de grupos de interés internos y externos en temas de agua, y más.
No hace mucho tiempo, abordar los problemas del agua en la cadena de suministro parecía fuera de la influencia y el control de las empresas. Hoy en día, se está convirtiendo en la norma.
Pensemos en Hennes & Mauritz AB, más conocido como H&M, empresa minorista de ropa con sede en Suecia. Reconociendo el uso intensivo del agua en casi todo lo que comercializa – por ejemplo la producción de algodón y teñido, – la empresa ha diseñado e implementado una “estrategia del agua” para cambiar la forma de gestionarla a lo largo de su cadena de suministro.
El programa de la compañía, en colaboración con WWF, se sustenta sobre cuatro pilares: el desarrollo de materiales de prueba para sus diseños; la capacitación de los equipos de abastecimiento sobre los impactos relacionados con el agua en la producción de diversos materiales y estilos de moda; la identificación de oportunidades de ahorro de agua en las instalaciones de la empresa; trabajar con las autoridades locales y los gobiernos regionales, organizaciones no gubernamentales y otras empresas para mejorar la gestión del agua de las cuencas fluviales de China y Bangladesh, y educar a los clientes sobre la importancia de la gestión del agua.
La acción de la industria
Como ocurre a menudo, algunas empresas con gran consumo de agua ven en los riesgos oportunidades de demostrar su liderazgo y, si es posible, obtener una ventaja competitiva. Es el caso de muchas de las grandes compañías de bebidas, cuya supervivencia depende de la disponibilidad de abundante cantidad de agua limpia. Coca -Cola, PepsiCo, Nestlé, SABMiller, AB InBev, MillerCoors y otros están en la vanguardia de la actividad.
Pero no exclusivamente. El agua es también el elemento vital de otras industrias. Por ejemplo la minería, otra industria cuyo consumo – y contaminación – de agua la sitúa en alto riesgo, especialmente en los países en vías de desarrollo, donde las operaciones mineras se dan con frecuencia.
El agua es un insumo crítico en todos los desarrollos y operaciones mineras, haciendo de este sector uno de los más intensivos en agua. Su alta dependencia representa para el sector grandes desafíos. El crecimiento del negocio futuro depende cada vez más de tener acceso a calidad y volúmenes de agua adecuados; por tanto, debe asegurarse su disponibilidad… Para estas empresas, sin agua no hay negocio.
Algunas compañías están buscando ser «neutrales en agua«, o incluso «positivas en agua.» Por ejemplo, la iniciativa “Replenish” de Coca -Cola tiene como objetivo, para 2020, «devolver de forma segura a las comunidades y la naturaleza una cantidad de agua equivalente a la que utilizamos en la producción y comercialización de nuestras bebidas». Para cumplir con ese objetivo, la compañía ha participado en cerca de 500 proyectos y alianzas para proteger o mejorar las cuencas hidrográficas, aumentar el acceso al agua potable y crear conciencia sobre los problemas del agua. La compañía estima que sus esfuerzos han mejorado el acceso al agua y el saneamiento para más de 1,8 millones de personas.
Es un programa ejemplar, aunque sigue siendo una gota en el océano si se considera que más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable y, aproximadamente dos mil seiscientos millones no disponen del saneamiento adecuado. Una empresa, incluso un gigante mundial de la bebida, no puede lograrlo sola.