Las expectativas sobre el papel de las organizaciones están cambiando drásticamente. Si bien en los últimos años hemos visto como el ámbito medioambiental se ha posicionado como una de las principales preocupaciones para muchos grupos corporativos, hoy los directores ejecutivos también están prestando mucha atención a los conflictos sociales.
Así lo demostró una encuesta realizada por Bain & Company a nivel global, en la cual participaron casi 300 directores ejecutivos, donde se revela que el 85% de los líderes empresariales ven estas problemáticas como preocupaciones «urgentes» para sus compañías. Además, cuando se les preguntó sobre la función principal de su negocio, el 60% dijo que creaba «resultados positivos para la sociedad» o «equilibraba las necesidades de todas las partes interesadas».
Al respecto, Marcial Rapela, socio y director de Bain & Company en Chile, explicó que “las empresas que lideran en temas de ESG, como DEI y prácticas de cadena de suministro socialmente responsables, no ven estos esfuerzos únicamente como mitigación de riesgos, todo lo contrario. Los líderes en este espacio han encontrado formas de vincular directamente sus esfuerzos sociales con la lógica comercial de sus negocios, abriendo nuevas oportunidades para la creación de valor al servir mejor a todos sus grupos de interés. Así, en una relación simbiótica entre los conceptos de ‘hacerlo bien’ y ‘hacer el bien’”.
Adicionalmente, los ejecutivos que la consultora encuestó dijeron que el desempeño social impulsa los resultados comerciales de varias maneras. Por ejemplo, percibieron que sus empresas tienen un mayor crecimiento de los ingresos y del ebit que sus pares que van atrás en temas sociales. También reconocieron que tenían mejores resultados en la atracción de clientes y talento, así como en la obtención de capital.
“Cuando se trata de involucrarse en temas sociales, el desafío para muchos ejecutivos radica en descubrir cómo transformar exactamente la acción en un desempeño comercial económicamente sostenible. Recomendamos comenzar con un enfoque en cuatro grupos críticos de partes interesadas (comunidades locales, clientes, empleados y proveedores) e identificar acciones que aborden los problemas sociales de estos grupos y brinden resultados para el negocio”, acotó.
Desde Bain expusieron cuatro puntos que podrían ser claves a la hora de traducir la acción sobre cuestiones sociales en un desempeño empresarial económicamente sostenible.
El primero de ellos apunta en mejorar las condiciones de las comunidades locales. En América Latina el 86% de los consumidores declara que es muy importante que las compañías contribuyan a mejorar la sociedad. Así, quienes descubren cómo mejorar materialmente su realidad cotidiana de sus grupos de interés, también consiguen un impulso en el rendimiento empresarial.
El segundo punto tiene que ver con aplicar la mirada social sobre los clientes y mercados, pues esto puede revelar oportunidades para crear valor en segmentos de consumidores completamente nuevos, incluso en espacios desatendidos.
Invertir en la fuerza laboral actual y futura es algo que también se debe priorizar, mediante el aprendizaje y desarrollo de los empleados. Potenciar este tipo de prácticas permitiría que las compañías pasen de ser «captadores» a «creadores», algo fundamental si consideramos los desafíos que enfrentan las firmas para atraer y retener el talento.
Finalmente, la última recomendación tiene relación con mejorar la resiliencia de la cadena de suministro mediante la construcción de relaciones con los proveedores socialmente responsables para garantizar prácticas justas y equitativas y, al mismo tiempo, hacer que sus procesos de extremo a extremo sean más resistentes.