Con el objetivo de difundir los desarrollos normativos recientes en el ámbito de finanzas sostenibles, la CNMV ha celebrado la jornada: “Hacia unas finanzas más sostenibles”. La conferencia ha contado con la clausura de la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, y el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura.
Calviño ha aprovechado su intervención para recordar cómo el sector privado puede jugar un papel clave, al tiempo que ha admitido la gran aceleración que ha experimentado la transición ecológica a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania. “Tengo claro que no queda otra y en estas situaciones hay que pensar en los desafíos, pero también en las oportunidades, es inexorable que en todos nuestros análisis se incorpore el concepto de sostenibilidad”, ha señalado.
En este sentido, la ministra ha insistido en la importancia de evitar el greenwashing y cómo la regulación contribuye a ello, a pesar de sus complejidades. “Es bueno que Europa haya desarrollado la taxonomía y haya parámetros para guiar a los inversores”.
Asimismo, ha destacado el desarrollo de los bonos verdes, tanto en el ámbito público como privado, señalando que hemos alcanzado la cifra de 53.000 millones de euros emitidos en bonos verdes, perteneciendo una cuarta parte del sector público (14.000 euros). «Para mí es muy satisfactoria la greenium que hemos tenido con la emisión de los bonos verdes del Tesoro. Pone de relieve la conciencia por parte de los emisores públicos de que nuestras emisiones tienen que orientarse en esta dirección si queremos acceder en buenas condiciones a los mercados financieros”.
Por su parte, el presidente de la CNMV ha reivindicado el papel del sector financiero en la transición hacia una economía más verde, señalando que “la finanzas no son parte del problema, al menos de este, sino que pueden ser una parte importante de la solución”. Según ha subrayado: “La canalización del capital financiero en condiciones ventajosas hacia sectores y compañías que lo demanden para financiar la transición es un elemento acelerador”.
Sin embargo, Buenaventura ha recordado que los intermediarios y gestores financieros no actúan por altruismo, actúan porque perciben un cambio profundo en las preferencias de sus clientes, sean minoristas o institucionales, por otro lado, las compañías que lanzan bonos verdes o se presentan como sensibles a la sostenibilidad, lo hacen para asegurar su pervivencia a largo plazo, además, en el corto plazo, compiten con otros emisores por un recurso escaso: la financiación.
La regulación y supervisión: dos palancas clave
Ambos procesos, la competencia por la oferta de fondos de los clientes finales y la competencia de los emisores en los mercados, según ha comentado Buenaventura, son procesos clásicos, pero considera que en esta ocasión se entrelazan. “Si acertamos con la regulación y supervisión puede que hagamos que el viento sople en la dirección correcta”, añade. En este sentido, Buenaventura localiza dos palancas claves: la primera es la regulatoria, que engloba el marco conceptual europeo, el más desarrollado del mundo, y contiene la taxonomía, el reglamento de publicación de información, la directiva de información no financiera y la de due dilligence. La segunda, es la supervisora y “asegurarnos que maquillarnos para salir bien en la foto no salga rentable”.
Echando mano de las cifras, Buenaventura ha señalado que estamos en el camino correcto. Según ha detallado, si tenemos en cuenta la normativa SFDR, a mediados de octubre había registrados en la CNMV 237 fondos de artículo 8 y 14 fondos del artículo 9. Lo que supone algo menos del 35% del patrimonio de los fondos españoles (más de 100.000 millones de euros) destinados a inversiones vinculadas con la sostenibilidad. Además, hay 45 vehículos de capital riesgo con este tipo de características.
En este punto, el presidente de la CNMV ha aprovechado para comentar que la nomenclatura que hemos adoptado en la normativa de clasificar a los fondos como artículo 6,7 u 8 no es la “más acertada desde el punto de vista comercial”.
Respecto a Green MIFID, que entró en vigor el pasado agosto, Buenaventura considera que Europa ha hecho algo que ninguna otra zona ha cometido: “Pasar de la transparencia a la acción, dándole la rueda del timón al cliente para seguir el rumbo que quiera marcar”. Por ello, ha recordado cómo ahora, en cierto modo, quedamos en manos de la evolución de las preferencias de los inversores en materia ESG, que pueden caminar en una dirección de mayor énfasis en la sostenibilidad o en la opuesta. “Observando cómo la sociedad se transforma, mi sensación es que los clientes irán expresando preferencias de sostenibilidad cada vez más fuertes, lo que resultará transformador en la forma en la que se canalizan esos recursos”, opina. “Estamos construyendo un nuevo marco financiero para mejorar el futuro del planeta y nuestras sociedades”, ha concluido.